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— Por supuesto — contestó la joven dama con una amplia sonrisa, olvidando la idea de corregirlo

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— Por supuesto — contestó la joven dama con una amplia sonrisa, olvidando la idea de corregirlo. Una nueva idea formándose en su cabeza. — Milord — terminó murmurando, con disimilado sarcasmo y una sonrisa pícara aún plasmada en su rostro. Con un movimiento de cabeza, lo invitó a seguirla.

Dylen caminó en silencio, algo normal en él ya que ser hablador no era una de sus características, siguiendo a la menuda doncella con quien habia tenido la suerte de encontrarse. Así se habia ahorrado tener que lidiar con el afamado mayordomo del catillo. Este era conocido por ser osco y malhablado, un auténtico pirata, según los dueños de casi todas las posadas en las que habia pasado a descansar y comer algo.

No es él fuera muy dado a los chismes, pero estando allí le habia sido imposible hacer oídos sordos a todos los comentarios que los ingleses tenían para compartir. Solo esperaba dar solución al problema que lo habia traído a esas tierras.

— Disculpe las molestias, señorita — comento, sin dejar de seguir los pasos de la doncella.

Beck al oírlo hablar, se giró y le dedico una sonrisa, algo coqueta, a la espera de que continuara con lo que habia empezado, y también dándose el tiempo para repasar el rostro masculino, maravillándose ante la hermosura y seriedad de sus facciones. Su corazón volvió a acelerarse y las mariposas en su estómago revolotearon alocadas. Ah, definitivamente era el príncipe por el que tanto habia esperado. Era un tanto callado, y tal vez un poco tímido, pero eso era un mero detalle que con el tiempo se podría cambiar.

—Sí, dígame —

Ya habían llegado al recibidor principal, junto a la pequeña salita de visitas donde se acostumbraba a servir el té a las visitas...y normalmente a alguno de sus pretendientes.

—Me preguntaba... ¿si la esposa del príncipe se encontrará disponible? —

—He...digo ¿la princesa Helsin? — Beck se giró con brusquedad, logrando que ambos volvieran a chocar. Él se apresuró a sujetarla por los brazos para que ninguno de los dos terminara en el suelo de nuevo. — ¿necesita hablar con...con ella? — su corazón se detuvo por unos segundos, para luego latir completamente alocado. ¿Qué querría aquel Sir con su pelirroja cuñada? Esperaba fervientemente que no fuera algún antiguo pretendiente enamorado o algo por el estilo.

—Si — fue su única respuesta, dando un paso atrás para poner distancia. El suave perfume de la doncella lo estaba perturbando, instándolo a acercarse un poco más e inhalar profundo hasta que aquel aroma a jazmín se le impregnara. — Si es tan amable de ir a buscarla y pedirle que me dé un poco de su tiempo —

Rebecca asintió con rigidez, evitando hablar si no soltaría un par de gruñidos que de seguir ahuyentarían a su príncipe. Estaba estúpidamente celosa, pero no pensaba demostrarlo, menos cuando sabía que Helsin jamás dejaría a su hermano...menos cuando esperaba a su primogénito.

Luego de dejar a su príncipe, así lo llamaría, en la salita se apresuró a correr escaleras arriba en busca de su cuñada. Seguro estaba en su habitación tomando una siesta...si no estaba en el jardín secreto donde su hermano y ella solían pasar un buen tiempo a solas.

La encontró en su habitación, sentada sobre la cama teniendo una aparentemente seria charla con su esposo. Este estaba con una rodilla sobre el piso, sin importarle ensuciar su esquita vestimenta, inclinado sobre el vientre de la pelirroja.

— ¿Estas completamente segura de que fue una patadita? — estaba preguntando con una expresión maravillada en el rostro. Helsin bufo divertida.

—Sí, Caleb, lo fue — soltó una risilla cuando su esposo dejo un beso en su barriga, suspirando enternecida por su acto. — buenas tardes, Beck — le sonrió a su cuñada, notando por primera vez la presencia de la castaña.

— ¡Hermanita! — Caleb se puso de pie, tendiéndole una mano a su esposa para que emitiera su acción. — me encanta esa manía tuya de interrumpir nuestros momentos de pareja — le sonrió con sorna — hasta no tocar la puerta se te está haciendo costumbre, querida, ¿qué hubiera pasado si mi esposa y yo no hubiésemos estado presentables? —

—Sí, pero eso no paso — Beck sacudió su mano, desestimando las palabras de su hermano. En aquel momento aquello era lo que menos le importaba. — Vengo por algo más importante que tu "momento de pareja" — hizo comillas con sus dedos — de ese luego tendrán muchos. —

— ¿Qué sucede? — Helsin, quien luego de los comentarios de su esposo tenía las mejillas teñidas de carmesí, la observo con seriedad.

— ¡Al fin encontré a mi príncipe rojo! — exclamo la princesa, dando un par de saltitos en su lugar. — ¡es hermoso, y tiene un acento parecido al tuyo, Hel! — soltó un suspiro. — creo que ya lo amo —

— ¿Qué? — Caleb se carcajeo abiertamente. — ¿para esto nos interrumpes, Beck? —

— Me alegro mucho, Beck — intervino Helsin, dándole un suave golpe en el brazo al castaño a modo de regañina por burlarse de su hermana. Rebecca se veía muy emocionada. —...pero ¿dónde lo conociste? — preguntó.

— Él llegó solito al castillo — Beck sonrió con coquetería. — ahora no se me escapa. —

— Pobre hombre, no sabe en lo que se metió — murmuró conteniendo la risa y recibiendo otro golpe de su esposa, acompañado de una mirada recelosa de su hermana.

— ¡Caleb! — Helsin le reclamo.

— Qué graciosos eres hermanito — sonrió ahora con malicia. — espero esto también te cause gracia. Mi príncipe, quien dice llamarse Dylen Savidges, un Sir, solicita la presencia de mi querida cuñada. — alzo uno de sus delicados hombros, restándole importancia al asunto. — dice que si ella puede darle un poco de su tiempo...para hablar supongo. — continuo con malicia.

— ¿Dylen? —

— Ni hablar —

Los esposos hablaron al mismo tiempo. Helsin con una sonrisa de emoción y Caleb con una mueca en el rostro. Fue el turno de Beck de reírse.

— ¡Es Dylen, Caleb! — Helsin soltó una risilla, avanzando hacia la puerta. — ¿recuerdas del primo lejano del que te hable? ¡Es él! — salió de la recamara sin esperar respuesta del mencionado, seguramente para ir en busca de su primo.

— ¡Esta en la salita de visitas! — grito Beck para que la pelirroja supiera donde buscar. Ella antes de volver a encontrarse con su príncipe debía cambiarse y volver a peinarse. Debía estar radiante para su segundo encuentro.

— Oye Beck, tengo una duda — Caleb también se dirigió a la puerta, más calmo luego de saber la identidad de quien buscaba a su amada. Les daría tiempo a solas, seguro Helsin se lo agradecería luego. Solo cinco minutos. — ¿Por qué estas usando la ropa de tu doncella? — 

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31-12-19

¡Hola!
Les dejo el primer capítulo de esta historia, espero les guste y lamento tardar taaanto en actualizar 🤭.
Que tengan un feliz año nuevo y nos leemos luego 💞

Magic [Royalty#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora