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Un flaco alto con un buzo deportivo azul entró por una puerta secreta en mi habitación del laboratorio. Su cabello era rubio, largo y lleno de dreads. Tenía un piercing en la nariz. Trajo una silla desplegable. Acomodó la mesa de tal forma que de un lado estaba sentado él y en frente estaba mi silla vacía. Me senté, ansioso por respuestas.

—Hoy es 8 de enero de 2020. ¿Qué es lo que ves? —dijo muy tranquilo.

La pregunta me sorprendió, no porque fuera inesperada, sino porque en mi mente se empezó a activar algo.

—Cierra los ojos y dime qué ves. Deja que fluya lo que sientes en tu cerebro. Hoy es 8 de enero de 2020. Dime lo que ves —insistió, siempre tranquilo, señalando el marcador electrónico con el año adelantado. Me cubrí los ojos con las manos. Vi una serie de imágenes en una secuencia rápida, dentro de un televisor.

—Una guerra está empezando —dije. Luego sentí mucho sueño y me dormí.