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Inuyasha conoció a Kagome el primer día que ingreso a la secundaria, los dos se miraron con una sonrisa tímida y con ganas de hablar con el otro. Ninguno es un experto en el tema de conocer nuevas personas y son demasiados introvertidos para dar el primer paso, sin embargo el destino es cretino y sabio, haciendo que una chica de cabellera castaña corriera a saludar a uno de sus amigos y empujara a Inuyasha, quien dio dos pasos enfrente y más cerca de la bonita chica de cabello azabache.

-Ho-Hola. —Alza su mano con un poco de miedo. —Me llamo Inuyasha.

-Soy Kagome. —También alza su mano con timidez.

Los dos ven sus manos y comienzan a reír. Se miran tan torpes, tal vez por eso no pueden conseguir amigos.

-¿Quieres ser mi amiga?—Pregunta un Inuyasha con una gran sonrisa, el peli negro baja su mano y se rasca la nuca con nervios.

-¡Claro!—La adolescente asiente con la cabeza.

Ahora son amigos para siempre...

_Un año después_

-¡Quita tu enorme trasero de esa silla!—Kagome le da un manotazo al brazo de su mejor amigo y lo mira con enojo.

-¡Oblígame, anciana!—El chico de cabello negro mueve su trasero sobre la silla, haciendo molestar aún más a su mejor amiga. —Llegue primero, fenómeno.

Kagome Higurashi bufa, no puede creer que ese hijo del mal le ganara su asiento en la sala de computación, ahora debe sentarse frente al maestro y soportar sus estornudos con babas incluidas. Se vengara del bastardo.

-¡Suerte con tu amigo babas!—Le grita con una gran sonrisa Inuyasha.

-¡Púdrete!—Le contesta Kagome.

Los dos mejores amigos que aún no saben lo que el destino tiene para ellos.



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