"Y puedes querer a quién quieras
Chicos y chicos y chicas y chicas
Bienvenidos a Nueva York
Los ha estado esperando...."
Taylor se acercaba a la "Gran Manzana". Por la ventanilla visualizo la hermosa ciudad iluminada a sus pies. Allí abajo se encontraba el mejor lugar del mundo (uno de sus favoritos en realidad). Pronto disfrutaría de la calidez de sus verdes parques desapercibidos entre los altos edificios y rascacielos. ¡Estaba ansiosa! Pronto se mudaría a su nuevo departamento, la fecha se iba acercando. Suspiro e intento no pensar demasiado en lo que le esperaba en el Time Square, siempre sentía nervios antes de un show, no porque se sintiera insegura de su voz, al contrario, generalmente sus pies tenían toda su atención mientras actuaba, digamos que, el 99% de las veces ellos y su cerebro no tenían una buena relación y eso la llevaba a tener buenos términos con el suelo, de hecho, si lo pensaba bien, era su relación más larga hasta el momento.
Olivia maulló obteniendo su completa atención. Ella la miro desde su asiento en el avión.
-¿Esta cómoda señorita?-pregunto sonriendo.
Olivia la miro con sus enormes ojos azules. Estaba sentada de esa forma tan extraña que tenía, doblada en dos, con las piernas abiertas y la cabeza echada hacia atrás. Taylor rio y le hice una pequeña caricia en el lomo.
Sus gatas tenían su propio trono dentro del transporte aéreo. Había algo que le gustaba especialmente en los gatos. Culturas egipcias los consideraban animales muy superiores para tenerlos como mascotas, pero para Taylor solo eran dos malcriadas que adoraban las cámaras, y lo más importante, solo pedían comida a intercambio de su amor...¿Tener dos gatas era de ancianas?, pensaba mucho en eso y esperaba que no fuera cierto.
La llamada de aterrizaje la distrajo, sonrió a olivia, aunque esta no hizo ningún gesto de haber comprendido su comportamiento humano. Abrocho su cinturón mientras sentía nervios amenazantes en su estómago, <<cálmate>>, trato de tranquilizarse en vano, algo dentro de ella le decía que sus inquietantes nervios se debían a algo más que a su presentación, se rio dándose cuenta de lo ridícula que era. A veces se sorprendía de sus supersticiones.
La bajada del avión vino con gritos, cámaras y flashes en todas las direcciones, trato de mirar donde pisaba mientras era guiada por dos grandulones de seguridad y como podía alzaba sus manos a modo de saludo y gratitud para las miles de personas que gritaban su nombre. Ya dentro del auto que la llevara al maravilloso Times Square, se relajó escuchando un poco de música desde su iphone. La tranquilidad la embargo por completo cuando los primeros acordes de la guitarra comenzaron a sonar, admiro el oscuro paisaje que encaminaba a la ciudad que nunca duerme, donde como era de esperar había un montón de personas más, no tenía ni idea con quienes compartiría escenario. Solo esperaba que fuera U2...siempre era una buena ocasión para ver a bono.