Capítulo 5

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Naruto durmió algunas horas y cerca de la puesta de sol se levanto. Se coloco un kimono azul marino y sandalias con medias. Bajo del segundo piso y al entrar al comedor, vio a Konan mirando al patio trasero apoyada en la ventana amplia de la cocina.

Se acerco y la escucho suspirar. Había aprendido mucho de ella, y aun así, no la conocía completamente. Pero la comprendía.

-¿La extrañas verdad? –le susurro apoyándose junto a ella

-¿A quien? –dijo con melancolía

-La lluvia –contesto el rubio mirando el patio

Ella se sorprendió, ¿Cómo lo había descubierto?

-hace algunos meses que estuve pensando en instalarnos. –le confeso el hombre- no me decidía por que me era cómodo viajar de aquí para allá.

-¿Y entonces? –le susurro Konan

-una noche desperté en un hotel que habíamos elegido y te vi afuera, parada en la lluvia. Entonces pensé que extrañabas tu casa, Amagakure.

-no puedo evitarlo –susurro apenas-y al mismo tiempo volver…seria doloroso sin Nagato y Yahiko.

-algo se agito dentro mío, -declaro serio- el suave perfume de los cerezos de Konoha, la briza de la tarde, el sol cayendo detrás de los rostros de los Hokage.

-también lo extrañabas –asintió Konan- es natural, toda tu vida viviste aquí.

-pero fue como si lo recordara luego de verte, -dijo el rubio confuso- una vez mas, me salvaste. Me guiaste por el camino de regreso. Tal como en el infierno. -sonriendo

Ella acaricio el rostro y suavemente recorrió con sus dedos las marcas en el. Naruto era muy sensible a esas caricias y no pudo evitar ronronear suavemente. Ella sonrió, por momentos podía ver al antiguo Naruto. Un privilegio que solo ella tenía. Se miraron tiernamente y ella volvió a observar el patio trasero.

-quiero un jardín enorme aquí atrás –le anuncio la mujer- una fuente de agua, flores, pasto y muchos arboles.

-te conseguiré lo necesario en los Yamanaka –le aseguro el rubio- y Yamato nos ayudara a que pronto, el lugar este listo.

-¿Qué quiere cenar? –le pregunto complacida

-tengo que salir, -dijo serio- por hoy tienes descanso de mis acosos –sonriéndole

Ella sonrió contenta y le capto la intensión:

-iras de "cacería" no?

-si tu no me das lo que deseo, -dijo perverso- tengo que conseguirlo con alguien mas. –sonriendo

-eres digno alumno de Jirayja-sama, -le señalo alejándose- te matare si te metes en mi alcoba.

-una noche de estas, entraras tu en la mía Konan-san –sonriendo- es el destino.

-je si, tu creyendo en el destino –dijo Konan subiendo las escaleras- que buena broma.

La tienda de armas Nakamura era famosa en todo país del fuego. Durante 50 años había proveído de las mejores armas a la aldea de la hoja y sus aliados. Cercana a la montaña, la casa y forja de la familia era donde los materiales se fundían y se les daba la constitución. Luego eran llevadas a la tienda en el centro de Konoha y allí, los Shinobi incrementaban su arsenal por un buen precio.

Tenten cuidaba la tienda familiar esa tarde, su hermano mayor Shio lo había hecho por la mañana y era su turno ahora. La chica comprobó el inventario y todo estaba en orden. Buenas ventas, sonrisas varias y un cliente que se atrevió a decir lo bella que se encontraba el día de hoy.

Amor Perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora