Capítulo 14.

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Muchisimas gracias a todos, que en la anterior parte llegamos a los comentarios pedidos. Nos alegró demasiado a ambas, sin duda, son los mejores
Ahora sí, empecemos! ♡

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Masajeó su frente; estaba en el baño del instituto, intentando vomitar. Se acomodó sobre el piso, arrodillada frente la tasa del inodoro. No se iba a meter los dedos en su boca para expulsar el vómito, le daba muchísima impresión y, además, no sabía como hacerlo, así que tenía miedo de atragantarse o algo por el estilo. Intentó aferrarse bien al retrete, pues sentía como daba vueltas y vueltas, mareada. También tenía un calambre en su pierna derecha. Sintió como su frente ardía, y su calor corporal era más fuerte que el que debería tener. Sus párpados comenzaban a cerrarse solos, no podía evitarlo. Estaba algo adormecida, y sus sentidos no estaban al cien tampoco, luchando por permanecer despierta.
Suspiró en seco, como si de la nada le hubieran dado un golpe brusco en el pecho, para dejarse caer, ya sin resistir más, al suelo de aquel baño.

Lo último que escuchó, antes de cerrar los ojos y ver todo negro, fue como gritaban su nombre.

[...]

Abrió los párpados con pesadez. Sintió una luz blanca apuntándole directamente a sus retinas, lo cual la cegó un poco, aturdiendola. Intentó alejar esa luz con sus manos, algo molesta. Sintió como alguien le hablaba, pero aún estaba algo aturdida y las voces se mezclaban en su cabeza, con la vista nublada.
Ya, cuando volvió un poco a la normalidad, sintió su frente mojada. Posó con suavidad la palma de su mano, tocando la zona de su frente. Tenía un pañuelo húmedo. Se lo sacó con confusión, aún en ese estado de aturdimiento.

"¿Qué...?" musitó, apenas pudiendo hablar, con pocas fuerzas

"No te quites el pañuelo, eriza tonta!!" bufó agarrando el antes mencionado con algo de molestia y se lo volvió a colocar con suavidad, la miró con el ceño fruncido pero pareció paralizarse, y su rostro cambió a una expresión de sorpresa y... ¿alivio? "Oh por el amor de... ¡¡Casi me matas del susto!!" la abrazó "¿¡Quién te dió derecho de desmayarte y dejarme con el corazón en la boca!? Estúpida." la abrazó más

"Eh...?" musitó de nuevo, realmente no entendía nada y luchaba por no caer en los brazos de Morfeo

"¿No recuerdas nada, verdad?" la otra asintió y el cobalto refunfuñó "Te desmayaste en los baños, al parecer por falta de presión, presión demasiado baja." explicó más calmado "¿Se puede saber que te pasó?" cuestionó

"...Creo... que me cayó mal la comida..." murmuró luego de unos segundos, algo pensativa

"Si tu lo dices..." se levantó "avisaré a la enfermera que ya despertaste"

[...]

Estaba en cama, mirando sin un punto fijo, a ningún lugar en particular. Tenía fiebre. Exactamente, aún no sabia cuánto, por eso tenía un termómetro debajo del brazo. Probablemente, eso explicaba el porqué de su repentino desmayo.
Sus siguientes clases, a las cuales no fue por, precisamente, ese pequeño detalle, si tenían falta justificada.
Oh, genial, se enfermó justo cuando mañana habría una fiesta súper importante, a la cuál quería ir. Se cruzó de brazos murmurando, enojada. Pasaría ese día completo, sola. Pues la fiesta empezaba desde el mediodía, y terminaba al mediodía, pero del día siguiente. Y era obvio que el cobalto iba a ir.
Para explicar mejor, habían tres fiestas principales. Esa era la primera, ¡Y no iba a poder ir, por una estúpida fiebre!
Incluso se suspendían las clases. Así que sí, pasaría el día completo sola, postrada en la cama.
Además, ni siquiera sabía qué le había caído mal, pues ella misma había chequeado la fecha de vencimiento de los alimentos, y estaban en perfectas condiciones. Además, si hubieran estado podridos o algo, se habría dado cuenta incluso antes de comprarlos.
Siguió pensante, buscando posibilidades, ninguna le cuadraba.

Enemigos con derechos »Sonamy«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora