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Hoy no hablare de ella, tal vez después lo haga. Hoy hablaré de alguien más. Alguien que me hizo añicos y no le importó. Recuerdo una vez que esta persona se preocupó por mi y eso no solía pasarme muy seguido. Me cuido y me ayudo a sentirme mejor, me sentí bien. Y quería hacerle saber eso, quería agradecerle y le hice un regalo, el cual rechazo y lo tiró a la basura. Ahí fue cuando comenzó su indiferencia. Esa persona creyó que me gustaba y destruyó todo lo que había construido. Me hizo llorar por noches. No comí durante días. Tuve pesadillas las pocas veces que dormía. Decidí alejarme un tiempo, alejarme de la persona que me estaba dañando y luego de casi 4 meses, regresé. Quería contarle todo lo que me había pasado. Necesitaba un solo abrazo para poder romperme a llorar. Necesitaba sus palabras y su sonrisa. Apenas la vi, le sonreí y adivina que hizo, me dio la mano y no me miro. Saludo con un abrazo a la persona que estaba a mi lado y le sonrió... La sonrisa que creí que tendría para mi. Y no lo soporté más y lloré, pero ella nunca lo notó. Me escondí. Evito estar cerca de ella. Y esa es una de las tantas personas que por algo tan pequeño y tonto, me rompió un poquito más.

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