CAPITULO II

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Al doblar la esquina del edificio, comienzo a asustarme un poco, ¿Y si Mary se arrepintió de su decisión? No, tiene mi número, hubiera llamado. ¿Y si talvez hago algo mal y me despide...? ¡Maldición, debes controlar los nervios Regina!

Toda esta situación es inesperada y nueva para mí, el hecho de haber conseguido un empleo demasiado rápido me descoloco. Tenía la esperanza de no conseguir nada y así volver al apartamento solitario. Sin embargo, tenía que hacer algo enseguida; no podía estar dependiendo de ese dinero que envía ella. Es para eso que ella trabaja, para enviar dinero, pero, no me gusta recibirlo. Además de que realmente solo envía cuando quiere o cuando recuerda que debo comer algo. De todas formas, lo necesito, por ahora. 

Solo quiero comenzar a ganar mi propio dinero, para que no tenga que manipularme o al menos intente hacerlo. Es por eso que no me gusta recibirlo. Gracias al cielo que la universidad literalmente me la esta pagando mi padre aún después de muerto, con esa acta de defunción me hace más sencilla la vida pero su ausencia me sigue matando de a poco y eso no significa que lo extrañe menos. 

Aunque ya hayan pasado dos años desde lo de Marcos, no consigo entender porque ella sigue haciendo esto, pero de cierto modo, se lo agradezco. Cuando envía dinero así puedo saber que no llamará, aunque de todas formas ella no lo hace muy seguido. No se como sentirme al respecto, a veces creo que se lo agradezco en silencio porque cuando llama solo comienzo a llorar demasiado, pero cuando no llama, siento como si yo no importara. Es un sentimiento muy extraño con el cual vengo lidiando hace mucho tiempo. 

Aunque sé que es mejor para ella porque no tiene que lidiar con los insultos que digo sin pensar debido al coraje, ni yo tampoco tengo que hacerlo con lidiar con la voz quebrada en plena llamada. Siempre ha sido así desde aquello. Y jamás me he sentido una hija normal, o al menos una buena hija desde entonces, no lo comprendo: no la quiero conmigo, pero me enoja su indiferencia. No quiero estar con ella, pero me aterra ser remplazada por alguien mas. 

No es tan simple esto de la relación madre e hija. Pero al menos nadie cuestiona sobre eso. He mantenido un perfil bajo y nadie sabe la verdad sobre todo esto. 


Entro a la librería y voy directo al escritorio y detrás esta Mary apilando unos libros en el estante de la pared.

—Has llegado temprano —me causa gracia porque yo siempre llego tarde a todas partes.

—Lo sé, solo quería ser puntual —sonrío mientras intento hacer conversación.

—Perfecto,  porque junto tenía que decirte algo —se apoya en el mostrador y me incomodo de inmediato. Ella lo nota y deja de apoyarse—, es sobre la tienda.

— ¿Qué ocurre? —trato de calmarme.

—Es solo que hoy recibirás el nuevo pedido de libros, ya sabes recibir a los proveedores, revisar que todo esté en orden y pagar —se encoge de hombros y lo hace ver tan sencillo.

En realidad, no entendí nada. Nunca he hecho eso. Tengo la sensación de que me voy a equivocar, pero, también tengo que hacerlo. Tengo que demostrarme a mí misma que puedo hacer esto.

Respiro hondo y suelto el aire de mis pulmones como si lo que estuviera por hacer fuera el reto más difícil de todos, y es que para mí lo es.

—Lo tengo, solo revisar el pedido y pagar, ¿cierto? —sonrió—, puedo hacerlo. Cuando lleguen podrías decirme si lo hago bien o no, ¿Por qué estarás aquí verdad?  —le miro esperanzada—, solo estarás observando ¿cierto?

—Bueno querida, ese es el problema. Lo harás sola. —dice como si fuera la cosa mas normal del mundo mientras yo la miro como si le hubiera salido otra cabeza. 

Huyendo de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora