Era abril, estaba comenzando el segundo periodo en la escuela y yo, bueno, pues yo era una chica invisible, más que los honores que me hacían los profesores o directores nadie más me veía, mi única distracción eran las redes sociales -y vaya que me la pasaba en eso - tenía más vida social por allí que en la escuela.
No era fea, o al menos eso decían mis padres -¿pero qué padre se iba a sincerar con su hija diciéndole lo horrible que era?- Era alta, morena, ojos verdes, buenas curvas que obviamente se ocultaban bajo el estúpido uniforme que me veía forzada a usar.
En la escuela no habían chicos buenos, para mi gusto. Estaban las típicas zorras que se llevaban lo mejor que veían y lo devolvían siendo carroña. Se acercaba mi cumpleaños numero dieciséis y yo aún no había tenido novio -ni amigos, decía mi subconsciente - Y esta vez era verdad, la únicas amigas que tuve eran las zorras que ahora odiaba.
Unos meses atrás había comenzado a hablar con un chico de mi escuela por facebook, era lindo, pero lo veía más como el amigo gay que sabe toda tu vida, se llamaba Tomás. Nunca había sido capaz de hablarle en la escuela por mas que me mirara en cambios de clase o descansos, me moría de vergüenza ya que él sabía muchas cosas de mi vida privada.
Es domingo en la noche, los deberes no me han dejado descansar, ni los mensajes de Tomás, éste chico se estaba volviendo especial en mi vida. Quedamos en hablar al día siguiente, tenia miedo, no había oído su voz, estaba segura de que sería muy varonil, como el las notas de WhatsApp.
-Hola, Ani! - oí por el pasillo pasos, estaba tan centrada leyendo que no me voltee a ver quién era, así que salude con un movimiento de cabeza-. Eh, ahora no quieres hablar conmigo.
Volteé enojada porque mi libro estaba en verdad interesante.
-¿Qué quier... Ah, Tomás, l-lo siento, estaba le-leyendo - ¿pero qué cojones me pasaba con él? si se suponía era tan fácil hablarle -.
- Me di cuenta, bonita. Si te molesto mejor hablamos luego ¿si?
- ¿Qué te parece en el descanso?, necesito ir a matemáticas.
- Claro Ani, en descanso, al lado de la cafetería, no me dejes plantado. - se inclina me da un beso en la mejilla y se va.
Faltaban dos horas para el descanso y aún sentía que me temblaban las piernas por el beso que me dio Tomás, al final puse atención a mi clase de matemáticas, y vaya si era difícil, el profesor me hacía dormir con solo su presencia. Al fin sonó el timbre que deseaba oír desde que entré, tomé mis cosas y me dirigí a la cafetería, me acerqué a una mesa sola, saqué mi libro y una manzana verde - Mi favorita - y comencé a leer.
- Así que te gusta Stephen King, Ani. Eres como una caja de sorpresas.
- T-Tomás, ¿cómo estas?
- Bien, pero veo que tú no, no pensé que te pondría tan nerviosa - mierda, lo notó-
- No seas idiota, Tom.
Hablamos por un rato y quedamos en ir a cine esa tarde, se estaba estrenando Carrie, y al saber que me gustaba Stephen King me invitó a verla, me sorprendió, nunca había ido a cine con alguien que no tuviera un vinculo sanguíneo conmigo. Me arreglé lo mas que pude sin parecer una zorra y esperé a que sonara el timbre. Cuando por fin sonó, no quería salir, nadie en la escuela me había visto de particular, él sería el primero y eso hacía que cogiera color en mis mejillas, bajé lo mas rápido que pude y al abrir la puerta me encontré con un Tomás muy lindo, demasiado, diría yo, llevaba unos vaqueros negros, unos botines color café, una playera gris, y el cabello desarreglado, muy sexy, tanto que sin darme cuenta ya me estaba mordiendo el labio inferior.
- ¿Ana Rose Valentine? -Preguntó él-.
- Hola Tom -le sonreí tímidamente-
- Si no fuéramos amigos, en éste momento te estaría besando -dijo entre risas-
Sentí como todo mi cuerpo se tensó cuando dijo eso, nunca había besado a alguien, y la idea de dar mi primer beso con él se me hacía tan seductora, pero no, no podía, era el único amigo que tenia y no iba a dejar que por un estúpido deseo mío todo se fuera el carajo. Aunque... coquetear no esta mal, es decir, él lo hace conmigo, noté como me miraba mientras yo sopesaba todo lo que me había dicho y fruncía el ceño, así que tenia que decirle algo, ¡vamos, piensa rápido sabelotodo!
- Pienso lo mismo -conseguí decirle totalmente ruborizada-
- ¿Ah sí? - se acercó tanto a mi que sentía su aliento, o dios, era menta, su aliento me quemaba la piel, era tan irresistible, yo sólo pude cerrar los ojos, y vaya si quedé como una estúpida, ya no sentía el aliento, así que abrí lo ojos y lo ví, ya a una distancia prudente con una sonrisa muy dulce -. Me temo que eso puede esperar, Ani, no queremos llegar tarde a la película.
Decidimos ir caminando al centro comercial, ya que quedaba a unas pocas calles de mi casa, hablamos de nuestros gustos musicales y el me empezó a hablar de sus desilusiones amorosas, al salir del cine retomamos el tema, yo estaba tan entretenida escuchando su voz que me sentía como en una burbuja.
- ¿Y bien? -Me preguntó él-
¿y bien, qué? ¿qué me había dicho? Joder, soy una estúpida, ahora no sé ni que responder, se dará cuenta que no le he puesto atención.
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Enamorada de mi amigo
Teen FictionAna es una joven de dieciséis años, que nunca ha entablado una amistad con un hombre, ni ha tenido ningún tipo de relación amorosa, al encontrar un amigo como Tomás encuentra muchos sentimientos nuevos.