01; Lápiz

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El sonido de la pequeña campana situada sobre a puerta principal en anuncio a visitantes saco de su trance con la televisión a Hyunjin, que en ese momento se había sumergido en un drama estadounidense que le pareció de lo más cómico e interesante.

–¡ Lost and Found, bienvenido sea! – Hablo una vez apago el televisor. El pelinegro se encontraba en una recepción similar a la de un hotel, detrás suyo un tablero con centellares de llaves y respectivos números. Sobre su cabeza un cartel neón con el nombre del establecimiento.

Su mirada se encontró en el visitante, un chico castaño claramente menor, aunque no demasiado. Se notaba un poco tímido ya que permaneció pegado a la puerta de entrada sin siquiera decir palabra alguna. Hyunjin le dedico una amplia sonrisa.

–¡Hola, chico! Soy Hwang Hyunjin, encargado de entregar lo que alguna vez se perdió. – El pelinegro realizo un a ademan en su diestra para que el menor se acercara, cosa que hizo aun con aires de timidez, ocultando su rostro. – Hey... no temas.

–L-Lo siento... es mi primera vez aquí.

–¡Oh, eso es genial!

El menor alzo su cabeza, dejando cautivado a Hyunjin con esos ojos negros y profundos, pero a la vez llenos de brillos y vida. Eran sumamente expresivos. Nunca antes había visto algo similar.

El pelinegro volvió a realizar un ademan, esta vez para que esperara unos segundos. Camino en tormo a la habitación detrás de él para buscar un cuaderno, regresando luego a la recepción donde el castaño había esperado pacientemente. Aquel cuaderno lo utilizaba para registrar a todo visitante, en una manera de llevar una botánica personal si es que alguna persona regresaba y a su vez una bitácora para el conteo de visitantes por día, semanas, mes y años.

–¿Nombre, edad, ocupación? – Pregunto Hyunjin una vez sacó su bolígrafo color rosa de Sailor Moon, un regalo de una vieja visitante de siete años que decidió regalárselo luego de su visita. Realmente lo atesoraba.

El menor sonrió con levedad al ver aquel bolígrafo, volviendo luego a su semblante calmado para responder.

–Kim Seungmin, 24 años, estudiante.

El mayor anoto todo en su respectivo lugar, siguiendo a la hora de visita. Exactamente a las 10:00 am.

–¿Has traído la fotografía, Seungmin?

El menor asintió antes de entregar lo mencionado al pelinegro. La fotografía de un lápiz con unas iniciales "HM" escritas a un costado. A un lápiz amarillo común y corriente, un poco mordido en la parte del borrador, y se notaba que iba a la mitad de su tamaño real. Hyunjin coloco la fotografía en el espacio designado debajo de la información personal del visitante.

–Encontraremos tu lápiz, ¡no lo dudes! – sus palabras hicieron sonreír con amplitud al menor, dejando ver unos dientes peculiares y tiernos.

El mayor volteó el tablero de llaves, tomando la respectiva para el nivel de "Bolígrafos, lápices y gomas de borrar".

–Vamos, acompáñame.

Hyunjiin salió del cubículo de recepción para caminar al ascensor, seguido de Seungmin detrás. Llamó a este y ambos entraron, aunque ese no era un ascensor común y corriente. En lugar de tener botones que llevaban a los niveles, tenía una única ranura donde el pelinegro metió la llave y la giró. Las puertas se cerraban y el aparato se puso en marcha al nivel respectivo.

El mayor no dejaba de sonreír, aunque el objeto perdido no era tan extravagante, el ser capaz de entregarlo a su dueño en la mejor recompensa de todas. La mirada de Seungmin observaba con disimulo los gesto del pelinegro, provocándole también una leve sonrisa.

–¡Llegamos!

Las puestas se abrieron, todo el lugar se mostraba sumamente oscuro, no era un nivel visitado con frecuencia ya que esos objetos no solían ser "importantes" para las personas. Hyunjin se adelantó para encender la luz, un piso tipo penthouse sin ningún amueblado más que cientos de repisas y estanterías se encontraba dentro.

–Lamento el desorden, no me he tomado el tiempo de reacomodar todo. No es un piso usual.

–Ningún problema.

Ambos entraron, finalmente, recorriendo entre los pasillos que formaban las estanterías. El área de lápices se encontraba en el costado derecho, repleto casi en su totalidad por los típicos lápices amarillos. Seungmin no tardo en buscar entre los miles de lápices, mientras Hyunjin tomó uno de ellos para dibujar un lindo cachorro sobre la pared, algo sencillo y rápido pero que no pasó desapercibido por el castaño.

–Eres tú, Seungmin. – señalo el dibujo, sonriendo con amplitud e incluso soltando una leve risa rasposa, ganándose una risilla por parte del menor. Luego de ello ambos se dedicaron a buscar el objeto perdido, Hyunjin conocía bien el lugar, a pesar de tener niveles repletos de objetos, él encontraba las cosas sin mayor dificultad. No tardaba más de media hora en satisfacer al visitante con la recuperación de lo perdido.

Pero en esa ocasión, el objeto no aparecía. El pelinegro había empezado a sentir agobiado luego de una hora de búsqueda. ¿¡Cómo era posible no encontrar el objeto perdido!? Seungmin suspiro, posando una mano sobre el hombro del mayor y dedicándole una tranquilizadora sonría.

–Debo irme ya. No te preocupes por el lápiz.

Por más esfuerzo que Hyunjin pudiese poner a ello, el lápiz no aparecía. Ya no tenía caso en seguir con ello. Abatido, guio al menor de vuelta a la recepción.

–Muchas gracias, Hyunjin.

El castaño agradeció con una leve sonrisa antes de salir del lugar, dejando a un frustrado chico dentro.

Intento volver su atención al drama que le dejo encantado, pero no podía sacar el objeto perdido de su cabeza. Esa era la primera vez que fue incapaz de encontrar lo que alguna vez se perdió.











Lost and Found  [hyunmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora