EPÍLOGO.Grovers Hill. 1594
Los saltos de un jovencito capitán provocaban que la inestable nave, en cuyo centro se mantenía un tosco palo mayor y una vela cuadrada baqueteada por el uso, bordada en el centro con el emblema de su linaje, se bandeará peligrosamente. El supuesto «lobo de mar» se tambaleó al compás de sus brincosy cayó de bruces con el chillido que traspasó los oídos del adulto que lo acompañaba, quien se agachó, lo agarró por su cinturón y volvió a ponerlo en pie.
—Gajes de oficio, capitán —le dijo entonces, el proyectil disparó por otra nave similar impactó apenas a dos cuadras de estribor, salpicándolos de agua a ambos. Pero no hubo gritos ahora sino una infantil carcajada, regocijada y contagiosa tanto que, incluso Justin Summers, acostado en la orilla de la laguna artificial, no pudo evitar que su semblante de naturaleza austera y compartiera su alegría.
Anotó él sirviente una raya mas al bote del juguete que encarnaba al dragón fly, capitaneado por el aguerrido, aventurero y adorable capitán de cuatro años, Alexander Andry futuro Duque de GrandChester.
—¡Cargad y disparar marinero! —gritaba el crió, volviendo a saltar sobre la endeble barquichuela.
Terrunce tomó uno de los proyectiles, que no eran sino bolas de madera, siguiendo el juego de su hijo, pero su atención se fue al fondo del estanque arrastrado por la deliciosa visión del trasero de su esposa inclinándose para amontonar más municiones. Con que bombardearlos.
Nunca se cansaba de mirarla.
Ni de besarla.
Ni de demostrarle cuanto la amaba.
Muchas noches, después de que Candy se quedara dormida— su vida, su alma y su sueño—, agita de caricias y felicidad, él se mantenía despierto, agradecido a Dios la fortuna de tenerla a ella y a su hijo y horrorizándose del pasado inmediato, en que las batallas en alta mar la colocaban en la Diana de la muerte.
No quería ni pensarlo, se desasosegaba y se levantaba para evitar despertarla. Tampoco él había estado exento de peligros, llevaba grabada a fuego en su mente aquella ultima contienda contra las naves españolas, el 9 de septiembre de 1591, en las costas de Isla Flores, en las Azores. Aun le retumbaban los ayes de dolor, el incesante tronar de Los cañones y las secuelas de sangre y vidas que segaron. Una página negra en la historia del Royal Navy que, pretendiendo apoderarse del oro y la plata que traía la flota española de Indias fueron diezmados y puestos en fuga con cuantiosas bajas. El horror con que vivió aquella terrible jornada, atenazo su espíritu por la posibilidad de no volver a encontrarse ni con Candy ni con su hijo de apenas unos meses. Hubiera pactado con el mismo satán con tal de volver a abrazarlos porque creyó de veras que moriría sin besar los de nuevo.
Los choques con la armada de Felipe segundo continuaban, no se vislumbraba una paz duradera entre ambos reinos. Pero él ya estaba fuera de todo eso. Había solicitado a Isabel primera su retiro para atender sus posiciones y a su familia.
Y Su graciosa Majestad en agradecimiento a sus muchos arriesgados servicios a la corona se lo había concedido.
Cómo había cambiado la vida de todos los actores de esta historia desde entonces.
Miriam contrajo matrimonio ventajoso y Pasional con un consejero del Rey Enrique cuarto de Francia. Tuvieron ocasión de encontrarse en un par de ocasiones, se saludaron y hablaron sí resentimiento alguno por parte de ella y Grandchester se complació por la dicha de su antaño enamorada.
Alex Potter dirigía ahora la flota de. cuatro naves, el Melody sea y las dos incautadas por Candy como botín más el dragonfly: una compañía que importaba a Inglaterra té, artesanía, tejidos y especias.
Por otra parte su madre, Lady margaret, estaba siendo invitada últimamente a recepciones y fiestas con inusual frecuencia por el Marqués de Torwell, advirtiéndose en ella un dinamismo anímico que hacía mucho tiempo no evidenciaba.
--¡Dispatad, marinero!
la vocecita impulsiva de su heredero le devolvió a la realidad
Terrunce descargó su artillería con notable puntería tanta que acertó en el borde del bote ocupado por la duquesa. Candy intento equilibrarlo afianzando los pies pero volcó La barca y ella cayó con los brazos abiertos chapoteando de lo lindo. Se irguió escupiendo agua, con la ropa pegada al cuerpo y el cabello sobre el rostro, que se retiraba a zarpazos, mientras del otro lado padre e hijo se carcajeavan y Summers siempre solicito, no daba en tirarse al estanque con el agua hasta la cintura para ayudarla
--¡Por Dios milady!
La Duquesa aceptó la mano de Justin y Terrunce salto también de su bote arrastrándolo hasta la orilla, tomó a su hijo en brazos y se lo entregó a su asistente personal tan pronto pudo. El crío empezó a narrarle la victoria con grandes aspavientos, como si Summer's no hubiera visto en primera fila.
GrandChester primero abrazó a su esposa y, después, la besó, quizá con más ardor del que se merecía la circunstancia, pero ella no parecía importarle.
-Estás empapada.
-Calientame entonces.
-Descarada.
-Pues no me provoques. Deberíamos cambiarnos tu bisabuela está a punto de llegar.
Mi adorable bisabuela entenderá que nos retrasemos.. Le besó ella, minosa, incitando a su marido --digamos... ¿una hora más o menos?
-Definitivamente, capitán White sois la mujer más cínica, impúdica y desvergonzada que conozco.
- Por eso me amas, ¿No?
-Si, cariño. Por eso te amo.
FIN.
Gracias a Nieves Hidalgo.JillValentine.
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EL MAR Y AMAR.
AdventureCandy y Terry descubren su amor en el mar. Una historia de piratas y la nobleza. Autora Nieves Hidalgo