Capítulo 2: La jaula dorada

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En la torre norte del castillo, justo en la habitación más alta, yacía un balcón adornado con plantas y flores hermosas, los rayos dorados de un sol ocultándose se reflejaban en la mirada de la joven princesa que, con su brazo apoyado sutilmente en la barandilla del lugar y con la mano en su barbilla, expresaba un profundo aburrimiento que denotaba que llevaba ahí un par de horas.

Diane observaba la manera en que las casas del reino comenzaban a encender sus luces y, las personas que lograba distinguir desde aquella altura, comenzaban a realizar sus labores nocturnas, parejas que salían a dar un paseo por los valles, los comerciantes que limpiaban sus negocios después de un ajetreado día, las madres que llamaban a cenar a sus hijos y el sin fin de pueblerinos que volvían a sus hogares para estar con sus familias. Sus ojos se entornaron al observar a un grupo de jóvenes sentados en la orilla del mar que miraban las olas, riendo y conversando, mientras ella forzaba su vista para no dejar escapar una lágrima que profesaba un 'Desearía ser como ellos'.

– La princesa debe acatar reglas, debe ser la imagen al frente del reino y tomar decisiones importantes como parte del consejo real, no debería tener tiempo para aquellas actividades ociosas como estar con amigos frente al mar- Se decía a si misma apretando los dientes, y es que Diane Bouthillier había salido del castillo apenas unas par de veces durante toda su vida, y esto siempre lo hacía escoltada por sus guardias o en compañía de su padre para diferentes labores reales, nunca había tenido un amigo que no fueran parte de la servidumbre, y la única forma de diversión que tenía, era pasear por lo bastos jardines del recinto real y de vez en cuando sentarse en su balcón observando el reino que poseía, y aunque la vista era inigualable desde aquella altura, esto jamás la había hecho feliz.

Sin embargo, este día Diane no estaba en su balcón simplemente observando y lamentando la desgracia de no poseer una vida normal, estaba a punto de cometer un acto que venía pensando desde tiempo atrás y que, dados los acontecimientos ocurridos apenas unas cuantas horas antes, por fin se había decidido a realizar.

Ese mismo día a las seis de la mañana, justo una hora antes de que Ayleen Ferdinand se pusiera en pie para su primer día de trabajo. Entusiasmada con la idea de poder visitar los campos de Bleedeon y salir del castillo por su propia cuenta, Diane se preparaba para sus labores diarias, comenzando con un baño de agua caliente ese fresco día de otoño. El sol apenas comenzaba a asomarse por la gran cristalería de su amplio cuarto de baño, iluminando así las burbujas de su enorme tina. Ese día un viajero del reino de Bringdell se reuniría con su padre para una charla entre vecinos en la que había sido requerida, a ella esto le parecía muy aburrido, pero necesario, ya que le interesaba saber todo acerca de la relación entre Bleedeon y los reinos vecinos, especialmente de Bringdell, que era su principal punto de exportación. Terminó de arreglarse y se dirigió hacia el vestíbulo de la torre donde estaba su guardia personal, esperándola con una bandeja de plata y dos tazas de porcelana.

– Buenos días alteza- saludó cordialmente el joven.

– Buenos días Evan ¿Alguna novedad?- respondía la princesa mientras caminaba hacia un pequeño jardín interior, donde cuatro mujeres jóvenes que formaban parte de la servidumbre ya la esperaban rodeando una mesa blanca protegida con un parasol blanco. Se sentó en una de las cuatro sillas que acompañaban la mesa y acto seguido una de las mujeres le colocó un pañuelo sobre sus piernas.

– Ninguna princesa, su padre solo me solicitó recordarle la cita que tienen en el comedor con el señor Nicholas a las nueve de la mañana, le pide que sea puntual- decía mientras otra de las mujeres dejaba la bandeja frente a Diane, destapando el desayuno y sirviendo un poco de té en una de las tazas.

– Como si tuviera algún otro evento importante antes de las nueve de la mañana- decía Diane observando su platillo para desayunarlo.

– ¿Puedo hacer algo más por usted princesa?- preguntó Evan que seguía de pie detrás de ella.

AAS: BleedeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora