-Señores pasajeros, abrochen sus cinturones, reclinen sus asientos y levanten las mesas. Va a comenzar el aterrizaje.
El aviso del capitán, azafatas yendo y viniendo verificando que esté todo bajo control y después de 10 horas, 45 minutos de tranquilidad, me di cuenta, había vuelto, a mi país natal, a la Argentina. Después de 7 años. Después de una humillación. Después de comenzar mi nueva vida. Después de aprender a amarme, había vuelto.
El avión aterrizó, aplausos de los pasajeros, recupero mis valijas, hago migraciones, trámites, revisiones y salgo para encontrarme con una morocha flaca, una rubia con cuerpo de modelo, tan distintas y tan parecidas. Las dos con una sonrisa de oreja a oreja y los brazos abiertos.
-¡Culo! - me grita la rubia.
-¡Lalo!- exclama la morocha.
Se acercan corriendo, yo estoy en shock, no me puedo mover, ojos aguados para que en un abrazo de las tres, salgan las lagrimas. De felicidad. Estuvimos así por 10 minutos, sin exagerar, solo se escuchaba a la gente en el aeropuerto, hasta que Eugenia, la rubia, se aleja, me escanea y habla.
-¡Ay dios, Lala! Me cargaste años diciendo que era rubia teñida y estás igual! "Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago" es el dicho - dice ella recalcando la palabra "años" con su humor, y personalidad sin filtro de siempre.
-¡Eugenia! ¿Como la vas a recibir así? ¿Sos tarada flaca? - dice Candela, la morocha flaquita mientras le pega en la nuca suavemente - ¡Lalita, no puedo creer que estes acá! Ya te lo dije en las videollamadas que estas cambiadisima y diosa, pero en persona, ¡dios!, ¡sos el triple! - dice con una sonrisa.
- ¡Gracias Canchu! ¡Ustedes también están diosas mal! . Todavía no puedo creer que estoy acá chicas, no caigo, siete años, ¿entienden? - digo emocionada.
- ¡Bueno ey! ¡Las dos diciendo cosas hermosas y me hacen quedar a mi como la forra! - dice la chinita haciéndose la enojada -
- Y si - digo cargándola.
- Bueno cállate, nadie te preguntó.
- Dale tontas, vamos para casa así hablamos y nos contas qué onda de tu vida. - dice la flaquita.
- Can, ¿sos boluda?- dice Euge, tan amable como siempre - Hablábamos todas las noches por videollamada.
- Ya se tonta, pero no es lo mismo.
- Si vos decís... Vamos igual, dale.
Las chicas me ayudaron a subir las valijas al auto y nos fuimos para la casa de Euge en donde también estaba mi mejor amigo de toda la vida y novio de la china, Nico y Agus, también mi mejor amigo y novio de Cande.
Entramos a la casa y el olor a asado me inundo las fosas nasales- Mi amooor, Aguss - dice la rubia - ¡Volvió culo!
Salen corriendo del patio mis dos compañeros de cagadas, me abrazan y me levantan, los dos sonriendo, les sonrío.
- ¡Amigaaaa! ¡Estas echa una bomba! - dice Agus, mi cachetón favorito. Con el teníamos relación de hermanos igual que con el teñido, Nico.
- ¡Lalita! ¡Vos también te teñiste hija de puta! - dice Nico. Yo largo una carcajada.
- ¡Si! ¡Pero no con agua oxigenada tonto!
- Todo lo que quieras, pero al fin y al cabo, te teñiste.
Después de saludarnos y hablar un rato, pusimos todos juntos la mesa y nos sentamos a comer en el patio de la casa ya que en Argentina era diciembre, mes de mucho calor.
Empezamos a comer entre risas y haciendo la sobremesa, llego la pregunta.- ¿Y lali? Te veo muy cambiada, veo que te sanaste, sos otra, ¿cómo estás? - dice Can con mucha suavidad para que suene lo mejor posible.
- Si, me recuperé, yo ya soy otra chicos, ya no soy la Lali de 15 años con cara de tonta, anteojos y aparatos que para mi no es malo pero claramente para el exterior si. Ya no dejo que nadie me lastime, confié en una persona que no era la correcta, me enamoré de una persona que con el tiempo me di cuenta que para el la popularidad era mas fuerte que el amor. No supo amar y eso fue lo que mas me dolió. - hice una pausa para respirar profundo y largar un largo suspiro. - Pero ya esta, fue un golpe de la vida que me hizo cambiar y estoy feliz, soy feliz.
Se pararon las dos parejas y me dieron un largo abrazo, que expresaba que habían sentido el mismo dolor que yo pero distinto al mismo tiempo, claro, yo había perdido a mi amor y ellos a un amigo. Un dolor tan distinto, y tan parecido.
Nos separamos y me anime a preguntar.- ¿Y el? ¿Que es de su vida?
- Volvimos a ser el grupo de antes La. - dice Euge con una sonrisa tímida - El Peter tierno, bueno, amable, volvió, cuando se dio cuenta de todo, a veces hay que cometer errores para darnos cuenta de las cosas.
- Si Euge, pero ¿un error tan grande? - digo comfundida - No me parece, que se yo.
- Si Lalita, cada uno comete el error que le da la vida, a él le tocó ese, que cuanto más grande es el error, más grande son las consecuencias y el perdió a una persona, que cumplía el rol de muchas. - dice Can con paciencia.
- Esta bien, tenes razón Can, pero eso no quiere decir que no me haya dolido... ¿Donde está el si es que volvió a ser el de antes?
- Peter no vino porque sabía que te ibas a sentir incómoda, dijo que prefería hablar cuando te acomodes y así aclararte un par de cosas. - dice Agus -
Después de esa charla y una tarde de mates <algo que extrañaba mucho> me volví a mi departamento, mi hogar, seguía todo intacto ya que a Nueva York no me había llevado nada, preferí dejar todo acá, para la vuelta.