14°

215 15 0
                                        

~~~~N. R ~~~~

¬Eran las ocho de la mañana, Emilio aún estaba mirando su celular, no podía quitar de su cabeza aquellos pensamientos que han rondando hace tanto.

-Emi -.
Aquella voz lo hizo asustar.

-Joa.. Joaquín -.
Lo miró detenidamente.

El menor estaba vestido con un tierno pijama de Stich.

-¿Te gusta? El otro día me lo compré pero no tenía la oportunidad para ponermelo -.
Sonrió dándose una pequeña vuelta.

-Te.. Te vez -.

-Oh.. ¿Acaso luzco mal? -.
Jugó con sus manos, ya que aunque no lo admitía, quería sorprenderlo.

-No no, no me refiero a eso, por favor déjame terminar -.
Pero luego miró alrededor y vió cómo todos dormían.
-¿Vamos afuera? -.
Tomó un chaleco y salió junto a Joaquín.

-¿Pasa algo malo? -.
Se sentó en un tronco, su amigo se sentó al lado.

-¿Te incómoda que esté pasando más tiempo a tu lado?-.

-¿Incomodarme? ¿Porqué debería? -.
Notó como Emilio bajaba la mirada.

-No no.. Últimamente estoy diciendo pura chigadera -.
Le sonríe.
-Por cierto, se te ve bien -.

-¿Qué cos...-.
Pero entendió y sonrió.
-Gracias -.

-De nada, Joaco -.
Desordena el cabello del menor.

-Oye -.
Él ríe.

-¿Qué? ¿El bebé se enojó? -.
Sonríe.

-¡No soy un bebé! -.
Hace un puchero.

-Uy.. -.
Le saca una fotografía.
-Mira, si lo eres -.

-¡Oye! -.
Se cruza de brazos, para después sonreír.
-¡Me voy a vengar! -.

Acercándose, le desordenó el cabello, para después empezar a hacerle cosquillas.

-¡Piedad! -.
Gritó entre risas.

Entonces sus miradas se cruzaron, sonriendo, ambos corazones estaban totalmente locos.

-¿No te has dado cuenta que eres hermoso? -.
Murmuró el mayor.

-¿Qué? -.
Tragó saliva, Emilio se le acercó.

-¿Qué me estas haciendo? -.

Sus respiraciones chocaban. Una de las manos de Emilio acarició la mejilla izquierda del menor. Pero entonces él se alejó.

-No.. No hagas eso -.
Se levantó y caminó sin decir más.

-Joaco -.
Tomó su mano, haciendo que éste se diera vuelta, sus ojos se cristalizaron.

-No hagas esto.. No juegues así-.
Lo alejó, pero éste lo volvió acercar.

-Necesito quitar está necesidad, necesito descubrir lo que siento-.

Emilio tomó el rostro de Joaquín entre sus manos con delicadeza, mientras él lo miraba detenidamente.

-Dime que no lo deseas, dime que no quieres esto -.
Susurró el rizado.

-No.. No.. -.

Entonces pasó, el ying y el yang se conectaron. Sus labios se movían con lentitud, con dulzura, con ternura.

Pequeño BondoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora