•2• Revolución Bohemia

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Sábado 27 de Septiembre.

Aeropuerto Internacional de Columbus.

Josh:

—Josh, ayudame con las maletas —dijo mamá con voz suave, mientras papá hacía los tramites para retirarlas. Iba a tomarla, pero como un rayo, Abigail se lanzó sobre la maleta, deslizandose sobre el encerado piso de cerámica.

—Soy el Rayo McQueen! —exclamó ella mientras abría sus brazos.

—Abby! Vas a romperte la cabeza, ven aquí —dije saliendo detrás de ella. La tomé en brazos, tomando la maleta al mismo tiempo.

—Josh, estoy muy grande para que me tomes, ya dejame bajar —protestó. Yo sonreí con malicia, y con un movimiento rápido, la dejé sobre mi espalda, boca abajo, como si cargara un saco de papas— Te odio —bufó ella, en son de broma.

—Que hacen? Vamos, ayuden... Hagan algo productivo, dios mío! —dijo Ashley mirandome con falso enojo, escondiendo una sonrisa entre dientes. Jordan la seguía cargando una mochila, caminando recto y serio. Nos miró con los misma mirada de superioridad de Ash.

—Lo que dijo la hermana mayor, Josh —me dijo con la misma ironía que mi hermana, menor que yo por un par de años. Yo solo rodé los ojos, dejé a Abby en el suelo, y fuí a ayudar a mis padres con el equipaje restante.

—Que hacemos con esta? —preguntó mi hermanita apuntando con el dedo la maleta en la que se había deslizado.

—Llevala tu, pero no más rayos McQueenes, te podrías caer —dije preocupado, para luego dedicarle una sonrisa.

Me acerqué a mis padres, para recibir más bolsos. Comencé a sentirme raro, esa extraña sensación cuando te sientes observado. Levanté la vista, y mamá no despegaba sus ojos de los míos, con una adorable sonrisa.

—Que buen hermano Josh... —dijo ella asintiendo, mientras me acariciaba la espalda.

—Si, muy bueno —agregó papá mirandome de reojo. Cerré mis ojos y negué con una sonrisa avergonzada. Aún no me adaptaba a los cambios que mis padres estaban teniendo conmigo, al parecer comenzaban a tratarme bien.

Todo el camino para llegar al estacionamiento fueron risas y bromas con mis hermanos, mientras que nuestros padres nos observaban con orgullo. Metimos con algo de dificultad las maletas al auto, y casi sin darnos cuenta, ya estabamos camino a casa, después de esta gran aventura que vivimos en LA. Yo lucía una sonrisa tonta de oreja a oreja, ya que sabía que mi vida no volvería a ser la misma. Abandoné mi antigua realidad cuando me fuí, y he vuelto confiado y más seguro que nunca.

—Josh, estás bien? Llevas sonriendo desde que nos subimos al auto —preguntó Ashley, riendo al ver mi expresión distraída y feliz.

—Estoy emocionado de poder volver a casa, es eso —le dije— Fueron unas lindas vacaciones.

—Si... Yo amé la playa, me inspira muchísimo.

—Inspirarte a que? —pregunté curioso. Ella agachó la cabeza y escondió su sonrisa. Miró hacia delante tomando aire.

—Cuanto falta? —preguntó ignorándome. Papá la miró por el retrovisor.

—5 minutos —respondió volviendo a fijar su vista a la autopista.

Ashley asintió con la cabeza para luego volver a ignorarme. La miré por un rato, esperando a que me dirigiera la palabra, pero fue inútil, así que solo me quedó asumir que no iba a decir nada.

Al llegar a casa, todos nos bajamos del vehículo y ayudamos a bajar las maletas. Subí al segundo piso junto con papá, ambos llevando el equipaje a las habitaciones correspondientes. Al llegar a mi cuarto, dejé la maleta a un lado de la puerta y me lancé sobre mi cama, tomando una bocanada de aire y exhalando con una satisfecha sonrisa en mi cara.

Trapdoor | A Twenty Øne Piløts Story (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora