Capítulo 17

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La visión de Juan en el suelo de la sala de estar con Samanta, dando al mono púrpura un chequeo con un estetoscopio gigante había destruido el sentido del decoro de Julián y le había dejado en un charco de alegría en el suelo.

Ahora solo sentía mal su estómago.

Angela, con un par de suspiros que amenazaban con tragársela en su totalidad, se sentó a su lado en el sillón, tratando de no llorar.

—Pensaba que era diferente —dijo por enésima vez.

Julián le apretó la mano suavemente.

—Lo sé, amiga.

—Esta vez firmé un acuerdo prenupcial, que no necesitaría. Estaba tan segura que lo firmé riendo. —Se mordió el labio, una lágrima deslizándosele por el rabillo del ojo

—Que se joda —murmuró Julián, deslizando a Angela en sus brazos.

***

Julián tomó a Angela para ir arriba y tomar una siesta, maniobrando lejos de la barra y del botiquín. Le dolía el corazón y en algún momento tenía que llamar a Agustín, a ese tarado, y poner fin a su relación de negocios.

Incluso si ellos volvieran a estar juntos, Julián había acabado con eso de los amigos de confianza. Y, posiblemente, con todos los seres humanos.

Excepto, por supuesto, con Juan.

Se apoyó en el marco de la puerta, mirando a Juan y Samanta en la cama. Rebotaba y saltaba tal y como Juan hacía con el mono púrpura. Ella no tenía idea de la agitación o el estrés al que su madre se enfrentaba. Todo lo que sabía era que el salto arriba y abajo en una cama era lo mejor del mundo.

Entró en la habitación, sonriendo cuando Samanta lo vio y gritó.

—¡Uliann!

—Yo soy Uan, por cierto —dijo Juan, extendiendo su mano a Julián.

Se dejó caer en la cama junto a su prometido.

Samanta cayó de rodillas, parecía un poco mareada. Julián abrió sus brazos y ella felizmente se arrastró hasta sentarse en su regazo. Eran un pequeño y acogedor grupo, y su corazón se saltó un par de latidos.

—Sos muy bueno con ella —murmuró Julián mientras acariciaba su cabello húmedo, sudoroso.

—Estaba pensando lo mismo de vos.

Se ruborizó de placer, inclinándose hacia abajo para dejar un beso en la frente de Juan. Samanta brilló al verlo, entonces imitó el movimiento de Julián. A Juan, a Julián y, finalmente, al mono.

****

Samanta, Juan y el mono se quedaron dormidos. Angela no salió de la habitación. Julián decidió actuar como un adulto. Pensó que necesitaban comprar otras cosas. Necesitan alimentos para niños y más leche y más cerveza. Sí. Cocinó pasta.

Con una gaseosa en la mano, Julián se dirigió hacia el patio trasero con su teléfono. No quería que Angela escuchara esta conversación, o Samanta. Y si Juan escuchara algo, seguro que tomaría el papel de macho alfa. Pero estaba decidido a hacerlo él mismo.

El número privado de Agustín. Julián pulsó el icono del teléfono mientras se sentaba en la silla, la brisa nocturna agitaba los árboles en lo alto. En cierto modo, odiaba ensuciar este hermoso lugar con la dura conversación que iba a tener.

—Julián —dijo Agustín en voz baja, tan pronto como respondió—. Estoy tan contento de que...

—Esta es una llamada de negocios —respondió Julián rápidamente—. Tengo que romper nuestra relación para el futuro, pero todavía tenemos una postproducción en el proyecto Menotti. Espero que dicho contrato se cumpla.

—Si pudieras escucharme. —La voz rota de Agustín no influyó a Julián en absoluto. Había sentido demasiado las lágrimas de Angela para darle una mierda.

—Llamada de negocios. Se trata del lanzamiento del proyecto. Y no vas a hacer nada para perjudicarlo debido a mi relación con Angela.

Agustín hizo un sonido quejumbroso.

—Yo nunca...

—¿Tengo que aceptar tu palabra? —espetó Julián—. ¿Después de lo que hiciste? Todo lo que me dijiste era una mentira.

Entonces solo se oyó el sonido del llanto.

—Vamos a lanzar esta película y luego está hecho.

—La obra —murmuró Agustín—. Todavía tenés eso. Quiero que vos y Tomás la hagan.

—No voy a hacerte ganar dinero. No, espera... tal vez lo haga. Así luego Angela podrá agarrarlo en el divorcio.

—¿Divorcio?

La sorpresa en la voz de Agustín encendió un fuego en Julián que chamuscó todo en las inmediaciones.

—¿No crees que va a divorciarse de vos? ¿No crees qué cada uno de sus amigos la está empujando para encontrar un abogado? Ella me dijo que estabas de acuerdo, una mentira es una razón decisiva para hacerlo.  Deja de actuar tan sorprendido.

Agustín se calmó después de eso. Julián le oía respirar profundamente y luego se aclaró la garganta.

—Necesito hablar con ella.

Julián se rio de él.

—No

—Esa es su elección, no la tuya.

—¡Buen punto! ¿Te llamó? ¿Contestó a tus llamadas? ¿No? Esa es su elección.

—Entonces voy a ir...

Julián, en realidad se golpeó la palma de la mano en su muslo al oír eso. Hilarante, este individuo era malditamente hilarante.

—Hacelo. Y veré desde la ventana la imagen de mi novio lanzándote a la calle, entonces te empujará en la parte trasera de un coche de policía.

Julián desconectó la llamada después de eso, después borró a Agustín de todos sus contactos. Y cuándo Angela le pidiera su opinión, Julián iba a entregarle una lista de abogados de familia.

#4 V&T Quallicchio [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora