Capítulo 9.

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Ambos estaban dormidos. Abrazados, como antes. A pesar de todo, ella extrañaba de estar así, y aunque le inquietaba e interesaba un poco saber el porqué desde ahora siempre terminaban durmiendo juntos, lo disfrutaba.
Abrió los ojos con pesar, e intentó no moverse mucho, dolida. Bostezó simultáneamente, y notó su mejilla mojada. Palpó con sus dedos la zona afectada, extrañada. Miró mejor, para darse cuenta que el erizo estaba babeando sobre ella, también sus púas habían sufrido el ataque de su baba. Frunció el ceño, y, tomándolo de la barbilla, intentó alejarlo suavemente, logrando su cometido. Empezó a secarse con suavidad las púas.
Pudo escuchar suaves quejidos del erizo adormecido, hasta que vió como se frotaba los ojos.

"Buenos......días..." musitó mientras bostezaba "estas hermosa" mencionó al mirarla con un poco de detenimiento, logrando sonrojar a la otra

"Espero que esa sea tu forma de pedirme disculpas.., me hiciste mierda anoche"

Rió como respuesta, acariciandose la cara un poco, parecía intentar que sus músculos reaccionen, al mirarlo más de cerca pudo notar sus ojos, con pequeñas lágrimas, que causó el bostezo anterior.

"¿Sabes? He notado que últimamente prefieres dormir abrazado a mí" cuestiona "¿Se puede saber el por qué?"

"Es cómodo" objetó sin más, no era la respuesta que esperaba para nada, pero por lo menos respondió, iba a acotar algo, pero sintió como la tomaba de la mejilla para darle un beso en los labios, para empezar a estirarse con mucha vagancia

"No me restriegues en la cara que puedes estirarte." bufó molesta

soltó una risita, para levantarse "¿Te apetece un té?" la otra asintió con suavidad "Genial. Té verde porque es bueno para el cutis." empezó a irse

"¡Espera!" llamó, captando su atención "Ven y ayúdame a levantarme."

[...]

Ambos se sentaron a desayunar. Ella con su té y él con su adorado café. Era un silencio bastante cómodo, un silencio donde parecía que no había casi rencor, u odio, una pena que ese silencio solo era momentáneo y no real. Bajó su mirada para depositar la tasa sobre el plato, y notó que tenía puesto un camisón de Sonic. Cosa cual, por obvias razones, él le había puesto, o bueno, eso quería esperar.

"..gracias por el camisón" musitó para tomar otro sorbo

"Un placer" continuó "te queda bien, es holgado"

"¿Me lo regalas?" preguntó en tono burlesco, el otro asintió, algo sorprendida "iba en broma pero...gracias"

Sonic se levantó, para sentarse en su cama y prepararse, tenía trabajos pendientes por hacer y no iba a arriesgarse en las primeras semanas ya reprobar algo, así que se puso a eso.
Ella, como ya tenía todo completado, se quedó terminando su té en silencio, perdida en sus pensamientos. Tenía tanto que pensar, tanto que recapacitar, y su cabeza era un lío en esos momentos. Cada vez se mezclaba más, como si hubiera empezado un laberinto, y no tuviera idea de adónde iría, perdiéndose más cada vez. Suspiró con pesadez, y al terminar dejó la taza y el plato en sus respectivos lugares, para ir al baño.
No podía ser que en sus momentos libres era cuando más angustiada estaba.

Ya que, al ser libres tenía tiempo suficiente como para recordar todo, una y otra vez.

Se miró al espejo, notó en su rostro una expresión de cansancio y frustración, sus ojeras se hicieron presentes. Dió otro largo suspiro, era estúpido. Ella era estúpida. O bueno, se sentía una.
Volvió su vista al espejo, notó como sus púas estaban más largas, ¿Por qué no cortarlas?
Buscó su kit, de donde sacó una tijera se peluquería, ya que no era la primera vez que se cortaba las púas, de hecho, ella misma lo hacía siempre.
Pero tenía ganas de probar algo nuevo.
Y empezó a cortar, rebajandose algunas púas más que otras, para que quedara lo menos parejo posible.
Al terminar, se miró en el espejo.

Enemigos con derechos »Sonamy«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora