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Calle  POV

Iba camino a mi casa luego de dejar a Poche  en la suya y de aceptar la invitación a cenar de Juan Carlos  (ahora más que nunca debía congraciarme con mi suegro). Eran como las diez de la noche o quizás más cuando por fin llegué a casa. Estaba muy feliz de que mis papás se lo hayan tomado bien pero no hubieran sido muy justos si no lo hubieran hecho. Ellos habían tenido a Sebas a los diecinueve, ocho meses después de su matrimonio. Mis abuelos Aro y Nona Heidi también habían tenido a mi padre jóvenes, y lo encontraron ideal porque según ellos así ''puedes comprender las conductas adolescentes de tus hijos porque aún no olvidas las tuyas''. Los llamaría mañana, tengo la suerte de ser el nieta regalón del abuelo Aro, y estoy segura de que él me apoyará en todo, y su ayuda económica sería muy beneficiosa. Sin embargo el era (a pesar de lo excéntrico) un poco conservador, pero también entendía muy bien a los jóvenes, era el abuelo que cualquier adolescente quisiera tener.

Cuando entre a casa mi papá apareció por la cocina haciendo que me sobresaltara.

- Hija , debo hablar contigo, vamos a mi despacho – Un escalofrío me recorrió. Las únicas veces que papá llamaba "al despacho" era para regañarte, había estado muy pocas veces allí (cuando no estaba leyendo o buscando algún libro en su biblioteca) ya que por lo general conversábamos en el salón o el comedor y las veces que había tenido un castigo era por la influencia de Sebastián , mi hermano mayor, que siempre nos convencía a Juliana  y a mi ayudarlo en sus travesuras.

Asentí levemente, me daba un poco de miedo papá. Germán es un hombre muy compasivo, muy inteligente y muy razonable, pero también, aunque no se enoje ni nos imponga nada, tiene una fuerza y una manera de hacer que uno se de cuenta de los errores y se arrepienta que llama mucho la atención y te inspira mucho respeto. No es necesario que grite o te regañe fuertemente para asustarte (y hace temblar a Sebastian , siendo que el es el doble de lo que es papá). Entramos al despacho y me senté en la silla frente el escritorio, mientras el hacía lo propio.

- Daniela ...- dijo dando un suspiro – tengo muchas cosas que decirte. Sentía como sus ojos azules me taladraban.

Yo iba a abrir la boca para decir algo, pero el me interrumpió.

- Primero que todo, quiero que me escuches, cuando termine podrás hablar – asentí levemente, mientras el me daba una pequeña sonrisa- Eres mi hija y te apoyaré. Se que eres joven, pero ni tu ni María José  son como los demás chicos de su edad. Prefieren quedarse a leer o a escuchar música que ir a una disco, y son bastante maduros para su edad. Probablemente esto hubiera sucedido estuvieran casados o no, y no quiero que te culpes por no esperar al matrimonio, esto no es un castigo divino. Segundo, tampoco es tu culpa, estas cosas pasan Daniela , no quiero que te atormentes. Tercero, no bajarás tus calificaciones y seguirás estudiando. No podrás ofrecerle un buen futuro a mi nieto si no tienes una carrera, y me gustaría que Poche  también lo hiciera. Otra cosa Daniela , te conozco y quiero que por favor no atosigues a María José . Está embarazada, no enferma y se lo sobreprotectora que eres con ella – Me miró con una sonrisa – Sabes que cuentas con mi apoyo y el de tu mamá, que ya está pensando como decorar el cuarto del bebe – no pudimos evitar reír, mamá de verdad era un poco...exagerada, cosa que habíamos heredado Juliana  y yo en menor cantidad – Y por ultimo, ya te pedí hora con un ginecólogo para mañana, es muy joven pero es un excelente médico, la hora es a las cinco así que tienen tiempo para llegar PortAngels después del colegio – finalizó con una sonrisa.

- Gracias papá, de verdad – no tenía palabras para expresarme.

- Ahora...quiero saber algo – dijo serio.

- ¿Qué?

- ¿Qué paso con Juliana ? – mi rostro decayó, era obvio que lo iban a notar, pero pensé que no se entrometerían. Suspiré y le conté lo sucedido en el almuerzo, papá era el merecedor de mi total confianza. Cuando terminé el solo me miró fijamente a los ojos.

¿Embarazada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora