Capítulo 30: La Dama del Pozo

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Era una ciudad bastante grande. El mercado estaba animado. La gente caminaba y hablaba por todas partes. El olor a comida callejera combinado con una multitud de personas que podrían inclinarse a mejorar su higiene era abrumador.

En general, no fue una experiencia agradable para Lan Wangji.

Esto no era nuevo. A Lan Wangji rara vez le gustaba estar entre otras personas. Prefería la serenidad y la belleza de la naturaleza, no el ambiente bullicioso e inductor de un dolor de cabeza de una ciudad. Pero había escuchado rumores de que la gente desaparecía después de la puesta de sol en esta ciudad y aquí estaba él.

Lan Wangji caminó por la calle principal. No hizo ninguna indicación de haberse dado cuenta de cómo la gente le ofrecía un espacio mucho más amplio que a la persona promedio. Con la facilidad de una larga práctica, no prestó atención a las chicas que se apartaron para reírse y susurrar sobre su apariencia.

Cuando la primera flor fue lanzada, él simplemente bajó la cabeza en reconocimiento y continuó. Algunas flores más fueron lanzadas. Lan Wangji deseó que no lo hubieran hecho. Las flores eran bonitas, pero Lan Wangji no podía hacer nada en esta situación más que ignorarlas. No tenía deseos de interactuar con nadie.

Una nueva flor golpeó su cabeza y cayó frente a su rostro. Lan Wangji atrapó esta por instinto. No era igual que las otras flores. Parecía una flor de melocotón. Pero esta era de un rojo intenso que se profundizaba a un negro oscuro en el centro. Algo incomodaba la memoria de Lan Wangji. ¿Dónde había visto una flor como esta antes?

Lan Wangji levantó la vista, buscando algún balcón, ignorando los susurros. Pero no había ninguno. Un cuervo graznó, atrayendo su mirada. Lo miro a los ojos y se encontró con un ascua roja antes de que volara frente a él.

Lan Wangji lo siguió.

El cuervo de vez en cuanto aterrizaba y esperaba a que Lan Wangji lo alcanzara antes de elevar el vuelo nuevamente. Condujo a Lan Wangji fuera del mercado y a través de calles estrechas. El ruidoso mercado se desvaneció en un ruido blanco distante a pesar de no estar realmente muy lejos. Finalmente, el cuervo voló y aterrizó sobre una mano extendida.

El maestro del cuervo estaba en la parte superior de una pared alta, sentado de lado, de modo que una pierna estaba sobre las tejas y la otra colgaba sin apoyo. Un brazo fue arrojado casualmente sobre la rodilla levantada. El otro esta tendido para que el cuervo se posara sobre este.

«Como siempre» pensó Lan Wangji, mirando fijamente a ese querido rostro iluminado con picardía, «Wei Ying se ve excepcionalmente guapo».

—¿Te gustó mi flor, Lan Zhan?— Bromeó Wei WuXian.

«Sí».

—¿Por qué?— Preguntó Lan Wangji, todavía sosteniendo la flor roja como la sangre.

Wei WuXian hizo un puchero —Estaba celoso. ¡Yo también quería arrojarle flores a Lan Zhan!

«Ah, entonces estaba bromeando».

Lan Wangji aun así guardó subrepticiamente la flor. Incluso si era solo una provocación, significaba que Wei Ying le estaba prestando atención. Otra muestra de afecto guardada como un recordatorio del tiempo pasado con su amado.

—Además, es una flor rara. Solo las flores en los Túmulos Funerarios son de ese color ya sabes— continuó Wei WuXian.

Así que ese color era debido a la corrupción de la energía resentida entonces.

—¿Qué estás haciendo aquí Wei Ying?— Preguntó Lan Wangji.

—Los hombres desaparecen después del atardecer en esta área— dijo Wei WuXian, sin preocuparse por el abrupto cambio de tema —¿Lan Zhan también está aquí para la cacería nocturna?

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