Capítulo 3

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Después de la reunión y cumplir su horario de trabajo, Samuel quedó con Rebeca de verse para comer, así que al salir del trabajo paso por ella a casa y decidieron ir a un restaurante.

Rebeca miraba algo raro a Samuel, se veía un poco nervioso y se imagino que la reunión que tuvo en la mañana lo había puesto así — todo bien Samu? —

Samuel asintió sin dejar de mirar al frente — solo estoy un poco cansado —

Rebeca arqueo una ceja y se cruzó de brazos — será eso o es por qué Teo Roson te dijo algo? —

Samuel miró a su novia y no se percató de que el semaforo se había puesto en rojo y golpeó el automóvil que estaba frente a él — joder! — detuvo el auto, para después quitarse el cinturón de seguridad y bajar al ver que el chofer del otro vehículo descendía de este — disculpa hermano, fue un descuido mío — el chico se sentía nervioso, en todo lo que llevaba conduciéndo no había tenido ningún percance, como era posible que una simple pregunta lo desestabilizó para cometer ese error.

El chofer del otro auto se talló la cabeza y solo hizo una mueca al ver que el faro izquierdo estaba roto y una parte del maletero se había hundido un poco.

— si quieres nos podemos arreglar entre nosotros, no hay necesidad de que llamemos a la aseguradora, qué te parece? — sugirió Samuel.

— no lo se amigo — dijo el chofer y trago saliva. Sentía que el mundo se le venía encima — si mis jefes se enteran que me chocaron, me despedirán —

Rebeca bajó del auto rápidamente, mientras sacaba su cartera — Ey tu, ya escuchaste a mi novio. Lo arreglamos sin necesidad de involucrar a terceros, si quieres hasta nosotros mismos llevamos el auto a un taller de confianza y lo dejarán como nuevo —

El chofer volvió a rascarse la cabeza y miró el reloj — es que voy a un compromiso importante — vio como una de las puertas de atrás del auto se abrían.

Carla que ya se había desesperado al no saber que estaba pasando con el choque, decidió bajar para arreglar las cosas. Desde que salieron del aeropuerto se percató que el chofer que habían mandado sus padres era nuevo e inexperto.

Carla sin darse cuenta quienes eran las personas con las que dialogaba su chofer, cerro la puerta de golpe — tan difícil está la situación? — dijo dirigiéndose al chofer — habla a la... — se detuvo al ver a Samuel frente a ella y por inercia apretó sus manos.

Samuel se puso pálido y empezó a sudar frío al volver a ver a la única chica que lo ponía de cabeza, trago saliva y por inercia miro a Rebeca que al igual que él se miraba nerviosa — ya le he dicho que podemos arreglarnos personalmente y no ... —

Carla frunció el ceño y examinó el golpe que tenía su auto, ella realmente no sabía de automóviles y esas cosas por el estilo, pero haría todo lo posible por alejarse de ahí y no seguir viendo a su ex — no hay problema yo me encargo de esto. Me dejas en casa y rápidamente te vas a un taller y te encargas de que esto lo reparen — le dijo al chofer — por mis padres no te preocupes, que yo les inventaré algo —

— pe.. pero.. — tartamudeó el chico y trago saliva — nos pueden infraccionar si nos ven con un faro roto —

Carla resopló y le pidió que abriera el maletero — bien, entonces en estos momentos te vas y yo tomo un taxi que me lleve a casa —

Samuel por inercia y olvidándose de Rebeca, respondió de golpe — No, yo te llevo — las dos chicas lo miraron incrédulas al escuchar lo que dijo.

— disculpa? Si escuchaste lo que dijiste? — Rebeca preguntó molesta.

Samuel miró a su novia que se encontraba un poco molesta — digo, nosotros te llevamos — trago saliva — yo fui el que golpeó tu auto, y en forma de agradecimiento de que no llamaras a la aseguradora, nosotros te llevamos a tu casa — se talló la cabeza y se maldijo a si mismo —

Mi destino eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora