Min Yoongi al borde del colapso donde solo la platinada luna y oscura noche son testigos de las cristalinas lágrimas que derrama al verse a sí mismo en un reflejo, en aquello que se ha convertido y que desea destruir.
Sus miedos e inseguridades lo s...
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— Te aseguro que esta película te encantará ¡Tiene de todo! Además de que leí buenas reseñas —Afirmó asintiendo la cabeza.
—¿Enserio? ¿Frozen 2?
—No te quejes porque ya compré los boletos, anda y compra las palomitas sabor cheddar.
—Esas saben a pies.
Cubrió su boca en señal de asombro levantando las cejas exageradamente —¿Ha probado pies, señor Min?
—Ya mejor cállate —Dije serio y río divertida burlándose de mí.
Fui a pedir las palomitas, refrescos y las gomitas suaves que ella amaba cada que íbamos al cine, pero poco me esperaba encontrarme con alguien.
—¿Jungkook, qué demonios? —Me quedé sorprendido al verle usar el uniforme del personal del cine, además de ser él quien me atendía.
Como es que todo lo que usaba le quedará tan bien a este chiquillo.
—¡Oh! Hyung ¿Cómo está? —Sonrió felizmente al verme— Solo estoy trabajando aquí porque me aburro bastante en casa y ademas, mi hermano me contó todo.
—Joder, Jin —Susurre por lo bajo —Estoy bien, no tienes de qué preocuparte. Yo solo estoy descansando un poco —Intenté tranquilizarlo a pesar de que fuera una mentira lo que había dicho.
—Niño, en esta fila hay gente esperando ¿Puedes apresurarte? —Exigió un señor ya bastante molesto por esperar dirigiéndose a Jungkook.
—Oh sí, lo siento señor —Se disculpó haciendo una leve reverencia— Hyung yo...
—Hablaremos luego, descuida. Ahora dame unas palomitas grandes sabor queso cheddar, dos refrescos grandes y unas gomitas, por favor.
Después de pagar y cargar con todo llegué hasta Haneul que estaba esperando pacientemente.
—¿Lo conocías?
—Sí, es hermano de Jin, un amigo cercano.
—Se ve simpático, debería ser mi amigo —Visualizo lo que llevaba en cargando en las manos—¡Gomitas! Te acordaste de ellas.
[...]
—Debes de aceptar que la película fue bastante buena, te gustó, reconócelo.
—Escuchar canciones cada dos minutos fue un dolor de cabeza. Sobreviví a ello por ti.
—Pero que sacrificio, que valiente —Me codeo en las costillas más fuerte de lo que pareció.
—Vas a matarme —Dije adolorido.
—Ajá, entra ya que recibiremos visitas —Abrió la puerta con facilidad y entro a la casa.