CAPITULO V

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La última vez que vi a Ana fue ese día en el que estábamos gritándonos muchas cosas y con mucho rencor y coraje de mi parte, debo admitir. Después de eso me fui a la escuela mientras planeaba cual sería mi próximo movimiento en el juego y finalmente, decidí huir al anochecer.

Estaba tan tocada con la muerte de Marcos y sabía que ella también lo sufría a su manera, no podíamos permanecer juntas o ambas nos mataríamos de dolor.

Han pasado dos años desde entonces.

Aquella sensación vacía y particularmente reconfortante me invade desde el primer segundo que la escucho y en verdad no sé si quiero seguir escuchándola o decirle que pare.

- ¿Estás ahí? -cuestiona con ese timbre de voz tan característico de ella, tan imponente y con un poco de molestia a veces.

-Estoy aquí -respondo después de un segundo. Respiro hondo y trato de mantener la calma.

Volteo para observar a Mary y noto que me hace una señal con la mano indicándome que me tome mi tiempo y me dirijo a una de las mesas más alejadas.

-Tuve algunos inconvenientes para conseguir tu numero -explica del otro lado de la línea.

Vaya, tardo dos años en localizarme.

-Sabias donde encontrarme -replico con desinterés.

La verdad es que estoy muy confundida y descolocada con esta llamada. Anoche Adrián contesto su llamada y eso fue muy incómodo dadas las circunstancias. Así que, no sé cómo sentirme al respecto sobre todo esto.

-Sabes que soy muy distraída -ríe del otro lado de la línea tratando de suavizar la charla.

Decido relajarme y tomarme la llamada con calma, al menos tuvo el coraje de llamar. Y sé que esto también es mucho para ella.

-No te preocupes -hablo mientras pienso en mis próximas palabras-, ¿Qué tal te va?

Es una pregunta que todo mundo hace para sacar algún tema de conversación cuando llega un momento incómodo, supongo.

-Todo ha ido bien -responde un poco entusiasta-, si, bien... -repite mientras sopesa su respuesta. Se queda callada durante un par de segundos.

-Me alegra oír eso. Supongo que has logrado sobrevivir -bromeo para rescatar un poco la plática que se hunde en la incomodidad.

-Veras, estoy en la cuidad -añade-, y bueno... -se detiene como si reconsiderara sus palabras-, he estado pensando mucho ¿sabes? Podríamos hacer algo -lo suelta de repente.

Me quedo helada. Se lo que trama...

No quería hacer esto. No quería responder y remover todo aquello que estaba logrando contener dentro de mí. Es tu madre ¡Por Dios! Debes hacerlo, me repite mi subconsciente haciendo presión.

- ¿Qué tienes en mente? -pregunto no muy convencida de lo que debo hacer en estos momentos.

-Hay una cafetería cerca del centro, podríamos quedar y vernos ahí -escucho la esperanza en su voz y me pregunto si en verdad es real o solo está fingiendo.

>>Además, he oído que hay una librería cerca., podríamos a ver que libros hay y poder comprar algunos.

Demonios.

Es aquí. ¡Ella habla de esta librería!

Y no conforme con todo, decido hacer algo de lo cual sé que me arrepentiré.

Cuando me acerco de nuevo al mostrador Mary está atendiendo a unos chicos que al parecer vinieron por libros para sus trabajos de universidad.

Ahora no puedo dejar de pensar en todo lo que acaba de suceder, Ana está de vuelta y no sé cuál sea su verdadero propósito. Decido enviarle un texto a Matt:

Huyendo de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora