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La segunda vez que vi al flaco alto, le puse el nombre de "Vector A". Pensé que fue una idea mía al azar, pero era el Núcleo quien me había dado ese nombre para descifrarlo después.

Vector A entró de nuevo en la "ratonera", que es el nombre que le puse a mi habitación en el laboratorio. Nos sentamos igual que la vez anterior, mirándonos frente a frente en la mesa. Abrió una caja en forma de cubo, de allí sacó una esfera. "Este es el Núcleo" dijo. Y recordé el cuento de Borges, "El Aleph". Allí se hablaba de una esfera de dos o tres centímetros de diámetro. Igual a la que me mostró Vector A. Según el cuento, en la esfera estaba todo el universo.

"Dentro de esta esfera hay una partícula descubierta por el CERN. Cómo llegó esa partícula a esta esfera, es una larga historia. Pero es importante que sepas que está aquí. Y que te está guiando para un evento importante en tu vida" me dijo.

Hice varias preguntas pero Vector A solo respondió: "Cada día tiene su respuesta"

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