arándanos.

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CAP 5.

Ambos jóvenes habían terminado su encuentro sexual, Jaehyun por su parte había complacido toda su hambre sexual, se había embriagado con los gemidos del joven castaño. Miraba el techo, entre los dedos un cigarrillo, tenía problemas con la nicotina.

Su acompañante estaba dormido a su lado, estaba seguro que entre el horario de la universidad y sus tareas no dormía bien, no hizo ruido, no le gustaba hacerlo, aunque disfrutaba de las fiestas con música alta y cocaína. Sentía una  sensación de extrañeza, sabía que el vino rosado no había causado ni un mínimo efecto en su sistema, no había tomado antes sin embargo.. la sensación llegó a él desde que se enterraba en el chico, mirando sus ojos. Si lo pensaba demasiado, no miraba a la persona que tuviera bajo su merced en el sexo pero ese chico nipón, le inspiraba algo más.

En todo el tiempo que duró despierto, trato de concentrarse y explicarse ciegamente que de seguro, era por el capricho tan grande que había sido el chico, al nunca ser rechazado y tener que haber rogado un poco, podría ser.

. . .

Pasaron al rededor de ocho horas para que el nipón despertará desde que se acomodo en las sábanas blancas de bordado dorado. Cuando abrió sus ojos se alarmó, por un momento incluso pensó en un secuestro. ¿Por cuál otra razón estaría en una cama que no es las suya? Esa era cómoda, tibia y suave.

Estaba con un extraño, recordó el vino rosa, seguramente le había puesto algo. Conforme se sentó, se acomodo el cabello que tenía un largo más de lo común en él su mente comenzó a trabajar, tenía el recuerdo casi completo de lo que pasó, al final no fue forzado, sin embargo esas dudas y temores volvían. ¿Ahora qué? ¿Lo mataría? ¿Se lo quedaría para ser un exclamo sexual lo que restaba de su vida? ¿Vendido? ¿Y si le implantaba droga en su estómago para exportarla ilegalmente?

Podría ser eso, o tal vez era un dramático que había visto suficiente internet en un corto tiempo.

— de seguro lo segundo.

Se dijo a si mismo, en voz suave. Se levantó para buscar su ropa, la cual estaba en la habitación, doblada en un banco con cojín rojizo a un lado de la cama. Jaehyun antes de dormir le pidió a una de sus dos únicas empleadas que lavara la ropa del chico y la dejara en cama.

El japonés tomo su camisa y su boxer, se lo coloco, tenía un aroma a arándanos que le fascinó, era su fruta seca favorita. A eso también tenía olor la cama, aunque debía admitir que las fragancia a madera que usaba el mafioso era más encantadora.

Su pensamiento dramático no tardó en volver todo gracias a un arma negra con detalles blancos a un lado del mafioso, en un banco igual al que antes tenía su ropa. Si, tal vez tenía pensado matarlo. Con duda y temblor se acercó, tratando de no hacer ruido, aunque no era un problema en realidad, el piso de la habitación estaba cubierto de una alfombra café. Justo estaba por tomar esa arma, no se dejaría matar tan fácil pensaba, aunque en realidad nunca había usado una pistola.

Por instinto y casi de manera automática el mayor despertó, sus ojos se fijaron en una mano delgada a punto de sostener su arma, llevo su mano con una velocidad que ganó el objeto, el nipón se volvió más pálido, era el miedo y su mala decisión de querer tomar un arma que no era suya.

— ¿Querías matarme, muñeco?

Se dirigió el mafioso de mal humor por ser despertado, el más joven se sintió tan atemorizado, que levantó las manos en señal de rendimiento, dio pasos hacia atrás, quería buscar la puerta y escapar, otra malas desición casi como la anterior.

— n-no, no quise hacerlo.

Su voz se volvió temblorosa, sus delirios volvían, inclusive señalaba con un pensamiento poético la posible nota periodística que saldría tras encontrar su cuerpo, si es que alguien lo encontraba completo. Pensaba.

— Eso no parecía, tus decisiones son malas. — Jaehyun, parecía divertido con su debilidad. Tal vez un poco encantado. —  el arándano me despertó de inmediato, si estuvieras desnudo igual hubieras ganado.

Casi se burlaba del chico, aunque el otro estaba tembloroso por el miedo, sabía que estaba jugando con el, le causó que su temor fuera acompañado con enojo.

— no es divertido matar gente, menos a un poeta japonés. Es de mala suerte, déjame ir.

La ocurrencia le había salvado la vida tal vez, porque el mafioso río y dejo la pistola en el mismo lugar que antes. Se levantó de cama, traía un boxer ajustado en tono negro.

— es de mala suerte despertar a un mafioso, eso significa que ni en mi propia cama puedo descansar. — se dirigió el más grande.

— tal vez descansarás si dejas ir al japonés joven e inocente. — ver el arma de vuelta en su lugar, le relajo un poco.

— te dejaré ir después del desayuno, igual tengo que irme también a trabajar. — Jaehyun no tenía horarios, sin embargo trabajar temprano en pequeños asuntos le gustaba, así tenía tarde para buscar universitarios, para divertirse o para su prostíbulos.

Nakamoto no dijo nada, que más daba aceptarle algo más al sujeto con quién tuvo sexo después de únicamente un café. Se sintió un poco decepcionado de si mismo, su corazón aficionado de arte y literatura poética le habían creado la ilusión de algo diferente para entregar su cuerpo. Sin embargo sus impulsos de una adolescencia no activa le habían ganado.

Por lo menos el olor a arándanos le reconfortaba. Termino de vestirse a la par del otro antes de salir de esa habitación. Dónde se había entregado a un extraño que probablemente no volvería a ver.
Jaehyun por su parte, antes de abandonar la habitación, ya había estado pensando en lo que haría, y en las claras noches futuras en las cuales lo tendría también.

Sus ojos se habían encontraron con los suyos y entonces ya nada en sus mundos volvería a ser igual.

Lealtad ↻ JaeTa. 『 JaeHyun x Yuta 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora