Oh, what a sight |Brallon/Peterick/Frerard|

Ho ho hopefully this holiday will make us believe in... us

Ho ho hopefully this holiday will make us believe in... us
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El ver a Patrick con una sonrisa y las mejillas sonrojadas al recibir aquella lata de refresco por parte de ese completo extraño no le gustó para nada al moreno. Él no había tratado de acercarse por semanas al pequeño rubio para que venga ese gigante a quitárselo con una estúpida bebida, oh, claro que no.

Pete haría algo al respecto.

Tomó sus cosas, que ya estaban en la cinta negra a punto de llegar a la caja y salió de la fila. Todos lo miraban sorprendidos. Es decir, había estado allí parado casi una hora como para irse, ¿quién haría eso? Solo alguien locamente enamorado o tonto, y Pete Wentz no daba la impresión de ser un tonto.

Caminó con seguridad hacia la fila de al lado y se colocó, orgulloso, en el último lugar de esta. Vio como unas niñas murmuraban algo a su padre, estaba seguro de que hablaban sobre él porque no dejaban de mirarlo, solo atinó a soltar una risita, sacudir la cabeza y observar a Patrick de nuevo.

Se notaba cansado, muy cansado; puede que no haya dormido bien o tal vez se habría quedado a trabajar en el turno de la noche. ¿Cuándo aprendería que eso no era bueno para su salud?

Conforme la fila avanzaba, Pete seguía preguntándose si el rubio aceptaría su propuesta; había planeado decírselo después de Navidad pero con los recientes sucesos tuvo que hacer ligeros cambios y adelantar las cosas.
Desde esa noche en la cual ninguna otra tienda estaba abierta, Joe necesitaba un baño con urgencia y estaban tan ebrios como para poder llegar a casa, había planeado hablar con Patrick. Bueno, no es como si no lo hubieran hecho pero es que no eran conversaciones reales y Pete quería saber todo sobre el rubio, hasta el más mínimo detalle.

Entonces esta sería su oportunidad. Tal vez la única antes de morir de tristeza si era rechazado; pero no creía eso posible, lo poco que había conversado con Patrick le hacía creer que el menor era demasiado amable como para decirle que no a alguien. O eso quería pensar.

Con todas esas ideas y recuerdos dando vueltas en su cabeza, no se dio cuenta de que ya solo faltaba una persona para que pudiera llegar a Patrick. Su sonrisa se ensanchó al ver que el rubio despedía al cliente anterior con un "Feliz Navidad" antes de bostezar otra vez y girarse hacia las cosas que Pete iba a comprar.

—Buenas tardes —Alzó la cabeza y vio al moreno, de inmediato su expresión cambió y se esforzó por sonreír a pesar de lo cansado que estaba—. Hola.

—Hola, Patrick. —Los ojos de ambos se encontraron y las mejillas del rubio se volvieron rosadas. Aquello duró unos segundos pues el bip del láser que marcaba a cada producto comenzó a sonar desesperadamente; las cosas se habían acumulado al final de la cinta negra giratoria de la caja y ahora estaban una sobre otra.

—Oh, lo siento —murmuró Patrick antes de registrar cada código de barras y poner las cosas en las bolsas plásticas.

—No te preocupes. —Y al ver otro bostezo agregó—: Yo puedo acomodar esto, ¿por qué no tomas esa Dr Pepper? —ya no le importaba quién se la había obsequiado—. Tiene cafeína, te ayudará a mantenerte despierto.

El rubio parpadeó varias veces y se frotó los ojos para asegurarse de haber escuchado bien lo que Pete acababa de decirle, al parecer sí era real y no había tiempo que perder. Le agradeció y abrió la lata con cuidado, bebió un largo sorbo y suspiró cuando se separó del metal. Era reconfortante. Los distintos sabores inundaban su boca y sentía las burbujas estallar, lamió su labio superior porque una escurridiza gota se había quedado allí y volvió su vista hacia Pete que lo miraba boquiabierto.