La Raíz De Los Problemas

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El bosque estaba llegando a su fin, pudo notarlo al observar que la cantidad de árboles era menor, y cada vez era un poco más complicado desplazarse de rama en rama.

El sol estaba en un punto alto, apuntando hacia el mediodía. En ninguna sola ocasión había parado a descansar en todo ese tiempo que llevaba en marcha, completamente plena de la adrenalina que recorría su cuerpo en aquellos momentos.

Largos años de entrenamiento se había preparado a resistir. Porque ella sabía que no era fuerte, y jamás sería la más fuerte, pero podía ser resistente, podía desarrollarse y expandir sus límites.
El recuento de las cosas era ya de por sí, un conjunto de complicaciones sumándole claro, el haber abandonado a su equipo horas antes.

No dudaba que sus compañeros vinieran tras ella, de echo de haberlo pensado mejor quizá y podrían estar acompañándola, pero no quería arrastrarlos a lo que circulaba dentro de su cabeza desde hace días atrás, desde aquella ocasión.
Pensaba en sus compañeros y lo preocupados que estarían, porque hace apenas tantas horas fue secuestrada y ahora había salido disparada hacia algún punto, escondiendo su rastro, disfrazado su olor para así quizá confundir la desarrollada nariz de Kiba y también la de Akamaru. Ahora empezaba a creer que todo esto de "tengo que hacer esto por mi cuenta" era una mala idea.

Pedía con el corazón que las consecuencias no fueran tan grandes.
Ella simplemente estaba siendo impulsiva por primera vez en su vida por el mero deseo de obtener la verdad tras la serie eventos que la han atormentado en su mente.

Ella, quería respuestas.

Con mucha suerte seguiría el camino que su mente le susurró y quizá, lograría encontrarlo.

Solo deseaba equivocarse, no relacionarse más allá de sus alucinaciones, no ir más allá de sólo conocer esa parte de su duda.
Quería que todo fuese como hasta ahora.

O quizá.... No tanto.
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Hace apenas unos días ella estaba bien, estaba bien con su vida, estaba bien por como se esforzaba cada día más en ser una mejor shinobi, estaba bien porque su padre estaba más atento y genuinamente estaba apoyándola, estaba bien su primo quien había regresado a salvo a casa durante la última misión que tuvo, estaba bien incluso cuando la Hokage asignó al equipo ocho como apoyo en la búsqueda de Sasuke Uchiha.

Estaba entusiasmada. Estar en una misión con Naruto siempre era inspirador, más en una tan importante como era aquella. Naruto radiaba una fuerza y optimismo tan puro que te costaba realmente creer que las cosas podrían ir mal. Rescatar a su amigo era la travesía que Naruto se impuso, quien dijo que no regresaría a casa a menos que Sasuke viniera con ellos.

Hinata se sentía fuerte. Alguien como naruto confiaba plenamente en el equipo ocho para esta misión, Naruto confiaba en ella. Todos los hilos estaban a su favor, ella tenía esperanza.

Avanzaron durante días descansando poco, estando a unos pasos del pelinegro, Kiba fue quién en todo momento parecía alerta y el primero en detectarlo, la había mirado con la intensidad que Hinata conocía, esa que decía sin decir "necesito que revises algo". Entonces activó su doujutsu y enfocó su chakra en ello, miró tan lejos como era posible, cerrando su visión en un punto al noreste para mayor concentración.

Era apenas una figura distinguible, alto, de cabello obscuro y parecía tener prisa. La inconfundible insignia rojo y blanco de su clan lo terminaba de delatar.

Delante de ellos, a varios kilómetros al frente, estaba Uchiha Sasuke.

No esperaban si quiera que el pelinegro se dignara a que Naruto charlara con él, incluso Kakashi les advirtió que se fuesen preparando para cualquier adversidad, Hinata en ese momento mientras seguía saltando comenzó a contar el armamento de su equipaje.

El jardín de las flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora