CAPÍTULO IX

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*sexta carta*
Querido John, una vez más te escribo agradeciendo tu simpatía, tu apoyo e incondicional amistad, sin embargo ya no soporto más ocultar lo que siento, soy confusa ahora en ello porque no quisiese perderte o que me dejes de hablar por algo incómodo que terminemos siendo. Quiero intentar no callar más, pero, qué oportunidad he de tener contigo yo que siendo tan segura de mi, tambalea esa confianza, es probable que estoy comenzando a amarte, claro, como no hacerlo. Esperaré a que me quieras como te quiero un poco más antes de rendirme.

Con cariño Jenny.

*varias cartas más*

No fue en vano el esperar y el no rendirme. Aquel día me dijiste lo que tanto quería escuchar, aquellas palabras que guardaré en mis recuerdos y cada que lo recuerde aquellos sentimientos serán encontrados nuevamente. Aquel primer beso que nos dimos, fichado quedó por completo en mí, que al tocar mis labios aún siento los tuyos con los míos. Aquel mirar de estrellas entre los dos, aquella caminata juntos en donde nuestras manos al chocar entre sí decidieron tomarse una de la otra. Tu de mirada alegre y solitaria, tú de quien jamás creí que te fijarías en alguien como yo, tú y sólo tú; juntos.
Espero hacerte feliz cada día y cada día enamorarte, ser amigos, novios, cómplices,...

~Momentos antes de escribir la carta~

Recibí una llamada, era él, y yo tan emocionada por oírle, amaba escucharle; esa voz tan cálida, tan fresca como un amanecer, un poco delgada y gruesa a la vez, que me inspiraba dulzura, que hacía palpitar mi corazón y que después de un largo tiempo de no hablar y vernos añore tanto.

Su llamada era por una invitación a comer. Recuerdo que ese día me arregle más de lo que solía hacerlo «Mi primera cita que emoción» bueno aunque no sabía del todo si era o no una cita, mi mente fantaseaba tanto con ello.
No sabía que usar, fue tan difícil, tenía tanta ropa en mi clóset pero seguía pensando en que no tenía que usar. Era una ocasion muy especial, no lo había visto en semanas pues me había ido de viaje con familiares.
Use algo simple, cómodo pero con un poco de elegancia.

Él tan solo se volvió el motivo de mis sonrisas, era feliz a su lado, pero temía lo que fuese a pasar después, amaba tanto su compañia que temía perder la por algún sentimiento unilateral absurdo o pensar que podríamos algún hacernos tanto daño y no verle nuevamente.

De pronto le veía a él, en aquel restaurante acordado, con la carta de menú en mano, con esa mirada profunda y seria que tanto me gusta.

De pronto me vió entrando y alzó la mano para que viese donde estaba.

Llegué hacia él y delicadamente me senté.
Ordenamos nuestras comidas y postres favoritos. Luego de ello fuimos a un parque caminando lentamente sin palabra alguna, él con un helado y yo con una cola en la mano, de vez en cuando nos mirábamos y soltabamos risitas o sonrisas.

Nos dirigimos hacia unos columpios, comenzamos a platicar y ponernos al día, entre risas de un momento a otro el silencio cortó toda conversación; sin ninguna palabra, nuestras miradas se entrelazaron y pasó algo de lo que toda esperanza se había acortado.

Un beso sucedió de la nada, y sentí una emoción, algo moviéndose dentro mío, unos nervios y una gran ventura.

Me susurro entonces al oído-te extrañé tanto, nunca vuelvas a dejarme tanto tiempo sin tu compañía.

Pasé saliva y logre decirle que yo también le extrañaba y logre al fin no ocultar más mis sentimientos y decirle sinceramente todo. Llegó el atardecer y luego el sol alejándose lentamente. Caminamos hacia su casa con nuestras manos juntas y plasmadas. Miramos las estrellas y me llevó a mi casa, vivíamos tan cerca pero el dijo-no estaré tranquilo si no te llevo-al dejarme afuera de la puerta un beso en la mejilla me dio y yo sin poder decir nada, perpleja y emocionada, me sentía en un sueño del cual no quería siquiera despertar.

~unas semanas después~

Era totalmente real lo que me estaba pasando.

Llegó el momento de hacer oficial lo nuestro una vez de estar seguros de ello, por lo que reunimos a sus padres y a los míos, una vez siendo así, yo tan nerviosa y él tomando mi mano para tranquilizarlos, dando iniciativa-papá, mamá, Sra. y Sr. Wagner, la razón de esta reunión es para hacer oficial la relación que llevo con esta linda señorita Jennifer- ¡¿Linda?! dijo linda señorita, eso hizo sonrojar mis mejillas.

Mis padres lo aprobaron, su padre también pero su madre, es decir, mi suegra, no la notaba conforme, durante la cena en casa de los Harrison no salió sonido alguno de su boca, en silencio y con sonrisas falsas permaneció. Mi madre pudo notarlo también pues al llegar a casa a solas me hizo mención de ello y creo que todos lo notaron pero nadie preguntó ni dijo nada para no arruinar el ambiente.

Terminando la cena él y yo nos ofrecimos a levantar todo y lavar trastes, así fue como fué. Durante la lavada el jugueteaba mi cabello y me daba besos de pique cada que nadie miraba, también me lanzaba chispas de agua como un niño con mirada adorable y una leve sonrisa.

Cuando acabamos me llevó a su cuarto, vaya ¡su cuarto! nunca había entrado ahí, si lo había visto de cerca, cerrado, pero esta sería la primera vez entrando. Los adultos durante ello se pusieron a conversar del pasado y futuro.

-Espera-dijo entrando primero y tras unos breves momentos después-adelante, pasa-pude notar una timidez en él-perdona si está un poco desordenado, no he tenido mucho tiempo de arreglar.

-Jeje, descuida-hice una breve pausa y cambié el tema-tu cuarto es muy bonito-vaya que lo era, sobre todo el librero al cual me acerque a ver tan rápidamente.

John se acercó lentamente tras de mí y tomó un libro tan minuciosamente.

-¿Te gustaría leer este conmigo?

-Sí, por qué no, se ve tan interesante-y sin darme cuenta tome el libro, no lo arrebate, mas bien lo toque esperando a que el lo soltase, pero sin darme cuenta retire mis dedos llevando mi mano hacia atrás.

Nos sentamos en un sofá terciopelo de color negro y algunas partes grises.

Comenzó él a leer y haciendo pausas continuaba yo con la lectura y así seguimos hasta llegar a menos de la mitad.
Tenía que irme pues ya era muy tarde y debía levantarme temprano al igual que él.

-Lo seguiremos leyendo otro día, hasta pronto-dijo antes de que saliera por la puerta de la casa.

-Así será-con una sonrisa de oreja a oreja respondí.

Nos despedimos de todos, la Sra. Karlotta me hizo sentir como una extraña para ella ante su mirar y saludo de despedida lleno de hostilidad. No entendía porqué estaba siendo así cuando mucho antes fue tan amable y linda conmigo. ¿Realmente le molesta tanto que ande con su hijo?

¿Cómo te olvido? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora