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Inuyasha es un idiota, no lo negara y tampoco se hara el loco respecto al tema de Kagome. Sabe que la cago, en grande y de una forma que tal vez no tiene solución pero no quiere pensar mucho sobre ello, su cabeza no puede seguir pensando y buscar soluciones. Sabe que su mejor amiga necesta tiempo y él se lo dara.

-Eres un idiota.

Inuyasha miro a su hermano enojado, no mecesita que alguien más se lo confirme y menos el estúpido del mayor. Ignora las palabras por su salud mental, prefiere seguir jugando Apex al menos asi tiene donde descargar su frustración.
Sesshomaru suspira, no es su deber decirle a su hermano que hacer o cómo solucionar los problemas pero al ver lo que hizo y todo porque no quiere enfrentar sus sentimientos es... Una molestia.

-Es tu elección.--Le dice con un tono un poco más amable.-- Estas creciendo y seguiras cometiendo errores pero... No seas tan tonto para que este crezca más.

Y con esas palabras salio de la habitación del menor.
Inuyasha bajo el mando de la consola, su pecho dolía, demasiado, pero se nego a echarse para atrás. Lo que paso ya no lo puede eliminar. Solo queda seguir y seguir... Hasta que ya no pueda.

🔶️🔶️🔶️🔶️

Kagome sonrió a su mejor amiga, no esperaba menos de ella.

-Whoa, no sabia que fueras tan buena en esto.-- Miro el cuaderno de la castaña con sorpresa.-- Es bueno saberlo.

Sango rió por la expresión de Kagome, no considera que saber un poco de matematicas es algo genial pero no le dira, le costo mucho trabajo que dejara de pensar sobre lo que sucedio con Inuyasha.
Desde ese día la de cabello azabache ha estado muy triste, y aunque trate de demostrar lo contrario los que la conocen saben la verdad. Ha perdido a su mejor amigo, a su confidente y la persona que quiso y quiere a pesar de todo.

-¿Quieres ir por un helado?--Sango cerro su cuaderno.-- Necesito algo dulce hoy.

-Sí.--Kagome se levanto con una pequeña sonrisa, nota la ayuda que esta recibiendo de su amiga y no quiere despreciarla.-- Vamos por un helado y después venimos a ver una película.

La chica asiente entusiasmada, salir es lo mejor para aliviar todo la tristeza y bueno,  planear una venganza contra el Taisho.

Las dos se arreglaron un poco, aunque eso solo consiste en ponerse sus zapatos y peinar su cabello.  Se dirigieron con risas y bromas a la heladería cerca de la casa de Kagome, es pequeña pero con helado ricos y a buen precio.

-¡Hola, Ike!--Saluda las dos jovenes al empleado, quien conocen desde hace unos meses que entro a trabajar al negocio de los helados.

-¡Hola, chicas!

Las dos pidieron sus helados: Sango de chocolate y Kagome de fresa. Platicaron un rato con Ike y después se dirigieron a su mesa habitual, cerca de la ventana donde podían ver a todos pasar e inventar sus vidas ante sus ojos jóvenes.

-Creo que ella tiene un marido millonario.--Kagome observa la rubia que pasaba por la heladería junto un perro de pelaje blanco, de esos que dan risa porque son muy esponjosos y pequeños.--Tiene la pinta.

Sango respondió pero no lo escucho cuando un chico entro a la tienda; sus pantalones negros rasgados junto con su camisa blanca holgada y cabello castaño la distrajeron. Sus ojos azules la atraparon desde el primer momento en que cruzaron miradas.

La canción de fondo es la indica para la ocasión y hace sonreír a los dos jóvenes que no pueden apartar la mirada del otro.

El chico de piel canela se acerca con una pequeña sonrisa, todo pasa en cámara lenta para Kagome y las mariposas comienzan a surgir en su interior.

-Hey, acabo de conocerte y es una locura pero.--Saca su celular del bolsillo delantero de sus jeans.--Aquí esta mi número.

Kagome ríe por la letra de la canción que recito el chico.

-Si puedes, llámame.--Responde divertida.

Sango cruza los brazos satisfecha, no tuvo que intervenir mucho para la venganza contra Inuyasha Taisho, su amiga lo esta haciendo ahora mismo y ni siquiera se da cuenta. 

Preparate bastardo, Kagome se ha enamorado.




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