Capítulo 24: Arco Xu: Gao Yan

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El cuidador de Xu Biyu estaba alquilando una pequeña casa. Apenas tenía suficiente espacio para él, una niña de ocho años y la gran cantidad de libros y papeles por todas partes. Gao Yan era un joven que parecía un poeta pobre del campo. Era alto, delgado y tenía un aire ligeramente distraído sobre él, como si estuviera pensando en otra cosa. Gao Yan no parecía tener un semblante firme en lo absoluto. No había un hábitat que Wei WuXian pudiera considerar más adecuado para él que las desordenadas y mal combinadas pilas de libros y poemas.

Cuando Wei WuXian y Hua Cheng llevaron a Xu Biyu de vuelta con su conejo, él simplemente suspiró y los dejó entrar. Les ofreció té y aceptaron. Una vez hecho eso, Gao Yan miró a Xu Biyu aferrándose defensivamente a su conejo y suspiró con decepción. Parecía que lo había hecho mucho.

—A-Yu, te dije que te olvidaras de ese conejo— dijo suavemente, pero aun así regañándola —Es lo mejor, ¿recuerdas? ¿No quieres olvidar todos esos recuerdos dolorosos? El conejo los traerá.,. todos de vuelta. Es mejor dejarlos atrás.

La voz era muy reconfortante y relajante. La forma en la que hablaba era casi triste. Wei WuXian casi podría dejarse engañar y pensar que Gao Yan estaba dando buenos consejos. Xu Biyu parecía desgarrada, la terca mirada que había estado en su rostro en la oficina del Maestro Gu había desaparecido hace mucho tiempo. Era lo más pequeña e indefensa que se había visto desde que Wei WuXian la había conocido.

—Seguramente no todos los recuerdos son dolorosos— dijo repentinamente Hua Cheng, —incluso algunos dolorosos podrían ser atesorados si tienen que ver con alguien que amas. Ese conejo; ¿No dijiste que te recordaba a alguien importante para ti?

Xu Biyu parpadeó hacia él con los ojos muy abiertos. Ella asintió.

—Un querido amigo— confirmó.

—No he conocido a este 'querido amigo', A-Yu. ¿Dónde está?— Preguntó Gao Yan, sonando preocupado.

—No lo sé— dijo Xu Biyu, claramente tratando de no llorar.

—Hablaremos de eso más tarde, A-Yu— dijo Gao Yan, suspirando nuevamente. Se perdió el que Hua Cheng abriera la boca para continuar con el tema. Había una obstinada inclinación a los rasgos de Hua Cheng, pero no se opuso a dejar de lado el tema.

Wei WuXian estaba impresionado. Claramente, Hua Cheng no estaba tan inafectado como parecía. Esa fue la mayor emoción que había visto en él. En cuanto a la situación en sí, Wei WuXian no vio lo que estaba mal con que Xu Biyu mantuviera el conejo. Al final, ¿no era su elección? Ella debería decidir si valdría la pena conservar el conejo y cualquier recuerdo que tenga adjunto. Wei WuXian esperaba recordar el decirle a Xu Biyu eso antes de irse. Los recuerdos de sus padres habían sido dolorosos al principio, pero, muchas veces antes, Wei WuXian deseó haber podido aferrarse a algunos de ellos en lugar de apartarlos hasta que se desvanecieron.

—¿Podemos preguntarte sobre algunas cosas?— Preguntó Wei WuXian.

—Oh, sí— dijo Gao Yan, parpadeando hacia ellos como si los hubiera olvidado —A-Yu, ¿por qué no vas a tu habitación?

Xu Biyu accedió y se fue. Hua Cheng seguía frunciendo el ceño.

—Comencemos por el principio— decidió Wei WuXian —¿Cuándo fue la última vez que viste a alguien de la familia Xu?

—Oh, en una fiesta el día antes del incendio— dijo Gao Yan, dejándose caer en su silla, —los vi a todos. Un grupo de nosotros de la capital vino y el Maestro Xu nos recibió. Pasamos la noche bebiendo, discutiendo sobre poemas y disfrutando de la cocina de Madam Xu. Muchos de nosotros, incluyéndome a mí, habíamos venido para obtener las opiniones del Maestro Xu sobre nuestros poemas. Algunos otros del vecindario también habían sido invitados. El Maestro Xu estaba revisando nuestros poemas y hablando con todos nosotros. Madam Xu era la anfitriona perfecta. Su hija mayor, Xu Baoli, había estado tocando el guzheng. A-Yu había estado merodeando antes de que Madam Xu la acostara temprano. Todos nos fuimos tarde. Fui uno de los últimos en salir con algunos otros. La mayoría de nosotros pasamos el día siguiente deshaciéndonos de las resacas. Estuve fuera hasta tarde la noche del incendio; Me parece mejor salir a caminar para liberar mis pensamientos e inspiraciones antes de irme a dormir. Vi humo y conmoción proveniente de la dirección de la casa del Maestro Xu. Corrí allí, encontrándome con mis compañeros de la capital. Ver la casa en llamas así...

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