II

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El latino se encontraba sentado, recargando su cabeza en la gran mesa ovalada mientras sus manos cubrían la misma.

Sentía una terrible migraña, y estaba aumentaba aún mas con sus amigos-hermanos preguntándole que "porqué tenía tantas marcas en el cuello".

Aunque no le fastidiaba las preguntas, odiaba que estos ya supiera la razón y aún así le preguntasen.
"¡Ya saben porqué, inútiles!" soltó Venezuela levantando la mirada.
Una vez todos lo observaban, solamente cubrió su cara con ambas manos mientras Colombia lo abrazaba, rompiendo en llanto.

Odiaba tener que llorar por lo que su novio le causaba; no entendía, ¿dónde quedó el Venezuela que no se dejaría de nadie?, ¿el mismo que juraba que era indomable?

Porque mientras él lloraba, no tenía idea de donde estaba Estados Unidos. Podía estar con Canadá, con Inglaterra; mas ya no importaba, jamás mostró una pizca de empatía

Y, sin duda, le parecía una falta de respeto que el estadounidense se mostrara indiferente ante los afectos del venezolano, siendo sólo usado como un objeto.

Se abrazó tratando de controlarse, pues si llamaba la atención, no le iría bien. El hecho de estar en ese momento con los sudamericanos ya lo había puesto en problemas. Su pareja era alguien posesivo, con palabras como "tú eres sólo para mí", pero a veces también llegaba a ser cortante e indiferente.

Tal parecía que sólo lo ilusionaba con palabras de amor para después ignorarlo. Un pequeño pulso en el pecho de Venezuela le hizo soltar un quejido.

Deseaba no haber entregado todo al estadounidense.

Algunos sudamericanos a su alrededor seguían hablando de lo maldito que era USA con Venezuela, pero a casa crítica que daban, el de boina roja se resentía.

Él sabe que Estados Unidos no es como todos lo describen;  puede que a veces sea un hijo de puta, pero si lo es, es porque no lo comprenden; y eso era lo que Venezuela quería escarbar.

Todas las veces en las que vió al gringo expresar sus sentimientos sin censura, como los celos, el amor, la tristeza, el enojo.
Tal vez eso lo enamoró.

Mas volvemos a lo mismo, los tratos del contrario últimamente habían sido fríos; había comenzado la toxicidad, los tratos tóxicos hacia la ex colonia española.
Pero Venezuela se rehusaba a abandonar aquel "progreso".

"Tierra llamando a Venezuela" escuchó una voz burlesca por su lado derecho, haciendo que el mencionado voltease, encontrándose al rey de roma.
"Hola amor" sonrió débilmente a la primer potencia mundial.

A veces aquel primer mundista lograba hacer sus días los mejores, pero había algo que le decía que no era sano, y aquella espinita llevaba calándole desde mas tiempo atrás.

"¿Porqué no nos vamos de aquí?" preguntó recibiendo un asentimiento por parte del tricolor, asiendo que se pusiera de pie, tomando la mano del contrario.
Y todo eso sería lindo, pero las ojeras de Venezuela y esa sonrisa un poco forzada contrastaban la impresión.

"Pero usted no aprende" Colombia tomó la mano libre de Venezuela, jalándolo y haciendo que la pareja se soltase.
Antes de que USA pudiese decir algo, Argentina, Chile y Ecuador se pusieron frente a él, impidiendo el paso.

"No es posible que trates a Vene de esa manera", el mencionado agradecía en au interior que sus amigos lo defendieran, pues no sabía que tan mal le podía ir en la casa al romper la regla de "No te quiero cerca de ellos".

Abrazó a Colombia mientras este le correspondía,"Gracias" fue lo que dijo antes de ocultar su rostro en el hombro del contrario.

Algunos países ya habían rodeado a los latinoamericanos y a Estados Unidos, invadidos por el morbo de saber que pasaba.
Insultos de los chicos eran lanzados hacia el hijo de Inglaterra, quien se limitó a acomodarse los lentes e ignorar aquellos comentarios, mirando con indiferencia a Venezuela.

"Porfa Vene" habló Colombia separándose un poco para verlo a los ojos; "Sabes perfectamente que no mereces este tipo de tratos. Sé que lo quieres, pero no puedes permitir que te dañe mas, ¿entiendes?", Venezuela lo miró y asintió, pues ya estaba mas calmado

"A ustedes no debe importarles el que decida Venezuela" se cruzó de brazos, "Vene, te sigo esperando".

Colombia lo soltó suavemente, asintiéndole para darle mas seguridad; "¿podrías dejarme tranquilo de una vez?" preguntó sorprendiendo a los que lo rodeaban.

"He tratado de ser comprensivo contigo, pero todo tiene un límite" los latinoamericanos le sonrieron, mostrándole total apoyo; "Terminamos".

"Como sea", dió media vuelta y se retiró, dejando a todos con mucho que decir.
Pero eso no importaba, solamente importaba el hecho de que el chico venezolano ahora era libre.

Por mas que queramos algo, debemos entender que, si aquello nos daña, hay que dejarlo ir.
Primero debe estar el amor propio.

Cake- Melanie
Martinez

798 palabras.

21 Formas De Enamorarse De México Donde viven las historias. Descúbrelo ahora