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Las abundantes gotas de agua mojaban mi oscuro cabello y se derramaban por todo mi cuerpo desnudo al igual que las saladas lágrimas que saboreaba al recorrer mis labios agrietados y lastimados de constantes mordidas por la ansiedad.

En el suelo frío y resbaloso predominaba el color escarlata combinándose con el agua mientras yo sostenía con firmeza aquella pequeña pero filosa navaja, tan tembloroso por dejar a flote mis miedos e inseguridades. Estaba tan roto que creía imposible que alguien pudiese repararme.

Mírenme, mis muñecas con escasos cortes poco profundos derramaban sangre y el dolor era poco comparado con lo que sufría constantemente en mi interior. La lucha era algo realmente pesado ¿Por quién iba yo a luchar?

El único camino que veía era aquel donde sufría y prefería mil veces distraerme con este dolor en piel a sentir punzadas en mi corazón cada que recordaba lo miserable que soy, derramando con insistencia mis lágrimas. Todo se olvidaba una vez que el corte estaba hecho, podía despejarme por un mísero momento, un pequeño minuto y valioso tiempo

Otro día en el cual las heridas en mí ardían y no tenían intensiones de desaparecer pronto, tal vez nunca.

Salí de la ducha cerrando la llave seguido de secar mi cabello y cambiarme con algo simple como una camisa rayada de manga larga y unos pantalones de mezclilla rasgados. Todo por ese delicioso café que necesitaba diariamente en mi sistema. Disfrutando más de un sabor casero y no como el de la máquina cafetera que tenía en casa.

Caminé por la acera sintiendo la brisa del aire y visualizando el manto azulado cubierto de esponjosas nubes. Un día relativamente bueno, eso esperaba.

Y sin dificultad alguna, llegue a mi cafetería favorita pidiendo lo de siempre: un café americano.

El olor placentero que emanaba el café entre mis manos y el calor exquisito que me proporcionaba era una de las razones de mi adicción por esta bebida. Claro que había otros motivos, pero no hacía falta mencionar en este momento a mi insomnio.

Después de acabar con mi taza de café me dispuse a marcharme del lugar pero no contaba con que encontraría su presencia frente a mis ojos abiertos por la sorpresa, quedé paralizado después de no verle por muchos años. Realmente se veía tan hermosa a como la recordaba en mis últimas memorias a su lado. Los bellos cabellos color chocolate que caían delicadamente sobre sus hombre junto a su pálida piel que daba la impresión de ser tan suave como la seda, aun recordaba a la perfección aquellos labios color cereza tan prominentes y estéticos haciendo juego con sus brillantes ojos con grandes pestañas que le proporcionaban una mirada espectacular. Quedé realmente estático y el ritmo de mi corazón comenzó a acelerarse ante mi nerviosismo aparente al oler su característico perfume olor a vainilla.

— ¿Yoongi?—Cuestionó sorprendida al verme y reaccionó rápidamente para lanzarse a mí con un cariñoso abrazo cerca de que derramase mi café en el suelo. Una total pena si eso pasara.

porcelain boy | min yoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora