11; Lo que perdí

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Despertó en la recepción, su respiración estaba agitada y pesada, sus pulmones no siendo satisfechos por la irregularidad en el oxígeno. Sus orbes, ligeramente desorbitados, se paseaban por toda la habitación, hasta que se detuvieron de golpe al ver al chico castaño observándole desde una esquina.

— ¿Seung-

—Recuérdame.

— ¿Qué­...?

—Recuérdame.

El rostro de Hyunjin no denotaba más que confusión y frustración. No podía comprender esa petición. ¿Recordarlo? ¿Acaso le conocía antes de el primer día que entro a Lost & Found?

El mayor cerró sus ojos, inhalando y dando a sus pulmones un poco de alivio. Al exhalar, abrió sus ojos, solamente para notar que el castaño había desaparecido. Exaltado, Hyunjin se levantó del suelo y corrió hasta el mostrador, en busca de la bitácora. Se llevó una enorme sorpresa cuando las fotografías se encontraban en blanco, cada una de ellas.

— ¿Qué mierda? — Hyunjin empezaba a sentirse más que agobiado, creía que estaba perdiendo la cordura. Pasaba las hojas del cuaderno con rapidez, hasta que se topó con la última entrada registrada de Seungmin.

La fotografía de la sortija era la única que no se encontraba en blanco. Sin embargo, ahora era diferente. En ella se podía ver a un chico castaño luciendo la sonrisa más alegre antes viste, alzando su mano y esperando que un anillo fuese colocando en su dedo.

Los ojos de Hyunjin se abrieron de par en par al ver la persona que sostenía la sortija: se trataba de él.

Las palabras de Seungmin sonaron en su cabeza, como le había pedido que recordase, que necesitaba a su esposo de vuelta.

Las manos del pelinegro se volvieron temblorosas, dejando caer al suelo del cuaderno. Segundos después, sintiendo su cuerpo pesado cual piedra, cayó de rodillas, sintiendo su cabeza a punto de explotar por el dolor.

Grito. Con tanta fuerza que las venas en su cuello y frente se resaltaban. Ambas manos se colocaron en su rostro, cubriéndolo. No sabía qué hacerme se sentía la persona más perdida y destrozada de un momento a otro.

— ¡Recuérdame! — la voz de Seungmin giraba en sus pensamientos, torturándole. — Regresa a mí.

Hyunjin alzo su mirada, y sus ojos no pudieron evitar llenarse de cristalinas lágrimas. La recepción había desaparecido, ahora se encontraba en un ambiente completamente blanco, que parecía no tener inicio ni fin. Frente a él se veían las fotografías, mostrando en ellas una especie de película.

—Mis... Mis recuerdos. — Hyunjin empezaba a entender. Con pesadez se acercó a la primera foto, la del lápiz. Se veían a dos niños, uno de ellos entregando un lápiz amarillo al otro mientras ambos sonreían. — El día que nos conocimos...

A pesar que su cabeza dolía como el mismísimo infierno, todo eso que perdió volvía a él, y se sentía aliviado. Las lágrimas ahora adornaban su rostro, y una leve sonrisa se iba dibujando conforme caminaba observando cada una de las fotografías.

—Nuestros días en el colegio, en la universidad, nuestro primer beso, nuestra boda, nuestro cachorrito... — Su mirada termino en una fotografía en particular, aquella destinada al auto.

Ese llanto que denotaba felicidad se trasformó a uno lleno de dolor. Lo único que podía veré era a Hyunjin conduciendo, a un lado se encontraba Seungmin. Ambos sonrían, iban de camino a celebrar su aniversario, hasta que la luz de otro automóvil le cegó. — ¿Qué...?

El cuerpo del pelinegro empezaba a sentirse débil, otra vez el dolor en su cabeza era tan fuerte que sentía desmayar. Cayó al suelo, gritando con todas sus fuerzas y sin parar siquiera un segundo, colocándose en posición fetal y ocultando su rostro completo, además de cerrar sus ojos con fuerza.

—¡Señor Hwang, calma! — Pudo escuchar una voz femenina, sin embargo los gritos de Hyunjin no se detenían en absoluto, su cuerpo estaba reaccionando de una manera tan destructiva que llego incluso a enterrar sus uñas contra su propia piel. — ¡Traigan ayuda!

Y fue al momento que sintió tacto sobre su piel, que regresó de su trance. Su desorbitada mirada se paseó por el lugar, un espacio de paredes beige, una ventana con cortinas blancas, una camilla en el medio de la habitación y muchos aparatos extraños. Sus orbes se encontraron luego con una mujer y un par de hombres en ropa celeste, sosteniéndole.

— ¿D-Dónde estoy?

—Dios... es un alivio que se calmara. — La señora dio la orden que le dejarán en la camilla, Hyunjin permanecía asustado y confuso. — ¿Qué ha pasado para que actuaras así, Hyunjin?

— ¿Estoy en un hospital?

—No, Hyunjin, no soy un cliente. — La mujer estaba tan acostumbrada a decir ello, que siquiera analizo las palabras del pelinegro hasta segundos después. Ella abrió sus ojos en completa sorpresa. — Estera ¿reconoces que estas en un hospital? — El pelinegro asintió, leve. — D-Dios...

— ¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde está Seungmin?

—Al fin recuperaste tu memoria. — La mujer se sentó al lado del chico en la camilla. Debía ser cuidadosa y no causar más conmoción a la mente del pelinegro. — Hyunjin, tú sufriste un terrible accidente hace un año.

— ¿Qué ocurrió? — La voz del chico sonaba quebrada, quería llorar de nuevo. Ahora todo cobraba sentido para él.

—Un conductor borracho colisiono contra tu auto. Seungmin sufrió el mínimo daño, pero tú no... pasaste cinco meses en coma y seis meses en un estado de amnesia y delirio debido al trauma del accidente. Te cerebro sufrió muchísimo daño.

Hyunjin sollozo, de nuevo. La mujer se apresuró a abrazarle, durante todo ese tiempo ella había cuidado de él, aguantando ese mundo imaginario que el pelinegro había creado. Cada vez que entraba a la habitación, el chico creía que se trataba de un nuevo cliente.

—Seungmin te visito cada día sin falta. — Ahora comprendía la razón que el menor llegaba y se iba a horas exactas, era e horario de visita del hospital. — Sabíamos que pronto te recuperarías, luego de muchísimos meses, lograste recordar a Seungmin como un "cliente" habitual en Lost & Found.

— ¿A-Antes de eso no le recordaba en absoluto?

La enfermera negó con su cabeza, haciendo al pelinegro sentirse de lo peor.

—Lo necesito.

—Lo llamare. Debe enterarse de las buenas noticias. Además, necesitamos hacerte exámenes y verificar que todo esté bien.

Hyunjin observó como la mujer salía de su habitación. Tener sus recuerdos de vuelta le resultaba agobiante y hermoso al mismo tiempo.

Una melancólica sonrisa se dibujó en su rostro. Necesitaba al amor de su vida a su lado, y pronto lo tendría.
















Lost and Found  [hyunmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora