Taylor caminaba hacia su café favorito en New York. Su bufanda volaba a un lado de su cuello y sus manos se frotaban contra la tela de su abrigo intentando hallar, en vano, algo calor. Comenzaba a sentirse más cómoda en las calles de la gran ciudad, muchas veces le aterrorizo la idea de mudarse a la gran manzana, implicaba miles de cambios, tanto en el ambiente que era muy distinto al que estaba acostumbrada, como también en las personas que en comparación a su antiguas residencias eran mucho más alocadas, totalmente fuera de su zona de confort.
Pero a la vez sentía la llamada que le proyectaba este magnifico lugar. Grandes carteles, parques entre centenares de edificios y lugares exóticos poco conocidos que mantenían su existencia en secreto. No importaba donde dieras la vuelta o cuantas veces pasarás por el mismo lugar, nunca conocerías bien sus rincones, poseedores de grandes tesoros desapercibidos ante el rápido paso rutinario del hombre moderno, donde hay estrechas puertas de un rojo apagado tan pobres en su decorado que piensas que no puede haber nada bueno detrás de ellas, pero en cuanto las atraviesas la impresión te pega una bofetada que te hace caer fuertemente de espaldas.
Siempre se sentía atraída por lo oscuro y peligroso, logrando que ignorara a su cerebro que repetía continuamente que se fuera por lo seguro y conocido <<Su corazón siempre lograba ganar la partida>> . El corazón a pesar de tener buenas intenciones era impulsivo e inconsciente, por lo tanto, le impulsaba a ir por el callejón sin luz esperando encontrar una salida al final del túnel, y Taylor caminaba al ritmo del latido de su guía en vez de pasar por la calle iluminada que tomarían las personas con mayor sentido común, haciéndole caso al supuesto cerebro que llevaban dentro de sus cabezas. Sabía que camino tomar por su seguridad, y siempre elegía ciegamente el tirarse por un precipicio hacia el vacío para ver que había al final de este, no siempre terminaba recostada en un cálido colchón de plumas, la mayoría de las veces eran púas que atravesaban a su soñador corazón.
Había algo muy diferente con respecto a new York, podía tener su apariencia urbana, sobrepoblada, con enormes calles transitadas por amarillos taxis, tan gigante que llegaba a intimidar. Ella era una aguja en el pajar...Pero la ciudad era como un nuevo colchón. Un suave, lindo y cómodo colchón de las más finas plumas.
(...)
Su mano fue a parar a la puerta de su destino para luego empujar y adentrarse al cálido café, que se encontraba entre una tienda de pasteles y un lugar donde tatuarse; Algo bastante extraño a decir verdad, pero que sin embargo le encantaba. Era lo que traía new York, podrías encontrar una funeraria y a su lado una tienda de decoraciones para cumpleaños.
Suspirando de alivio por la calefacción que proporcionaba el lugar. Taylor se movió y comenzó a caminar entre las mesas para llegar a su puesto favorito de todo el local.
<<Debería estar ordenando el departamento>> pensó una desanimada Taylor mientras tomaba asiento. Sabía que a estas alturas tendría que ya haberlo amueblado y haberse encargado de desocupar las cajas, pero la falta de tiempo y preocupación no le permitían hacer nada más que ir a tomar un café y pensar sobre las cosas que le estaban quitando el sueño.
Su nuevo disco estaba en preparación, había decidido en miércoles anteriores parecidos a este que dejaría el country para entregarse a la sobreexplotada y comercializada industria del pop. Siempre le había gustado el pop, el country se le daba bien y le encantaba, pero no tenía competencia en este género, hacer pop era lo que ella realmente siempre había querido, y lo tomaba como un desafío, un cambio radical al que no sabía como iba a reaccionar su público.
Red había dejado le vara muy alta, y su nuevo álbum tenía que superar aquello con un denominado Pop retro pero sin perder su esencia en el proceso. <<¡Tampoco mis uñas!>> pensó. Sentía que andaba por el camino de Dante y esperaba encontrar el paraíso después de pasar por todo este infierno, sus cutículas serían la prueba de eso. Tomó un respiro y exhaló para animarse. Tenía mucho trabajo y estaba un poco frustrada consigo misma <<Estoy en blanco>> Las letras no fluían por su mente y no sabía como remediarlo.