Trapdoor | A Twenty Øne Piløts Story (Cancelada)

•3• Pensando

Sábado 4 de octubre.

Narrador:

Es increíble como dos personas son capaces de encajar perfectamente, casi como por acto milagroso, divino. En tan poco tiempo, en tan acotado tiempo, ser capaces de encontrar el amor, y compartirlo como un dulce y suave pastel. Era eso, era amor lo que el castaño y la de lábios carmín compartían a diario, y si, esos lábios se habían convertido en el paradero favorito del chico, al menos después de recuperarse de esa fuerte gripe que había sufrido hace unas semanas.  El protocolo era similar siempre, con Tyler recostado boca arriba sobre no tan pequeña cama de plaza y media, y Kelsey incada sobre él, cuidando de no presionar mucho sus costillas, besando con pasión su boca, acariciando las mejillas y cabellera del castaño, y a veces bajando sus caricias hasta su pecho. El joven no lo hacía muy distinto, ya que la pasión era la misma. Recorría con libertad y confianza la fina cintura de la chica, pasando su mano buena por debajo de su polera, y soñando con luego, cuando el momento corresponda, ir, quizás, un poco más allá. Faltaba poco para que le sacaran el yeso, y cada segundo que pasaba estaba un segundo más cerca de poder explorar el cuerpo de su Kelsey con sus dos manos.

Los dos amantes se separaron luego, cuando el reloj del cuarto marcaba las  9:25 am. Laura llegaba a las 9:30 de comprar pan para del desayuno. Kelsey se levantó primero, ordenandose un poco su corto cabello, y dejando a Tyler con gusto a poco acostado en su cama. Tomó sus gafas y salió de la habitación en dirección al living. Un tirón en su polera, mientras cruzaba el pasillo, no la dejó seguir avanzando. Se dio media vuelta, y Tyler la besó a penas pudo ver su cara. Ella lo empujó hacia una de las murallas del pasillo, para seguirle el beso, pero no por mucho, ya que el tiempo corría.

—Debo irme amor —dijo ella con la respiración agitada. Tyler alzó una ceja, serio.

—No te despedirás? —preguntó él.

La castaña obscura volvió a besar a nuestro protagonista, un beso corto, pero movido y apasionado fue necesario para saciar (de momento) la sed de ambos. Se despidieron, y cuando la castaña bajó al primer piso, saliendo a la calle, Tyler se le quedó mirando desde la ventana, preguntandose donde viviría aquella estrella que tanto deseaba. Ella no le había dicho nada sobre eso, ya que siempre hablaba de un "pronto". Pronto te diré dónde vivo, pronto te daré mi número de teléfono... Pronto, cuando seamos novios. Pronto seremos novios. A Tyler le disgustaba la idea de tener que seguir esperando ese pronto incierto.

El timbre sonó, y por alguna razón pareció más desagradable de lo normal a los oídos del castaño. Se dirigió a la puerta y recibió con una sonrisa forzada, sin mostrar los dientes, a la dueña de casa, quién ya volvía de comprar el pan. No intercambiaron muchas palabras, solo lo típico, preguntar por el clima y por la cantidad de gente en la calle, casi forzándolo para no causar incomodidad. Ambos se sentaron a la mesa ya preparada por Tyler, Laura con una taza de té de manzana-canela,  y el castaño con una taza más pequeña con café con leche. Los dos jovenes comían el pan ya tibio y sus bebestibles en silencio, hablando muy de vez en cuando. La mayoría de las veces en las que la bisada de ojos esmeralda habría la boca, Tyler ni se molestaba en prestarle atención, solo lo mínimo, manteniendo la cabeza baja, sus ojos en su leche, y repitiendo "hmn" como única respuesta. Se estaba aburriendo enormemente, llevaba ya varias semanas sin ni siquiera ir al hospital para sus controles, los días se estaban volviendo repetitivos, rutinarios, y Kelsey era quién lo sacaba de la monotonía. Entre todas las silabas sin sabor que salían de entre los labios de la bisada, hubo una pequeña y concisa cosa que la chica dijo que fue suficiente para llamar la atención de Tyler, haciendo que este levantase su cabeza, y posase sus ojos cafés sobre los de su amiga.

—Hoy tienes hora al médico, a las 13:30.

***

Jueves 2 de octubre (dos días antes).