Capítulo 31: LitW: Compra de Libros

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—Wei Ying— dijo Lan Wangji. Wei WuXian prácticamente podía sentir la desaprobación que emanaba del hombre.

—¿Qué?— preguntó Wei WuXian de vuelta. La falsa inocencia fue arruinada por la pícara inclinación en sus labios que Wei WuXian no pudo reprimir.

Lan Wangji no dijo nada más. La desaprobación aparentemente asfixiaba las palabras en su garganta. En cambio, echó un vistazo a los objetos que Wei WuXian estaba examinando.

—Son solo libros, Lan Zhan. Pensé que te gustaban los libros— dijo Wei WuXian. Lan Wangji miró dichos libros como si fueran algo sucio lo cual nunca tocaría, si tuviera algo que decir al respecto.

El vendedor de libros que estaba tratando de vender dichos libros, hizo todo lo posible para fingir que no se había dado cuenta de que los cultivadores de aspecto elegante miraban su colección "especial" de libros.

—Ten piedad de mí, Lan Zhan. Vivo en un lugar donde no puedo conseguir fácilmente tales cosas. He estado tan terriblemente aburrido. Necesito estas cosas para relajarme— dijo Wei WuXian. Desvergonzado como siempre, tomó un libro y lo examinó detenidamente, observando las ilustraciones de manera crítica. Lan Wangji, rígido como una tabla, se volteó y miró las selecciones más respetables.

Wei WuXian se rió entre dientes y devolvió el libro. No había sido nada especial. Ociosamente, continuó examinando la selección. A pesar de que muchas cosas cambiaron, al menos la reacción de Lan Wangji a la pornografía fue la misma.

Levantó un volumen relativamente oculto, lo hojeó y alzó las cejas. Huh. Un poco más interesante que el que la Tía Jinjing había descubierto. Wei WuXian decidió comprarlo. Fue a hablar con el vendedor de libros para ver si tenía alguna información sobre la Dama del Pozo. A menos que fuera la imaginación de Wei WuXian, el vendedor de libros parecía poner más distancia entre ellos después de darse cuenta de que el libro era de mangas cortadas.

«Guau. ¿De Verdad? ¿Esa es su reacción?».

—Wei Ying.

Lan Wangji estaba a su lado, sosteniendo un libro para que Wei WuXian lo examinara.

—¿Qué es esto?— Preguntó Wei WuXian mientras le echaba un vistazo. La portada estaba bien pero no tenía título. Lo abrió para revelar una espléndida ilustración en color. Era una hermosa mujer sentada debajo de un gran árbol floreciente. Llevaba el pelo recogido con una reluciente horquilla plateada con delicadas líneas negras cual tinta, que dejaban que las hebras fluyeran en el viento junto con precisos puntos de color que señalaban los pétalos. Su ropa era magnífica, tanto en diseño como en el trabajo necesario para hacerla en papel. Cintas azul pálido se enroscaban alrededor de sus brazos con los largos extremos ondeando en el viento, la delicada curva capturaba la vista. Al lado de la mujer y su árbol había un pozo, con el techo cubierto de pétalos. El pozo era nuevo y el árbol estaba prosperando, pero Wei WuXian podía reconocer fácilmente el lugar en el que habían estado la noche anterior.

Más que eso, podía reconocer esas malditas cintas.

—Oye— comenzó Wei WuXian, dirigiéndose al vendedor de libros —¿Sabes qué es esto?

El vendedor de libros, que había estado mirando a Lan Wangji de forma encubierta y con sospecha, miró distraídamente la imagen.

—Buen arte, ¿no es así? Pero me temo que no sé mucho al respecto. Lo heredé de mi padre, quien lo heredó de su padre. No tengo idea de dónde vino y, aparte de esa imagen, está completamente en blanco— dijo el librero —Nadie ha intentado comprarlo en mi memoria. ¿Le gustaría agregarlo a su otra compra?

Wei WuXian ahondó más en el libro y descubrió que lo que decía el vendedor de libros era cierto. Aparte de la imagen de la Dama del Pozo (al menos, él asumió que era la Dama del Pozo) y algunas manchas, el libro estaba en blanco.

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