(No) Estás sola

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*Nota* Estamos todos de acuerdo que El Ascenso de Skywalker es horrible, ¿verdad? Una conclusión injusta a un personaje atormentado y fascinante. Y mientras Disney arregla su error (más le vale hacerlo) yo aprovecho dos teorías que vienen haciendo mucho ruido en el fandom Reylo y que tienen todo el sentido del mundo. Será corto, tres o cuatro capítulos a lo mucho.

Este minific va dedicado a Lyna Rodríguez, la mejor amiga Reylo que pude tener, a Niloa Gray, nuestra preciosa madre Reylo y a Jazmín Adame, administradora del mejor grupo de este ship en Facebook en donde paso las mejores horas de mi vida. Los invito a seguirme en mis redes sociales para poder hablar más y discutir las referencias en esta historia. Sin más qué decir, comencemos.

Advertencia: Síntomas del Síndrome del Superviviente y pensamientos suicidas.

Si Orfeo no hubiera hecho su viaje al Inframundo solo, habría recuperado a Eurídice.-  Pensamiento personal.

Todos corrían de un lado a otros desesperados. El centinela había sido asesinado desde la distancia, nadie les dio la alarma para esconder a sus niños, enterrar sus pertenencias y huir a tiempo de sus hogares. Siempre era lo mismo en Yokuin, un planeta pobre en todos los sentidos, tanto por su ecosistema carente de agua y árboles, como por la maldad en los corazones de los muchos bandidos que ahí habitaban.

Los Yokuinanos corrían bajo una lluvia de disparos de plasma, aturdidos por el sonido de los blasters y los gritos de las víctimas. Una madre corría aferrando a su hija contra su pecho, era perseguida por un bandido enmascarado que seguro vio gran potencial en la pequeña para venderla en el mercado negro como esclava. Un mal paso provocó la caída de la mujer, quien apenas pudo girar en el aire a su costado para evitar que la pequeña se lastimase. Ni siquiera trató de levantarse de nuevo, sentía el desgarre de los huesos de su pie y el maldito estaba demasiado cerca, blandiendo su mazo amenazante, mofándose de que había ganado.

Nadie iba a ayudarlas, ya lo sabía, le quitarían a su niña y nunca la volvería a ver. Dejó de escuchar los gritos de sus compañeros y el llanto de su hija aún aferrada a sus ropas. Sabiendo que era el fin, abrazó a la chiquilla una última vez, tan fuerte como pudo, esperando que ese acto le transmitiera todo el amor que sentía por ella. Resignada y con miedo, cerró los ojos.

Y entonces, un sonido desconocido para ella le hizo abrirlos.

Frente a ella estaba parada una mujer vestida de blanco y encapuchada que acababa de exterminar al bandido que las perseguía. En una mano portaba lo que parecía ser un sable de luz amarillo, mientras que levantaba la otra y hacía que varios de esos granujas se elevaran en el aire y cayeran estrepitosamente al suelo. Antes de que la Yokuinana pudiera decirle algo, la joven salió corriendo en dirección del bandido con la máscara hecha de dientes de bestias, su líder. El desgraciado apuntó hacia ella su enorme bláster y disparó, pero la chica puso su arma frente de sí, haciendo rebotar cada uno de los disparos.

Antes de llegar por completo hacia él, dio un salto imposible, apagó el sable y sus piernas danzaron en el aire impulsándola hacia adelante. Cayó de pie, justo detrás del líder de los bandidos y encendiò su espada a la altura del corazón de éste. El villano cayó muerto y sus seguidores que estaban cerca corrieron despavoridos hacia las dunas al ver a su jefe muerto.

Una vez más, apagó su arma y la colgó en su cinturón de cuero. Notó las miradas atónitas de los pueblerinos sobre ella, pero también sentía su miedo y es que el que una desconocida encapuchada apareciera de la nada blandiendo un sable de luz y ejecutando bandidos a diestra y siniestra realmente daba motivos para sospechar. La joven se quitó la capucha y dejó ver su hermoso rostro.

-No teman, no vengo a hacerles daño.- dijo con calma, tratando de sonar amigable.

Una mujer entre la multitud alzó la voz, pudiendo más su curiosidad que su miedo.

7 pasos hasta tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora