¿Alguien se puede enamorar entre un apocaipsis zombie? Es una pregunta muy ambigua, vela por dónde la quieras ver. ___ Es una chica bastante curiosa, mató para sobrevivir y porque alguien se lo pidió. Pierde esperanzas, pero... ¿Qué tal si se encue...
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Dos horas, dos malditas horas sobre el auto y no hemos llegado a ningún lado. Estaba muy cansada y con bastante sueño, y aunque pude dormir bastante tiempo, tengo un sueño de mil demonios. Mi oblicuo seguía doliendo, puesto que el maldito Tank me había vuelto a abrir un poco la herida. -Sé que se llama así porque Rochelle me dijo tooooodos los nombres que la gente le iba poniendo a los infectados- Tenía mi cabeza pegada al cristal de la ventana, estaba en mis crisis existenciales teniendo de fondo, los ronquidos de Coach.
—Seguimos y seguimos y nada, no hay nada. —se quejó Nick enfadado.
—Y seguiremos así, yo creo. —respondí sin dejar de ver por la ventana.
—Anda mira, pensé que seguías dormida. —rio.
—Pues no, pero Coach y Ro sí.
Ya no dijimos nada, Nick se acomodó en su asiento y yo... Bueno yo seguía igual, Ellis seguía en el volante, no habíamos mantenido una conversación o cruzado miradas. Me armé de valor y giré a verlo, tenía sus ojos un poco hinchados y se le iban cerrando, se estaba quedando dormido.
—Ellis... —susurré.
Él no escuchó y cerró los ojos, ¡Se quedó dormido! Sentí un gran terror, solo pude ver cómo sus manos gitraban el volante dando a un barranco.
—¡ELLIS! —grité y salté hacia él tomando el volante y girándolo bruscamente a la derecha, lado contrario del barranco.
Todos despertaron junto con Ellis y reaccionó pisando aceleradamente el freno parando el auto en el acto.
—Mierda... —dije entredientes y me tiré a mi asiento sosteniendo la parte herida.
—Y-yo... Lo siento mucho... De verdad, yo... —decía Ellis una y otra vez.
—Hey, hey... No pasa nada, estás cansado... —dije poniendo mi mano en su hombro.
—Cambiemos lugares, Ellis... —Coach mencionó a lo que Ellis asintió cansado.
Salí del auto para que Coach saliera, en su lugar, Ellis entró. Yo me metí al auto cerrando la puerta, el moreno comenzó a manejar.
Ellis talló sus ojos y se acomodó en el asiento para dormir. Acaricié su cabeza y volví a pegar mi cabeza a la ventana. En un momento olvidé cuando volví a quedarme dormida.
—Maldita sea. —escuché a lo lejos.
De a poco fui abriendo los ojos, sentía que mi cabeza estaba recargada sobre algo, bostecé a boca cerrada y levanté mi mirada. Nuevamente, estaba recargada en el hombro de Ellis y en el momento en el que levanté la vista, él la bajó y nuestros labios estaban rozando, había una corta distancia entre ambos. Mierda, mierda, MIERDA. Cerca, ¡demasiado ceraca! Me moví lo más rápido que pude, abriendo la puerta y saliendo del auto con mi cara totalmente enrojecida.