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Calle POV

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Tener a Anthony en mis brazos era algo indescriptibles. Su cabeza era cónica por haber atravesado el canal de parto; sus ojos estaban hinchados, pero sabía que eso era normal; sus diminutas orejas eran suaves y encorvadas. Su cabeza era tan pequeña que cabía perfectamente en mi mano.

No puedo negar que me dio pánico tomarlo porque era realmente pequeño, media solo 50 cm y pesaba 3.245 Kg., aunque creo que eso indicaba que era un bebe grande, yo lo veía muy diminuto. Estaba absolutamente sano, pero verlo ahí, sobre el pecho de Poche con su pequeñísima mano hecha un puño me hacia creer que se rompería con solo tocarlo. Y solo me atreví a tomarlo cuando vi a Calle incomoda en la posición que estaba y porque bueno, tenia una increíble necesidad de tenerlo pegado a mi ahora que había nacido.

Sus ojos eran grises, después cuando sus iris se adecuaran a la luz tomarían su color definitivo. Su nariz era una diminuta cosita en su cara y se podía adivinar que tendría una piel tan blanca como la mía y la de su madre. Tenía muy poco cabello y era rubio. Yo no podía dejar de mirarlo. Tenía su cabeza en mi mano y su cuerpo entre mis brazos. Su cuello aun no tenia la fuerza necesaria para sostenerse solo, por lo que había que tener un cuidado especial. Las enfermeras lo habían vestido con un enterito blanco con estrellitas de colores y estaba envuelto en una manta blanca. Estaba dormido...y era como tener un ángel entre tus manos.

Escuche una risa por lo que me volteé a ver a Poche .

- Lo miras tanto, como si fuera a desaparecer de repente – dijo acariciando mi mejilla. Ambos estábamos sentados en la cama.

- Es perfecto – dije con orgullo – y lo miro...porque estuve esperando nueve meses para saber como sería – añadí con humor. De cierta forma trataba de memorizar cada parte de él.

Agradecía que nuestros padres, mis abuelos y sobre todo a mis hermanos que nos dieran unos momentos a solas, pero su entrada era inevitable y quería aprovechar los primeros minutos de mi hijo en este mundo.

Poche se veía cansada, pero radiante. Nuestras caras probablemente estaban surcadas por inmensas ojeras, pero la felicidad era palpable. Sentí un pequeño ruidito y aleje la vista de mi novia para fijarla en mi bebe. Sus ojos estaban abiertos pero el se encontraba realmente tranquilo. Sentía que me miraba y había una extraña conexión entre nosotros.

-Ya conquistaste a tu hijo Daniela – dijo Poche con voz suave – Seguramente heredará tu mismo don de deslumbrar a las personas.

Acomodé más a mi hijo pegándolo a mi pecho y colocándome un poco mas acostado en las grandes almohadas de la cama. Yo le acariciaba la espalda y Poche su cabecita.

- ¿Se durmió otra vez? – pregunte ya que no podía ver bien su rostro.

- No...es increíble lo tranquilo que es – hablábamos en murmullos para no incomodarlo. Durante todo el tiempo que había estado con nosotros, que había sido alrededor de una hora, no había llorado. Yo suponía que nuestras familias debían estar comiendo algo y tomando café.

Tocaron la puerta suavemente y la cabeza de mi mamá se asomó en la puerta.

- ¿Podemos pasar? – pregunto susurrando.

- Claro Má – respondí aun hablando bajo.

Entro mi mamá, mi papá, Juan Carlos y Marta , y se acercaron rápidamente a nosotros. Juan Carlos de inmediatamente se acerco a Poche y beso su frente, mientras mis padres y Marta se acercaron a mi para ver más de cerca a nuestro bebe.

¿Embarazada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora