CAPITULO IV

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— ¿Qué sucede? —pregunto cuando por fin llega, le miro con preocupación y debo admitirlo, con temor.

—Nada, nos vamos —sisea furioso. Obedezco de inmediato y salgo de la casa como si mi vida dependiera de ello. Lo sigo en silencio mientras camina con pasos rápidos y de nuevo me quedo atrás.

Llegamos al auto y entro enseguida mientras que el entra y cierra de un portazo; lo miro fijamente esperando una explicación. El recarga su cabeza en el asiento con los ojos cerrados y respira profundamente unas cuantas veces hasta que se tranquiliza. Matt es de las personas mas pacientes que conozco, pero cuando se molesta, lo hace enserio. 

— ¿Y? —insisto, quiero saber que le pasa —, ¿Qué sucedió? Te vi con una chica divirtiéndote mucho. ¿No besa bien? —bromeo tratando de calmar un poco la situación. 

Enciende el auto y lo pone en marcha. Al menos no esta tan ebrio porque de lo contrario, seria nuestro fin.

— La tipa  con la que me besé resulto ser la mejor amiga de Olivia —su voz tiene un toque de vergüenza.

Me quedo paralizada. Mientras yo estaba arriba con su hermano, él se estaba besando con su mejor amiga. Aunque él si se pasó de la raya. 

— ¿Qué? ¿Cómo lo supiste? —nos detenemos en un semáforo. Solo hay unos pocos autos en la calle.

— Eso fue lo peor Regi —dice comenzando a enojarse de nuevo—, estábamos ahí, todo bien. Ella me invitaba a pasar la noche en su casa, pero obviamente no te iba a dejar sola.

El semáforo cambia de color y Matt avanza por la carretera. Estamos a quince minutos de mi departamento. Suficiente tiempo para saberlo todo. 

— ¿Y qué pasó? —comienzo a desesperarme.

—Pasó que yo le dije que sí, fue la peor decisión de mi vida— se toca la cabeza con una mano mientras conduce con la otra—, en ese momento llego Olivia y yo sostenía a la chica de la cintura, estaba a punto de besarla de nuevo cuando Olivia se puso a gritar como loca.

— ¿Y qué esperabas tonto, que te felicitara? —le miro incrédula. A veces creo que Matt no piensa las cosas de la manera correcta. Creo que no mide las consecuencias de sus actos.

— Pues no creí que fuera a reaccionar así —se encoge de hombros—, además, ella se estaba besando con el rubio cuando llegamos. Tú lo viste con tus propios ojos —dice excusándose. 

— ¿Le reclamaste por eso?

— No pude, literalmente comenzó a insultarnos a los dos y casi se golpean entre ellas —dice aun sorprendido—, pero debo admitir que hubiera sido bueno verlas pelear —agrega ahora riendo. 

Le golpeo en el brazo.

— Eres un idiota —me rio— , entonces, déjame ver si entendí ¿Ya no tienes novia y ella tampoco tiene mejor amiga? —resumo.

—Exacto —da la vuelta en la esquina del edificio—, pero tengo buenas noticias. Conseguí el número de dos chicas buenísimas —levanta su celular  en la mano a modo de victoria. Se estaciona frente al edificio.

— Tu no aprendes —pongo los ojos en blanco y bajamos del auto.

Entramos al recibidor y Robert nos vuelve a saludar con un movimiento de cabeza. Llegamos al elevador y las puertas se abren después de presionar el botón.

—  ¿Y qué tal tú? Dijiste que estabas arriba con un chico —me da un golpecito con el codo mirándome con esos ojos coquetos que derriten a cualquier chica.

— Pues... —recuerdo todo lo sucedido desde que llegue a la cocina. Al menos mi noche estuvo menos intensa que la suya—, resulto ser el hermano de tu ex novia.

Huyendo de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora