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— ¿A dónde te escapaste esta vez? — Caleb la miro con una ceja alzada, cruzando los brazos sobre su pecho y recargándose en su pierna derecha

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— ¿A dónde te escapaste esta vez? — Caleb la miro con una ceja alzada, cruzando los brazos sobre su pecho y recargándose en su pierna derecha.

—Mmm — Beck alzo un hombro, sonriendo de lado sin alzar la mirada de la alfombra para mirar a su ceñudo hermano — por ahí... — murmuro esquiva, tomando su cabello trenzado y comenzando a destrenzarlo.

— Beck...— Caleb gruñó, acercándose a ella y obligándola con gentileza a dejar su cabello de lado y mirarlo a los ojos. — ¿Cuántas veces hemos hablado sobre salir sin escolta del castillo? —

— Muchas — contestó, haciendo un mohín. Sabía perfectamente que si su hermano la estaba regañando no era por saltarse las normas de la aristocracia, una dama soltera no debía salir sin una carabina, él y su padre temían por la seguridad de la familia. Luego de su viaje a Escocia en busca de Hel, y la posterior captura del tío de esta misma, habían recibido algunas amenazas por parte de los aliados del Sir buscando su liberación. Cosa que no estaba en discusión, por lo que su padre y Caleb habían decidió que cada integrante de la familia fuera escoltada por la guardia real, luego de encontrar y encerrar a los guardias que se vendieron y ayudaron a Sir Scatter. — Pero Cal, ¡sabes que odio estar encerrada! — se quejó, apartándose del príncipe y acercándose a la ventada de la habitación. Soltó un suspiro, para luego girarse hacia él y continuar — además, puedo defenderme de cualquier idiota que se me acerque, lo sabes...y papá también. — con su mano alzo el pequeño ridículo que colgaba de la cinturilla de su raído vestido.

— Cargar con arma no te hace menos vulnerable, Beck — soltó un suspiro, sin sorprenderle para nada que la joven llevara una arma, un pequeño revolver. Él mismo se habia encargado de enseñarle a usarla, además de enseñarle esgrima y defensa personal. De pequeños, ella lo perseguía para todos lados y a él no le habia quedado otra opción que incluirla en sus actividades. — ¿Qué pasa si te enfrentas a más de un hombre y todos tienen armas? —

—Pues... —

— Basta de quejas, enana — la interrumpió. — sabes que es por tu seguridad. Nadie, ni siquiera padre pueden salir del castillo sin un escolta —

— Este bien —acepto, bajando la mirada. Aun cuando odiaba la idea de tener a uno de los guardias siendo su sombra, no trataría de escapar pues sabía los peligros y enemigos que acechaban a su familia. Además, teniendo a su príncipe, no podía volver a ponerse en peligro.

— Bien — Caleb asintió, sin confiar del todo en la aceptación de su hermana. Él sabía que con una sola sonrisa y un suave pestañeo la pequeña princesa era capaz de engatusar a quien quisiera. — ahora... ¿no deberías ir a arreglarte para tu príncipe rojo? —

— ¡Oh, si tienes razón! — alzándose de puntillas, dejo un beso en la mejilla de su hermano y corrió hacia su habitación, soltando una risilla emocionada.

Caleb rió, observando a su hermana y compadeciéndose del tal Dylen. Su futuro cuñado, eso era seguro, Beck no descansaría hasta conseguir engatusarlo.

La conocía tan bien.

(...)

— Me alegra mucho volver a verte, Dyl — comentó Helsin, aun sujetando la mano su recién llegado primo. Él era probablemente la única familia que le quedaba y con la podía contar.

—Yo lamento no haber estado defenderte de mi padre — se lamentó, apretando las mandibular al recordar lo que sintió al volver de su viaje y enterarse de todas las atrocidades que Sir Scatter habia hecho contra su sobrina...y contra mucha más gente. — de haber estado ahí, jamás habría dejado que te hiciera daño...lo siento — bajo la cabeza derrotado.

— No, Dylen, no te disculpes por algo que no es tu culpa — Helsin lo insto al alzar la cabeza y mirarla. Al verlo así de afligido recordó a aquel niño asustadizo que acudía a su casa para escapar de la furia de su padre. Luego de la muerte de su madre cuando él tenía cinco años, Dylen ya no tenía a nadie que lo defendiera de los malos tratos de Sir Scatter. Su único escape era ir a pasar unas semanas a la casa de Lord McBanner. Ahí era el único lugar donde podía sonreír y lograr tener un poco de lo que se conocía como cariño familiar. Su tío y prima siempre lo trataron bien, ayudándolo a olvidar por un tiempo lo que le esperaba en la mansión Scatter. — tú jamás tendrás la culpa de lo que Sir Scatter ha hecho, por favor, no sigas culpándote por aquello...no sigas atormentando tu alma de esa manera. — ambos sabían a que se refería la pelirroja con aquellas palabras.

Dylen sintió como su pecho se oprimía al recordar.

—Si — trago con fuerza, apartando la mirada para evitar que ella viera el dolor en sus ojos. —Hel...— suspiro, preparándose para cambiar de tema y exteriorizar la razón por la que habia venido en busca de la chica. — mi padre ha escapado —

— ¿Qué? — Helsin sintió que el corazón se le salía del pecho. De inmediato sus manos se fueron a posicionar sobre su vientre, en un gesto protector. Le aterrorizaba que su tío volviera intentar hacerle daño, más en ese momento que tenía a alguien más que proteger.

— Escapó de la prisión con ayuda de uno de sus amigos...—

— Buenas tardes — fue interrumpido por una potente voz masculina.

Caleb se adentró en la salita, frunciendo el ceño con desconfianza al ver el rostro pálido de su esposa.

Se apresuró a acercarse.

— Sin, ¿qué sucede? — pregunto, ignorando momentáneamente al Sir y centrándose en su princesa. — ¿tu primo hizo algo que...? —

— ¡No! — ella se apresuró a calmar las dudas del castaño, tratando de sonreír. — Dylen jamás me haría daño, es solo que...— trago saliva — mi tío ha escapado —

— Maldición — se puso de pie con la mandíbula contraída. Ni siquiera puso en duda las palabras de Helsin. Aquel hombre tenía muchos aliados, no le sorprendía para nada que hubiese logrado escapar. — Tu primo, cariño, tendrá mucho que contar y explicar — dirigió una seria mirada al mencionado, quien simplemente asintió— pero ahora nos están esperando para la cena, y por supuesto las presentaciones...padre está ansioso por conocer tu primo. — se dirigió a la pelirroja, centrando luego su mirada esmeralda en el otro caballero allí presente — A mi hermana ya la conoció, fue quien lo guio hasta aquí, así que supongo que hay una presentación que ahorrarse — sin esperar respuesta le tendió la mano a su esposa, instándola a caminar con él hacia el gran comedor, y dejando al primo con la tarea de seguirlos.

Si Dylen hubiese sido otra persona habría soltado una carcajada al enterarse que la coqueta doncella que lo habia ayudado era nada más y nada menos que la princesa Rebecca Southford, como no lo era simplemente sonrió.

Aquella jovencita habia logrado engañarlo con apenas unas pocas palabras. Justo cuando él habia considerado seriamente la idea de seducirla, y que ambos tuvieran un poco de diversión.

Era una pena que fuera una princesa, una dama que solo podía ser cortejada y amada.

Y amar era algo que él no podía permitirse volver a hacer. 



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05-01-2020

Magic [Royalty#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora