Capítulo 13.

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Lean abajo que hay un aviso muy importante ⚠️
(Para que se den una idea, influye en la continuidad de la historia)
Ahora sí, continuemos ♡

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Se separó al instante, cubriéndose el rostro con su mano, ruborizada de la vergüenza, sus impulsos le ganaron, sus ganas y deseo de no recordar nada, sus deseos de felicidad plena y cegada le ganaron.

"¡Perdón!" se disculpó, aún cubriéndose el rostro "y-yo... solo...lo...ugh"

"Está bien, tus besos me traen loco de todas formas" no le dió mucha más importancia "¿recuerdas que dije que quería una esposa tan linda como tú? Bueno, ¿Por qué no jugar que eres mi esposa entonces?" la agarró de la mejilla con suavidad y la volvió a besar

Correspondió, la petición la tomó por sorpresa. Pero estaba muy dispuesta a aceptar por, pura falsa felicidad.

"Es fácil el juego, solo actua como crees que actuaría una esposa, y yo como un esposo" explicó "Si quieres empiezo" la otra sonrió divertida y asintió, se acomodó mejor y aclaró su garganta "¿Qué tal está la chica más linda?" le dió un suave beso, con su tono de voz ligeramente más grave

soltó risitas y puso su tono de voz un poco más agudo "Mejor ahora que viniste, cariño" lo abrazó del cuello, escondiéndose en su hombro

con suavidad masajeó sus hombros "¿Sabes que te amo, no? Estoy feliz de compartir mi vida contigo"

Sonrió genuinamente al oír eso. Cuánto había deseado escucharlo de nuevo, aunque fuera falso. No le importaba. Lo que la hizo preguntarse por unos escasos segundos; si realmente valía la pena. Y, otra vez con sus pensamientos, ¿Que lo pensara tanto significaba algo? Además de la obvia angustia y tristeza, porque una parte de ella, una minúscula parte, se daba cuenta que no era real. Y esos pensamientos la perseguían, haciendo que sus recuerdos, por más bonitos que fueran, dolieran. Y demasiado. Esa parte que se daba cuenta que no era real, era la que la arrastraba a ese vacío de simplemente, sufrimiento. Más aún si todavía le sumamos que, las demás partes, las cuales estaban cegadas completamente por los encantos del erizo, dominaban y hacían que, sin pensarlo dos veces, se lanzara por más escasa y surreal felicidad. Era un maldito ciclo sin fin.
Notó como el erizo seguía hablando mientras ella estaba metida en sus pensamientos; decidió mejor prestarle atención.

"Hoy a la noche en la cama voy a estar más travieso..." susurró con un tono ronco en su oído, haciéndola sentir un par de hondas eléctricas y que su piel se ponga de gallina "Porque como eres mí esposa... no voy a ser tan misericordioso~" acarició su hombro con un dedo suavemente, jugueteando

"¿Serás incluso peor de lo que ya fuiste? No creo que sea posible..." desafío

rió "Lo es. Muy posible~~" aseguró con ese tono ronco, quizás algo excitado

"Quiero que me lo demuestres. Ahora mismo" demandó con una sonrisa juguetona

Sintió como bruscamente era acorralada contra la pared. Expulsó aire repentino de la sorpresa, pues no se lo esperaba.

El erizo agarró ambas muñecas de esta y las juntó, le era más fácil porque podía mantenerlas así con una sola mano, para también apoyarlas en la pared, sobre la cabeza de ella.
Sonrió de lado, verla tan sumisa, simplemente le encantaba y le hacía perder la cordura en cuestión de segundos.
Atacó su cuello, dando besos bruscos, que no dejaban de perder ese toque sexy que él sabía como dar. Rápidamente pasaron a chupetones, los cuales eran realmente fuertes, marcando a rojo vivo su cuello.
Sentía como su respiración se cortaba y jadeos inundaban la habitación, arqueando la espalda.
Cuando estuvo satisfecho su mano libre fue directo a sus pechos. Pero el camisón que llevaba en ese momento le empezó a incomodar. En un movimiento rápido, se lo sacó, para tirarlo fuera de la escena. La volvió a apegar con algo de fuerza contra la pared.
Hundió su cara entre medio de sus medianos senos, haciéndola gemir algo sorprendida.
Rió con voz ronca para mirarla, mientras le sacaba en un abrir y cerrar de ojos el sostén. El cuál también tiró lejos.
Su boca también atacó a sus pezones, los cuales estaban ya erectos, chupando y lamiendo con lentitud, excitandola.
No podía describirlo, pero cada vez que lo hacía con él, era más caliente.
Ella mordió su labio inferior, jadeante.
Estaba esperando y hasta incluso, necesitando, con ansias.
Masajeaba sus púas mientras él seguía con lo suyo, y de vez en cuando le daba pequeños tirones, acompañados de gemidos y suspiros de placer.
Mordió sus pezones, para dejarlos ya completamente rojos, e incluso más erectos. Le pegó varias veces, para sacarle gemidos, la llenó de saliva, satisfecho.
Sus manos bajaron, recorriendo su cintura, para bajarle con lentitud las bragas.
Sus dedos se encargaron de explorar partes profundas, ahora ya empezando a seguir un ritmo decente.

Enemigos con derechos »Sonamy«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora