Vino rosado.

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CAP. 4

El chico más alto en aquella moderna habitación, camino hasta aún sosteniendo la muñeca del chico hasta la cama, le hizo sentarse sobre ella. Sujeto el mentón del castaño con suavidad, provocando que levantará la mirada para encontrarse con sus ojos. Estos eran brillosos, le gustaba su imagen en general, le había llamado tanto la atención, y ahora por fin lo tenía en su poder.

Aquella erótica escena comenzaba a formarse en la mente del mafioso, el domine su cuerpo, poseerlo. Se agachó un poco para poder quedar a su altura, lo beso soltando su mentón poco a poco. Pronto ambas manos fueron hasta los delgados hombros del jóven, lo recostó lentamente, hasta que su espalda llegó a la suave cama, el nipón estaba tan concentrado en el beso apasionado, caliente y nuevo para el, que no quería reaccionar, sus delgadas manos lo que más pudieron hacer, fue ir a la espalda de su mayor, acariciando suavemente está.

Poco a poco, sin saber cómo seguirle el ritmo, lo separó, el nipón llevo sus manos hasta el pecho del más alto para empujarlo, cuando lo logro, comenzó a pasar aire para recuperar una respiración correcta, pero ya estaba agitado, rojizo de las mejillas y confundido, ¿Realmente estaba ahí? En la cama de un chico que no conocía, tan elegante y caro, solo porque su mente dijo "¿por qué no?" Y si lo mataba, y si todo terminaba mal, muchas premisas comenzaron a invadirle, justo cuando se estaba calentando.

Jaehyun tenía un sonrisa ligeramente ladina, tan solo verle así, recién agitado, ligeramente despeinado y nervioso, era excitante, era una clara imagen que le proyectaba a hacer más, sentir más de él y todo lo que pudiera ofrecerle el japonés esa noche.

— iré por tu vino rosado, ponte cómodo cariño, que lo necesitarás.

Murmuró Jaehyun divertido, el otro chico, ya con el aliento recuperado sintió. Cuando el alto salió en camino a la sala de estar, por el pedido para concentir al chico nipón, este tomo la palabra de ponerse cómodo y se quitó su abrigo, lo dejo perfectamente colgado en el perchero que había en la habitación, también se deshizo de su cinturón, el cual estaba ligeramente apretado a su cuerpo, incluso dejaba un suave mega a penas visible en su abdomen.

Seguía pensando en lo malo que podía pasar, sin embargo ya no había forma de salir, por la ventana, caería un piso de altura, por el pasillo había gente armada. Disfrutaría entonces lo que pudiera, aunque fuera su segunda vez con un hombre, si moriría, por lo menos se llevaría una historia de sus tantos libros y poesías eróticas a la realidad.

Pasaron bastos minutos en los cuales el nipón sentado en la cama, espero mirando todo con detalle, creía que ni en años podría pagar tan solo la habitación. Llegó interrumpiendo el silencio y, con ambas copas en mano, se dirigió a la cama, el color rosado estaba decorado con un poco de chocolate blanco en la orilla de la copa. Dulce.

Le extendió una de las copas, el nipón la tomo y dio un corto trago, realmente estaba ahí, cayendo en cuenta de sus impulsos que le llevaron a la escena con un mafioso.

El más alto había terminado todo el licor de un solo trago, puesto que estaba acostumbrado a beber cosas más fuertes y ese sabor dulce no era tan satisfactorio. El más joven tomo cortos tragos, hasta dejar solo un poco en la copa. Pronto el mafioso se deshizo de ellas colocándolas en una mesita de noche, antes de volver para atacar sus labios.

Lo beso con deseo, poco a poco sus bocas tenían un contacto erótico, con la lengua provocando un tacto más brusco. Las manos del alto comenzaron a quitarle la camisa al chico castaño, lentamente lo desabotono. Dejo sus labios pasar por su mentón, por su cuello y pronto por ese pecho descubierto, pálido. El chico que recibía el tacto comenzó a temblar suavemente, le gustaba que fuera lento. Sus manos fueron torpes para intentar quitarle la camisa, pero el mayor llevaba todo el control.

En un deseo más ambicioso el mafioso le quitó el pantalón, con los dientes el boxer, el nipón estaba desnudo, sonrojado y ligeramente agitado.

Tomo su cuerpo, beso sus muslos y dejo una mordida cerca del hueso en la cadera del más joven, lo acaricio mientras besaba sus labios, ambos tenían una erección. Sin más calma de la que ya existía, el más alto se separó del nipón para comenzar a desnudarse, lentamente para torturar al chico más joven que, estaba con un erección bastante notoria, tal vez sobre excitado, más que el más alto. Tal vez por lo común que era tener sexo para él.

Tenía que reconocer que, está vez estaba tratándolo como a nadie, tenía una extraña sensación de miedo, no quería romperlo, no tan rápido. Quería disfrutarlo, hacerlo varias veces hasta dejarlo sin capacidad de escapar, quería quedarselo.

Esa necesidad había surgido desde que noto como el chico diferencia de los demás caprichos, no sonaba interesado en algo más que la propuesta sexual, no era como si le importara gastar dinero en sus encuentros, al final era algo que le sobraba, si no que, no sonaba tan mal tener más con alguien, ser, por ejemplo.

Al quedar con el cuerpo desnudo dejo ver el resultado de sus entrenamientos, estaba siempre lissto para el campo de batalla. Se posicionó entre sus piernas, introdujo su pene lentamente en la cavidad ajustada del chico, lo sostenía de los muslos, mirándole firme, a los ojos. Una vez dentro de el totalmente, comenzó a moverse lento, entrando y saliendo repetitivamente. El nipón sentía una extensión de dolor y placer recorrer si cuerpo completo, como respuesta un ligero temblor en las piernas, gemidos suaves cada que una embestida alcanzaba su punto g.

En un compás de rapidez y dureza se movían las caderas del más alto, sonidos húmedos productos del tacto inundaban la habitación a las par de los gemidos cortos y escandalosos del nipón, quien mientras se aferraba las manos a las finas sábanas, se dejaba embriagar.

En ocasiones fue besado con lujuria, con placer y calentura. Respondía y sobre todo, encontraba encantador el sabor a vino rosado que dejaba en sus labios tras cada beso.

Lealtad ↻ JaeTa. 『 JaeHyun x Yuta 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora