cap 37: El día del sol negro

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Narra _________:

Guardia- ¡Ya despierta mocosa traidora! -escuché un grito y el sonido metálico de los barrotes moviéndose.

Abrí mis ojos un poco sorprendida y separé mi espalda de la pared, enderezandome. Así es, duermo sentada, si me recostara sería difícil levantarme ya que aún tenía las esposas.

___________- ¿Qué sucede? -pregunté con cierto enojo.

Guardia- ¡Ya amaneció, olgasana! -exclamó.

___________- ah... Eso -respondí sin ganas y restándole importancia.

En ese momento Ming entró en la escena mirando mal a su compañero.

Guardia- ten cuidado, anda de malas -ajà, yo soy la que ando de malas, pfff porfavor. Me dedicó una mirada de desagrado y superioridad para luego salir del cuarto dejándonos solas y cerrando la puerta ruidosamente detrás de él.

____________- no sabes cómo me gustaría borrarle esa sonrisa -le comenté con el ceño fruncido a mi amiga.

Ming- no entiendo por qué es así con todos los prisioneros- se acercó y me dejó el ¿Almuerzo? Vaya que dormí.

____________- gracias Ming -le sonreí tomando el cuenco entre mis manos y comenzando a comer- y dime... ¿Ya está todo listo?

Ming- abrió levemente sus ojos y miró por el rabillo del ojo- el dirigible ya está listo, no me vieron ya que todo el pueblo está en toque de queda y la realeza oculta. Tu mascota subió y guardé algunas de tus pertenencias en el bolso que lleva en el lomo, pero... No podré ayudarte a escapar

_____________- no te preocupes, lo entiendo, tienes una reputación que mantener, tranquila yo podré arreglarme las, ya hiciste mucho por mí- le dediqué una cálida sonrisa.

Ming- no hay de qué -devolvió el gesto- el señor Iroh planea escapar hoy también, y me recomendó que no esté aquí cuando pase, así que seguiré su consejo

_____________- muy bien -asentí manteniendo mi cabeza gacha- entonces está todo listo...perfecto

Ming- así es -se levantó y desapareció tras la puerta- te deseo suerte pequeña

_____________- igualmente Ming, cuídate

...

Estaba meditando, mantenía mis párpados bajos y estaba en completo silencio, pensando muy seriamente las acciones que ejercería esa tarde.

De pronto el guardia abrió la puerta y entró al cuarto, abrió la reja y se acercó a mí amenazadoramente. Por instinto me paré, demostrándole que no me intimidaba.

Tomó con fuerza mis muñecas, haciendo que me queje un poco, para luego quitar las esposas, acto que me sorprendió un poco ¿Qué haría?

Me arrodilló en medio de la celda y acercó dos extrañas cadenas a mis manos, pero no traían esposas normales en las puntas, eran más bien como unas pequeñas cápsulas para meter mis manos allí y aprisionarlas.

(Para imaginarlo mejor, piensen en las esposas que usó Elsa en Frozen)

Luego, las dichosas cadenas se tensaron, dejando mis brazos uno atado a cada pared, estirados y sin dejarme hacer ningún movimiento.

El hombre se alejó de mí y volvió a cerrar bajo llave los barrotes, para luego poner sus manos en su cintura y mirarme con una sonrisa ladina.

Guardia- espero que no estés pensando en escapar... - ¿Q-qué? ¿Me descubrió? Lanzó una Sonora y maliciosa carcajada para luego salir de allí cerrando la puerta.

ⴹᒥⴹⵢ Ꮇ𐌠 Ꮇ𐌠ⵢ𐌠⎕Π (Zuko y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora