La venda cayo de una puta vez

407 59 9
                                    

*DE NUEVO EN EL PRESENTE*

Al día siguiente muchos aprovecharon para salir a pasear o de compras antes de la comida aprovechando que era festivo y no habían clases. Nosotros nos levantamos tarde y tras mi amado novio entrenar un rato se tiro al sofá boca abajo con su móvil. No pude evitar tirarme sobre el y en el proceso pellizcar una de sus nalgas, quien puede resistir la tentación de tocar esas firmes y redondas nalgas de infarto que el rubio cenizo se gasta. Yo nunca puedo aunque más de una vez me haya comido una explosión por manosearlas y alguna otra parte de su cuerpo también. Pero nadie me puede culpar si mi novio parece haber sido creado por un dios a su imagen.

Me tumbo sobre su firme cuerpo, recargándome en su hombro curioso por lo que mira en el móvil riendo suave por el ligero gruñido que suelta. Dejo un suave beso en su mejilla recibiendo los insultos típicos de mi novio que no son más que pura fachada, que resonaron en toda la habitación a gritos causándome risa , pero el no se movió ni un centímetro de su posición, tampoco tuvo intención de apartarse o golpearme como estoy seguro que con cualquiera haría y del golpe no les libraria nadie . He llegado a pensar que el insultar es una costumbre más que otra cosa y si os soy sincero me pone muy pero muy caliente cuando lo hace es ese tono tan sensual como el que acaba de usar, si no fuera por la bestia que siempre es me pasaría el día oyéndole insultar pero cuando la mecha prende el cuerpo se resiente ya que aún no aprendemos cual es nuestro puto limite.

-¿Pero qué puta mierda te pasa Pikachu de tres al cuarto?- se removía el otro tras dejar el móvil sobre el cojín en el que estaba recostado, yo sé que intenta quedar de lado para hacerme sitio en el sofá, aunque desde fuera seguro pueden pensar me intenta echar de encima de él.

-¿Y si te doy un beso me perdonas?- digo bromista poniendo la cara que más odia mi chico de nitroglicerina, ¿cómo no hacerlo si siempre termina cediendo a ella y a todos mis caprichos?

-Que te follen- gruñe entre dientes mientras nuestros dos amigos se acercan viendo como me levanto con una sonrisa coqueta. Amo coquetearle tan descaradamente frente a los demás y que estos nunca lo tomen más que como si estuviera jugando, es tan endemoniadamente divertido.

- Prefiero que lo hagas tu Katsuki- ronroneo mordiendo mi labio ante la atenta mirada de mis alucinados amigos que seguro piensan me volví más tonto de lo que ya era. Lo cual es verdad ya que el dios de nitroglicerina que tengo por novio me vuelve completamente estúpido y temerario. Este me lanza una bonita peineta entre insultos ruborizado. Me encanta verle ruborizado por mi culpa, es algo que guardo como un tesoro en mis memorias ya que es algo tan inusual de ver que debe ser gravado para la posteridad. Aunque debo reconocer que solo me dan más ganas de besar esos rosados labios y buscar su completa atención sobre mí en todo momento pero él no me dejara ya que es algo tshundere.

- ¿Que putas mierdas miráis puñeteros pervertidos?- le gruñe asesinándoles con la mirada, ellos solo se quedan en blanco, con los pies pegados al suelo mirándose entre sí , para luego mirarnos a nosotros mientras abrían y cerraban la boca, creo no soy el único que se cortocircuita en nuestro grupo. Tras esto decidí ir con mi mejor amiga ya que quería devolverle la sorpresa de ese día a el rey explosivo y soy lo que se dice un completo idiota en estos temas.

-Nos vemos chicos- me despido divertido viéndoles hacer el pez, no sin antes echar una última mirada al perfecto culo del rubio en el sillón, para el camino. El solo me enseña ese dedo que tanto uso le da a diario y no donde quiero yo que lo use , con ceño fruncido.

Tras ser regañado por mi amiga y golpeado, fuimos a la cocina para pillar comida y así ser más productivos a la hora de planear la mega sorpresa, la cual tiene que ser perfecta. En ello estábamos cuando al pasar al lado del salón oímos el grito de la pelirrosa, el cual resonó creo hasta cinco manzanas más allá de la nuestra.

Lio de rubiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora