La última vez que vi a Ana fue ese día en el que estábamos gritándonos muchas cosas y con mucho rencor y coraje de mi parte, debo admitir. Después de eso me fui a la escuela mientras planeaba cual sería mi próximo movimiento en el juego y finalmente, decidí huir al anochecer.
Estaba tan tocada con la muerte de Marcos y sabía que ella también lo sufría a su manera, no podíamos permanecer juntas o ambas nos mataríamos de dolor.
Han pasado dos años desde entonces.
Aquella sensación vacía y particularmente reconfortante me invade desde el primer segundo que la escucho y en verdad no sé si quiero seguir escuchándola o decirle que pare.
- ¿Estás ahí? -cuestiona con ese timbre de voz tan característico de ella, tan imponente y con un poco de molestia a veces.
-Estoy aquí -respondo después de un segundo. Respiro hondo y trato de mantener la calma.
Volteo para observar a Mary y noto que me hace una señal con la mano indicándome que me tome mi tiempo y me dirijo a una de las mesas más alejadas.
-Tuve algunos inconvenientes para conseguir tu numero -explica del otro lado de la línea.
Vaya, tardo dos años en localizarme.
-Sabias donde encontrarme -replico con desinterés.
La verdad es que estoy muy confundida y descolocada con esta llamada. Anoche Adrián contesto su llamada y eso fue muy incómodo dadas las circunstancias. Así que, no sé cómo sentirme al respecto sobre todo esto.
-Sabes que soy muy distraída -ríe del otro lado de la línea tratando de suavizar la charla.
Decido relajarme y tomarme la llamada con calma, al menos tuvo el coraje de llamar. Y sé que esto también es mucho para ella.
-No te preocupes -hablo mientras pienso en mis próximas palabras-, ¿Qué tal te va?
Es una pregunta que todo mundo hace para sacar algún tema de conversación cuando llega un momento incómodo, supongo.
-Todo ha ido bien -responde un poco entusiasta-, si, bien... -repite mientras sopesa su respuesta. Se queda callada durante un par de segundos.
-Me alegra oír eso. Supongo que has logrado sobrevivir -bromeo para rescatar un poco la plática que se hunde en la incomodidad.
-Veras, estoy en la cuidad -añade-, y bueno... -se detiene como si reconsiderara sus palabras-, he estado pensando mucho ¿sabes? Podríamos hacer algo -lo suelta de repente.
Me quedo helada. Se lo que trama...
No quería hacer esto. No quería responder y remover todo aquello que estaba logrando contener dentro de mí. Es tu madre ¡Por Dios! Debes hacerlo, me repite mi subconsciente haciendo presión.
- ¿Qué tienes en mente? -pregunto no muy convencida de lo que debo hacer en estos momentos.
-Hay una cafetería cerca del centro, podríamos quedar y vernos ahí -escucho la esperanza en su voz y me pregunto si en verdad es real o solo está fingiendo.
>>Además, he oído que hay una librería cerca., podríamos a ver que libros hay y poder comprar algunos.
Demonios.
Es aquí. ¡Ella habla de esta librería!
Y no conforme con todo, decido hacer algo de lo cual sé que me arrepentiré.
Cuando me acerco de nuevo al mostrador Mary está atendiendo a unos chicos que al parecer vinieron por libros para sus trabajos de universidad.
Ahora no puedo dejar de pensar en todo lo que acaba de suceder, Ana está de vuelta y no sé cuál sea su verdadero propósito. Decido enviarle un texto a Matt:
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Huyendo de mi oscuridad
RomanceLa muerte puede ser muy injusta. Demasiado. Tanto para aquellos que han muerto, como para los que se quedan, puede ser horrible. Porque nadie la espera, nadie está preparado. Regina trata de vivir con la culpa que la está matando, la culpa que sient...