02; Pelota

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El sonido del despertador inundó la habitación silenciosa de Hyunjin, causando que este soltara quejidos mientras giraba en la cama y se aferraba con mayor fuerza a la almohada que solía abrazar. Era uno de esos días donde deseaba ser uno con su preciosa cama, volverse un vegetal y no despertar en siglos.

Todos tenían días como aquel, ¿no?

Aunque el sonido d la alarma volvió a inundar sus oídos. Con molestia y sus ojos semi cerrados, observo la hora; las ocho con cinco minutos.

–¡Yah, que molesto! – sus movimientos eran torpes cuando alzó su diestra y golpeó el aparato para apagarlo. Se levantó con lentitud, como su cuerpo pesara demasiado, quedándose sentado en la cama. –– Ojalá pasen algo interesante en la televisión hoy... – Hablo para sí mismo, algo que acostumbraba hacer.

Luego de llevar a cabo una enorme batalla mental, logro levantarse del todo y darse una ducha. ¡Una buena elección! El agua fría l devolvieron la vida y alegría a ese adormilado ser. Ahora luciendo una sonrisa, se dispuso a vestirse y preparar el desayuno.

Llego más tarde de lo habitual a la recepción de su trabajo. Y esperaba no hubiera llegado visitantes en ese periodo de tiempo donde dejo a sus caprichos ganar por sobre su responsabilidad. Observo la hora en su reloj de pared, faltaban quince minutos para las diez de la mañana, vaya que perdió tiempo.

Hyunjin recostó su barbilla contra la palma de su mano mientras se entretenía con unas caricaturas en el televisor. Por las mañanas la programación no era la mejor, pero disfrutaba del humor que esos cartoon infantiles podrían proporcionar.

Sin embargo, poco fue su tiempo de entrenamiento. El sonido de la campana en la puerta se hizo presente, causando un pequeño salto asustadizo en el pelinegro y obligándole a pagar el aparato.

––¡ Lost and Found, donde encuentras lo que alguna vez perdiste! ¡Bienve- – el chico freno sus palabras al notar quien era quien había entrado al establecimiento... curioso en verdad. – Seungmin, vaya, bienvenido de nuevo.

El rostro del menor se notó más que sorprendido. Esos orbes negros que tanto llamaba la atención de Hyunjin se llenaron de brillo y vida.

–Hola, Hyunjin...

–¿Vienes de nuevo por el lápiz? ¡Oh, espera! – siquiera permitió que el castaño contestara, el mayor corrió a la habitación trasera para tomar el cuaderno donde, el día anterior, anoto los datos del visitante de linda sonrisa. – En fin, ¿el lápiz? – Continuó, una vez estuvo en la recepción.

El menor negó con lentitud mientras mordía con suavidad su labio inferior. Sí que era tímido, en contraste con la extroversión de Hyunjin.

Seungmin le entrego una nueva fotografía al mayor, se trataba de una pelota de soccer común y corriente, aunque tenía manchas cafés por todo el forro, claramente siendo de lodo. El mayor asintió y busco su fiel bolígrafo de Sailor Moon para anotar los datos respectivos; ya conocía el nombre del menor, su edad, y ocupación. La hora de visita fue la misma, 10:00, y luego coloco la fotografía en el lugar indicado.

–¡Encontremos esa sucia pelota!

El mayor aun sentía cierto desconcierto por no haber sido capaz de encontrar el objeto del día anterior. Estaba comprometido a encontrar se balón como si su vida dependiera de ello.

Tomando la llave, ambos se dirigieron al ascensor dispuestos a ir al nivel de "deportes de balón"

–Lamento no haber encontrado tu lápiz ayer... Yo, ¡esto jamás había pasado!

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del castaño.

–No te preocupes, Hyunjin.

–¡Pero- – sus palabras fueron callada por el sonido de la campanita indicando que habían llegado al nivel deseado. Las puertas abrieron dejando ver una habitación completamente diferente a la del día anterior. Esa asemejaba al exterior, con un cielo iluminado y azul, adornado de esponjosas nubes y el suelo de concreto, montones de pelotas se divisaban, además de otras cosas relacionadas con distintos deportes que involucraban balones.

Seungmin se mostró un tanto impresionado por la iluminación del lugar, parecía entrar en un mundo nuevo, siquiera se sentía que ello fuese una habitación. Era como estar al aire libre en un parque.

Hyunjin corrió lleno de animo a tomar el primer balón de soccer que se cruzó en su camino, haciendo unos pocos trucos en entretenimiento al menor, quien rio con levedad.

–¿Un partido, Seungminnie?

–Me parece una idea genial.

–¡Quien anote cinco goles, gana!

Ese comportamiento era común, al menos para el pelinegro de bonita sonrisa. Solía hacer algo más que simplemente buscar a las habitaciones que se dirigía, quería hacer sentir cómodo a los visitantes y entablar algún tipo de relación con ellos.

Solo así no se sentía tan solitario y apartado de la vista humana común y corriente.

Entre risas escandalosas, ambos jugaron a ese pequeño partido sin sentido. Seungmin era bueno en verdad, Hyunjin se veía obligado a abrazarle por la espalda para inmovilizarlo y robarle el balón. Aunque, a pesar de sus trampas, el castaño termino ganando.

–Eres pésimo.

–¡Yah! Es trampa. No sabía que fueses un profesional en soccer.

–No lo soy, Hyunjin. ¡Tú eres muy malo jugando! – el menor rio debido al fingido rostro indignado del mayor, soltando luego entre risas: – Hasta Chan es mejor que tú...

–¿Ah, Chan?

Seungmin pestañeo, no había notado que aquel comentario se le escapo.

–Un amigo. – comento, con cierta aire melancólico y de tristeza. Hyunjin ladeo su cabeza, sin entender el cambio abrupto de humor.

–Vamos, vamos, tu objeto perdido no se encontrara solo.

Hyunjin quería animarle de vuelta, por lo que tomó del brazo al menor para obligarle a correr en dirección a la enorme montaña de pelotas, diferentes tamaños y colores se podían divisar. Ambos se dispusieron a buscar, obviamente el pelinegro con mayor energía y entusiasmo que Seungmin.

Una hora transcurrió, y el objeto no aparecía en ningún sitio. Una vez más, atormentado la consciencia de Hyunjin. ¡¿Ahora serian dos objetos sin haber encontrado?! Su respiración se agito, y Seungmin pudo notarlo con facilidad.

La diestra del castaño se posó sobre su hombro, dedicándole al mayor una sonrisa tierna y despreocupada. Una sonrisa hermosa, como la clasificaba Hyunjin.

–No te preocupes por esa sucia pelota. Deo irme ya.

–S-Sí...

Tal y como paso ayer, el menor se despidió con un ademan en su mano y el silencio reino segundos después en la recepción.

Una vez más, Hyunjin fue invadido con ansiedad por no ser capaz de cumplir su trabajo.











Lost and Found  [hyunmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora