Sweet Gee

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Después de un día duro de trabajo, Gerard siempre tenía la misma rutina.

Llamaba a su hermano para saber cómo estaba, ya que a éste lo aprecia mucho y siempre quiere saber cómo está.

Preparaba un buen café y lo tomaba mientras veía a sus dos gatos pelear por el juguete que comprartian, y les tomaba fotos y videos para luego postearlos en su perfil de Instagram.

Avanzaba cualquier libro que estuviera leyendo en la actualidad y subrayaba las frases que más le gustaban con remarcador rosa.

Se quitaba su ropa cotidiana con la que iba a trabajar, cual es casi siempre jeans rotos, alguna camiseta de estampado de Star Wars o cualquier cosa nerd que a él le gustara y cualquier suéter o chaqueta que le quedara.

Tomaba un baño de burbujas y siempre usaba los mismos sales de baño que teñía el agua de un color rosa metálico, si le daban ganas hasta prendía unas velas y se bañaba en la oscuridad. Al final entra a su cuarto envuelto solo en una toalla, aún que sabe que no hay nadie que lo mire. Tira su toalla lenta y coquetamente, esto solo lo hace para sentirse lindo, se mira al espejo unos segundos, mira la llave blanca que cuelga en su cuello, la toma y la mira con una sonrisa.

Abre el armario extra qué hay en su habitación cuál es de color blanco como su llave, le da un vistazo su interior con una sonrisa macabra y toma el conjunto que más le guste y se lo pone. A pesar de ser casi las 12:00 am, se arregla el cabello rojo carmesí que tiene, se pone un cubre bocas negro y viste el conjunto que eligió para esa noche. Vuelve al espejo y se mira a si mismo, se mira desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Viste una falda de patoles rosa pastel y una blusa ceñida blanca con un cuello del mismo tono rosa de la falda, con unas media altas que cubrían sus piernas hasta las rodillas, haciéndolas ver menos masculinas, de por si no lo son tanto sin ellas.

Aún que el cubre bocas no lo permita ver, el sonríe. Toma su celular y cambia su protector por uno rosa pastel que oculta en unos de sus cajones.

Empieza a tomarse fotos con poses provocativas, levantando su falda un poco para que se vieran a penas las bragas rositas que vestía.

Se dirigió a su cama, quito la colcha que era negra para dejar ver unas lindas sábanas rosas con estampado de unicornios y arcoíris con nubes blancas, se sentó y acomodó sus piernas en más poses en donde dejaba ver sus bragas y sus piernas.
Empezó a tomarse selfies, donde subía su blusita y mostraba cada vez más de su piel blanca y tersa.

Al terminar su larga sesión de fotos, las editaba para agregarles un filtro más pastel y colocaba estickers tiernos en los objetos que podrían identificarse como suyos y mataban el escenario tierno y sexy.

Subía las mejores fotos en su cuenta secreta de Instagram, la cual tenía miles de seguidores, se aseguraba de bloquear a todos sus conocidos y familiares para evitar un escándalo.

Cambiaba sus ropas por una pijama cómoda y guardaba las prendas secretas en su respectivo armario, dejaba todo en su lugar y todo lo acababa de hacer desaparecía por completo sin ningún rastro.

Y si, así era su rutina, diaria.

Así es la vida de Gerard.

Otro día de trabajo normal como siempre, haciendo los fondos de algunas viñetas de algún cómic que le encargaban, finalizando diseños de personajes y editando algunas historia de uno que otro cómic tanto ajeno como suyo.

Frerard→ one shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora