~2~

113 14 14
                                    

Íbamos en una especie de

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Íbamos en una especie de...caja con ruedas. Era extraño. Creo que Lilith lo llamo auto.

Entonces... ¿Cómo dices que te llamabas? — Me preguntó Lilith.

La mire con indignación. No me jodas, fue lo primero que dije.

Escuché que Akuma se dio un golpe en la frente y suspiró con pesadez. Y con justa razón.

— Luzbel, mi nombre es Luzbel. — Dije serio.

— ¿Cómo el primer ángel? ¿El favorito de Dios? ¿Él caído?— Alzó una ceja.

— ¿Lucifer? — Está vez habló Akuma.

Eso me hizo fruncir el ceño y soltar un gruñido.

— No menciones jamás ese nombre en mi presencia. — Ordené.

— Oh, bien, además de loco, religioso. — Refunfuñó la ojiazul. — Justo lo que me faltaba. —

Me ahorré mi contestación, así que simplemente rodé los ojos.

Humanos idiotas. No reconocerían la divinidad ni aunque su vida dependiera de ello.

— Bueno y, ¿Tienes algún familiar al cual llamar? ¿Algún lugar donde ir? — Lilith rompió el silencio después de un rato.

Negué lentamente.

— Toda mi familia está allá, en casa. — Apunte hacia arriba, después fruncí el ceño. — ¿Llamar? ¿Qué es llamar? —

Entonces recordé algo, algo importante.

Lux...

Detente. — Ordene, pero hizo caso omiso a mis palabras. — ¡Detente! —

Gruñí y Akuma freno de golpe.

— ¿¡Pero qué mierda pasa contigo!? — Me gritó con notoria molesta.

— Tenemos que regresar, olvide algo allá. — Dije serio.

— Joder, ¿por qué no lo pediste como una persona decente? — Refunfuñó.

— En primera; porque no soy una persona, no me rebajes a su nivel, mortal. — Hice una mueca. — Y en segunda; te lo pedí amablemente y me ignoraste. —

Humanos groseros y maleducados, ¿es que acaso nadie les enseña modales?

— Vamos, Akuma, da la vuelta y regresa. No nos conviene que el loquito esté alterado. — Lilith se encogió de hombros.

Akuma suspiró, pero al final asintió y comenzamos a dar la vuelta.

Tranquila nena, ya voy por ti...

No tardamos mucho en llegar a aquel lugar, pues no estábamos muy lejos.

Subí tan rápido como mis piernas me permitían y llegamos hasta el techo de nuevo. Miré a mi alrededor, buscando desesperadamente mi hermosa Lux.

Mi Hermoso PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora