Capitulo 3

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En Diinlev nos enseñan muchas cosas, una de ellas es como controlar nuestro temperamento. El autocontrol es una de las mayores disciplinas que nos enseñan. En este momento estoy requiriendo de todo mi autocontrol para no gritar de dolor.

Nunca debi haber corrido.

Ahora estoy tirada en medio de porqueria y mis rodillas y palmas arden. Siendo sincera, ni siquiera se porque corrí, fue algo impulsivo y, por cómo me encuentro ahora, estupido.

Despues de revisar que ninguna de mis heridas sean, realmente, graves, me levanto y continuo mi camino de forma tranquila mientras me curo a mi misma. Es algo a lo que no estoy acostumbrada.

De un momento a otro me encuentro debajo de un chorro de luz, en medio de mi concentración no me di cuenta por donde iba pasando.

Hay un hueco en cima de mi cabeza y cuando miro hacia un lado veo que hay una escalera oxidada.

- No puedo haber llegado tan rápido.

Tengo mis dudas, no han pasado más de 8 horas desde que me fui y puede ser riesgoso salir de mi camino subterraneo, sin embargo, una vez que suba podría conseguir que me lleven en alguna carrosa hasta Gontsur. Si buscaba a la persona adecuada podría encontrar a alguien que me llevara escondida.

Sin tomarme otro momento para que las dudas carcomieran mi cabeza, tome la primera barra me impulse y empezé a subir. Mi vestido esta demasiado mojado, lo que lo convierte en un peso bastante irritante, pero saco fuerzas de mi deseo de libertad y continuo subiento hasta salir del acueducto.

Estoy en medio de un campo y el sol lastíma mis ojos.

- ¿Donde cielos estoy?-. Digo para mi misma. Para mi sorpresa alguien responde.

- Estas en Frunche, muñeca.

Me volteo asustada, pero me tranquilizo al notar que quien me ha hablado es una anciana.

-Tranquila, cariño. ¿Estas bien?.

- Si... yo...mmm... yo necesito llegar a Gontsur.

-Mi nombre es Marbeth, ¿porqué no entras un momento?.

- No puedo quedarme mucho tiempo.

- Encontrare una manera para que puedas llegar a Gontsur.

Despues de pensarlo profundamente por 3 segundos, acepto.

Su casa es acogedora, llena de bordados y flores. Aunque me estoy muriendo de sed sé que no puedo confiar ciegamente en Marbeth sólo por ser una anciana, así que cuando me ofrece té helado, me niego con un "No" que rasga mi garganta.

- Dime, niña. ¿ Qué tanta prisa tienes por llegar a Gontsur?.

- Bastante. De hecho debería irme ya mismo y continuar mi camino.

- ¡Espera!-. Exclama al ver que me esoy levantando. Solo ahora me doy cuent de que Marbeth tiene un enorme y honesto corazón, de otra manera no me hubiera dejado entrar en su casa de la forma en la que estoy.- Escucha... mi esposo viajará mañana hacia Gontsur, si quieres, el podría llevarte.

- No quiero incomodar.

- Tonterías, mi niña. Sería unplacer poder ayudarte -. En sus ojos reconozco algo de nostalgia y melancolía.

- Puedo hacerle una pregunta.

- Pregunta.

- ¿Por qué me esta ayudando?

No me responde inmediatamente sino que se toma su tiempo.

- Tuve una hija, hace muhco tiempo. Ella partió a la ciudad, a Cuven, por alguna razón se extravio y... mmm no hubo nadie que la ayudara. Ella murió por que nadie estuvo dispuesta a ayudarla. No quiero que a nadie más le suceda eso.

Sus palabras me dejaron inmovil. Acababa de decirme algo tan personal, tan doloroso.

Mis fantasmas los mantenia siempre encerrados, pero ella habia desnudado parte de su alma frente a mi en menos de un minuto.

- No se que decir.

- No te preocupes, nunca hay nada totalmente correcto que se pueda decir en este tipo de situaciones. Pero me aliviaría poder ayudarte.

Cuando me di cuenta que no podríanquedarme y seguir la vida para la que me criaron sabia que iba tener que tomar decisiones de un momento a otro, dicisiones que no siempre iban a ser correctas. Ahora estaba frente a la primera.

- ¿ A qué hora partiremos ?.

Algo en su sonrisa me dijo que habia tomado la decisión correcta.

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