Capítulo 3

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Capítulo 3:

El fin de semana había pasado y ya era lunes. No había salido de mi habitación después de lo que pasó el viernes pues no quería encontrarme con Ashton y hacer como que no había pasado nada cuando realmente sí que había pasado algo. Yo me había echado a llorar en su hombro, y él me había acogido entre sus brazos. No quería que pensase que era de esas chicas que se echan a los brazos de un tío nada más conocerle, porque no era verdad. Yo no era así. Por lo menos no hasta aquel viernes, cuando me lancé a los brazos de él para llorar.

A veces, las personas lloran para expresar sus sentimientos, y es como un grito de socorro que piden silenciosamente. Tal vez sólo necesitan desahogarse y olvidar algo o a alguien, como es mi caso, o tal vez sólo quieren sentirse mejor consigo mismos. Por desgracia, yo no solía tardar mucho en derrumbarme.

Durante todo el fin de semana había recibido mensajes de Ashton, preguntándome si estaba bien y si quería que fuera a mi apartamento aunque sólo fuese para hablar. Mi respuesta siempre había sido la misma: "Estoy bien, nos vemos el lunes mejor." y él siempre me respondía con una emoticono de una cara sonriente. Sabía que realmente se preocupaba por mí.

Había estado pensando en aquello mientras caminaba por el campus hasta la cafetería, ya que no tenía más clases hasta mañana, pero tenía que estudiar bastante. Había quedado con Rosie en la biblioteca para estudiar un rato las dos, a pesar de que estudiábamos cosas distintas, pero nos ayudábamos con algunas cosillas. Además, era una excusa perfecta para no salir en toda la tarde hasta que fuese de noche y tuviéramos que irnos a dormir.

Cada paso que daba me acercaba más a la cafetería, donde esperaba por favor no cruzarme con él.
Por favor, supliqué en mi mente.

Mientras estaba en clase, había pensado en una estrategia perfecta para no ser vista por él. Primero debía coger el sandwich vegetal que siempre cogía para comer y un batido de macedonia, pagar, y sentarme en la mesa más alejada de donde se solían sentar los del equipo. Ya había hecho eso alguna vez mientras estaba en el instituto, y solía funcionar, así que, ¿por qué no al menos intentarlo?
Abrí la puerta de la no-muy-grande cafetería y observé la gente que había. Reconocí algunas caras y evité a toda costa mirar hacia la zona donde siempre estaban los del equipo.

"Camina, Tyler, camina" me susurraba a mí misma mientras daba pasos pequeños por el pasillo. Me apresuré a coger mi querido sandwich y mi adorado batido y lo puse en una bandeja, hasta llegar a la caja registradora.

Podía oír las risas de la gente y las conversaciones que estaban teniendo, seguramente acerca de lo que hicieron el fin de semana o lo que pudieron hacer. O simplemente hablando de qué tal les fue a cada uno el día.

En menos de lo que canta un gallo, llegué a la caja registradora y observé la cara de la cajera mientras le entregaba lo que iba a tomar.

Tenía el pelo negro, estilo de los 80 y recogido en un moño con redecilla. Parecía simpática, al menos mucho más que las cajera que había normalmente. Todas tenían la cara seria, sin mostrar ningún sentimiento, y siendo bastante arrogantes, la verdad.

-Hola.-le dije a la mujer del pelo negro mientras ella seguía sonriendo.

-¿Quieres una servilleta?-preguntó la mujer, mirándome con cara amable.

-Está bien.-contesté y esbocé una sonrisa tímida mientras la veía desaparecer entre dos puertas.
Empecé a hacer gestos con mis manos apoyadas en la mesa, y a mover las puntas de los pies por dentro de mis Converse blancas. Un par de segundos después, la mujer de pelo negro volvió a aparecer con un par de servilletas en la mano para entregármelas y teclear un par de cosas sobre la caja registradora.

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