XV

1.5K 148 18
                                    

Emilio

— ¿Pa? ¿Puedes decir pa? — le hablaba Joaco a Alexander, pero al parecer nuestro pequeño se negaba a hablar, seguía jugando con los tirantes que mi bonito tenía puestos

—Amor, déjalo... — reí y dejé un beso en sus labios —. Algún día lo dirá por su propia cuenta...

—Y ese día es hoy

Ambos reímos por la terquedad de mi esposo, le avise que en un rato regresaba y entre a la casa por algo de agua...

— ¿Llegué tarde a la fiesta? — escuché una voz a lo lejos y sólo pude pensar en una persona...

Me gire lentamente, deseando que mi mente jugara mal con quien creía que estaba atrás mío, desafortunadamente no era cosa mía...

—No eres bienvenida aquí, Cristina... Así que, por favor, te pido de la manera más amable que te retires de mi casa

—Ay ternurita... ¿Puedo ver a MIS sobrinos?

— Dos cosas... Una, no son tus sobrinos, legalmente tienen nuestros apellidos, así que son nuestros. Dos ¿Ya no son los mocosos para ti? ¿Los asesinos de tu hermana? — ¿de dónde sacaste todo eso, Emilio? No mames wey, entraste a terreno peligroso

—ESCÚCHAME BIEN OSORIO ¡ESOS ENGENDROS VAN A PAGAR CARO! ¡Y USTEDES TAMBIÉN! ¡YA LO VERÁN! — se abalanza sobre mí y trata de golpearme, pero la tomo del brazo y la saco de la casa

— ¡¡VUELVE A DECIR ALGO DE MIS HIJOS Y NO TE LA ACABAS, CRISTINA!! ¡¡LÁRGATE!!

Cerré la puerta y mi respiración comenzaba a acelerarse... Oh no, no, no...

Comencé a sudar frío y sentía que el aire se me iba. Me recargué en la puerta y poco a poco me iba deslizando hasta llegar al piso... Mierda, justo ahora que necesitaba a alguien cerca, no había nadie... Puta madre...

— ¡Bro! ¡¿Estás bien?! ¡DIEGO! ¡LLAMA A JOACO!

Mi vista se iba nublando y me sentía ahogar de poco a poco. Dejé caer por completo mi peso y me sumergí en la inconsciencia...

(...)

— ¿Emi? ¿Amor?

— ¡Está despertando! ¡Dejen que respire!

Abrí los ojos y me senté lentamente... Observé a mi alrededor y vi a mi bonito, a Roy, Talía y Renata con cara de preocupación

— ¿Estás bien? — pregunta llevando sus manitas a mi cara

—Eh si, si... Yo eh... Ya vamos abajo para la fie...

—No te preocupes hermano, después de que te desmayaste, terminó la fiesta a tiempo... Y nosotros ya nos íbamos

—Si, si... Nos vemos pronto Emi, mejórate

—Gracias amigos... Los amo

Nos despedimos de todos y ahora nos quedamos solos... Frote mi cara frustrado, lo de Cristina me dejó muy mal

— ¿Me puedes contar que fue lo que pasó? — pregunta dejando a Aarón a un lado y me pone atención

—Fue un ataque... Nada más

—No te dan ataques porque si...

— ¿Podemos hablar de esto en la mañana? Te prometo que...

—No Emilio, ¿que no me tienes la confianza en contarme?

Inhale y exhale profundamente... Está bien, si es lo que quiere, lo haré...

—Cristina vino y... Nos amenazó Joaco, amenazó con dañarte... A ti y a los gemelos

Pude notar que al mencionar el nombre de la susodicha se tensó y llevó sus manos a la cabeza

—Esto es culpa mía... — lo escuché susurrar dándome la espalda y dando unos pasos alejándose... ¿A qué se refería? —. Amelia no debió aceptar embarazarse...

— ¡¿Te arrepientes de nuestros hijos?!

— ¡Nunca dije eso!

— ¡Eso diste a entender!

—Sé que nunca lo dices... Pero extrañas a Amelia, aún lloras su muerte...

Me quedé estático, madres... Si que me conocía muy bien. Nunca quise comentárselo para que no se sintiera mal, pero no había salido como esperaba

—Joaco...

—Ha pasado un año y no la has superado... ¿Cómo esperas que no me sienta culpable? — su voz comenzó a quebrarse de poco a poco —. Todos los días, me culpo. De que perdieras a una de tus mejores amigas, de que ahora nos persiga su hermana, realmente no la juzgo...

Y sin darme cuenta, ya tenía las mejillas mojadas... Habíamos perdido esa comunicación como pareja, lo más primordial en un matrimonio y nosotros no lo teníamos... Y mi chiquito se sentía culpable de algo que no tenía que ver

—Aunque lo niegues, sé que le has tenido un gran cariño... Incluso mucho más de lo que me has tenido a mí

—Chiquito, no...

—Y lo siento tanto... Ya no puedo, no puedo seguir... — y se terminó de romper, frente a mis ojos —. Es tan asfixiante, estar reteniendo mis sentimientos... Y ya no más...

Lo miré aún con lágrimas... Díganme que no estaba pensando en eso, no, no...

—Emilio... Necesitamos un tiempo, que estemos alejados para sanar...

—Joaco, no...

—Y no quiero que mis hijos vivan en un ambiente en donde ninguno de sus dos padres no esté bien...

— ¡No voy a permitir que te lleves a los dos!

—Es necesario, Emilio...

— ¡TE HE DICHO QUE NO!

Observé su carita de sorpresa... Mierda, en la vida le había gritado y ahora lo hice... No, no, no... ¿Qué era lo que nos estaba pasando? ¿Por qué nos hemos lastimado de este modo?

—Bien, si te crees tan chingón para cuidar a uno de ellos... Te quedarás con Alexander, Aarón necesita de mis cuidados — toma a uno de los bebés y se dirige a la puerta —. Vendré luego por mis cosas... Adiós, Emilio.

plan de gemelos [emiliaco] |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora